Pelea de gallos. Foto: Héctor López.
Es inadmisible que la alcaldía de Mocoa y la gobernación del Putumayo patrocinen este tipo de eventos violentos que claramente va en contra de la Ley.
Pelea de gallos. Foto: Héctor López.
Pelea de gallos. Foto: Héctor López.

Por: Juana Vitale – diciembre 6 de 2017

Es inadmisible que la alcaldía de Mocoa y la gobernación del Putumayo patrocinen, en el marco de la feria Expomocoa 2017, el Reto Gallístico Departamental, un evento que claramente va en contra de la Ley.

Según la “Ley de maltrato animal” o Ley 1774 de 2016, “los animales, como seres sintientes, no son cosas. Recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos”. Para colmo, la misma norma establece como competencia de los alcaldes e inspectores de policía conocer las contravenciones, apoyados armónicamente por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Corporaciones Autónomas Regionales y el sistema de Parques Nacionales.

Sin embargo, Corpoamazonía también patrocinó este evento. Sí, los responsables de la protección animal son los patrocinadores de las peleas de gallos, dando un amplio respaldo institucional, político y social a estos eventos de crueldad. Aquí cabe sugerir a los funcionarios a cargo de estas instituciones leer la ley, si es que no lo han hecho, y aplicarla, claro está.

Niños y niñas observaron la tortura de estos seres sintientes, a expensas del goce que esta práctica produce en los adultos que vociferaban excitados, haciéndole fuerza al gallo verde o al colorado. Me pregunto: ¿qué pensarán? ¿qué sentirán?

En realidad, es lamentable ver como la sangre de los gallos exacerba el ánimo en el público por las apuestas, en medio de estados alterados de conciencia por el consumo de alcohol, el goce por ganar o perder y la proyección de la virilidad de aquellos hombres que, con ilusiones y esperanzas, buscan fortuna en esos gallos que se juegan la vida. Les aseguro que hay otras formas de ser hombre y conectarse con el más profundo ser masculino: la protección y el cuidado de la vida.

Hay quienes dicen que los gallos nacieron para eso, pero sin las espuelas que les ponen antes de las peleas ellos no podrían hacerse tanto daño entre sí, llegando a ocasionarse la muerte. Sin esas espuelas no podrían quitarnos a los humanos el privilegio de matarnos entre nosotros.

Si bien es cierto que en la Colombia rural existen estas costumbres arraigadas a la tradición y a determinadas economías legales e ilegales, esto no quiere decir que la cultura sea inamovible en el tiempo y no se pueda transformar. En este territorio hay muchas personas y tradiciones sensibles al mundo de la vida que rechazan este tipo de violencia contra los animales. Por otro lado, no se justifica que los recursos públicos, que deben ser destinados hacia el bien común, financien actos de crueldad contra otros seres sintientes.

Ya es hora de parar. Es un mensaje equivocado y contradictorio decir que estamos construyendo un país en paz y reconciliado, que estamos en “tiempos de renovación”, como afirma el lema de la alcaldía de Mocoa, cuando se promueve este tipo de violencia y las autoridades públicas y ciertos personajes políticos, como representantes a la cámara, diputados y concejales, avalan este tipo de violencia en actos culturales de encuentro ciudadano, en presencia de niñas y niños.

La reconciliación también es con la naturaleza, como nos recuerdan con sabiduría los 102 pueblos indígenas de Colombia, líderes espirituales de todas las tradiciones de fe y los nuevos movimientos sociales ambientalistas y animalistas.

Es hora de parar. Basta ya de tortura. Ellos son seres sintientes.

PD: En la entrada de la gallera, un hombre mayor nos comentó sobre la pasión del exalcalde por los gallos y los cuantiosos montos de sus apuestas.

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