No más olé...
La tauromaquia está en decadencia: luego de años de trabajo del animalismo, por fin se abre una posibilidad para que la Ley elimine esta práctica.

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Por: Carlos A. Crespo C.

La tauromaquia está en decadencia: luego de años de trabajo del animalismo, por fin se abre una posibilidad para que la ley elimine esta práctica.

El pasado 4 de mayo se radicó en la Cámara de Representantes el Proyecto de Ley 271 de 2017 “Por medio del cual se eliminan las prácticas taurinas en el territorio nacional y se dictan otras disposiciones”. Este proyecto fue construido y radicado por el exministro del Interior Juan Fernando Cristo, con la asesoría y acompañamiento de Colombia sin Toreo, coalición de organizaciones animalistas y sociales cuyo propósito es llegar a la abolición de la tauromaquia por medio de la vía legislativa.

Son muchos los proyectos de ley que se han presentado en el Congreso de la República de Colombia para regular o abolir la tauromaquia. Todos ellos han sido archivados o rechazados, mostrando que el Legislativo es reacio al tema. Lo anterior se refleja también en las leyes de protección animal colombianas, Ley 84 de 1989 y Ley 1774 de 2016, que han exceptuado las corridas de toros, el rejoneo, el coleo, las novilladas, las corralejas, las becerradas, las tientas y las riñas de gallos de su ámbito, sabiendo que si estas se hubieran incluido estas normas no hubieran sido aprobadas.

A pesar de este complejo escenario, en 2015 el Consejo de Estado dejó como único escenario posible para abordar el tema de regulación o abolición de la tauromaquia al Congreso de la República y, por su parte, la Corte Constitucional, en su Sentencia C-041 de 2017, declaró inconstitucionales las excepciones de las leyes de protección animal y ordenó al Legislativo  resolver el destino de estas problemáticas actividades en un plazo máximo de dos años.

Pero, volviendo al proyecto de ley de abolición de la tauromaquia, este tiene el valor agregado de ser presentado, por primera vez, por el Gobierno Nacional de Colombia, lo cual implica que cuenta con una más alta probabilidad de ser apoyado por los partidos políticos que hacen parte de la coalición de Unidad Nacional afín al Ejecutivo y por partidos o congresistas de oposición con interés en el tema.

Lo anterior supone un reto para todos los territorios del país, pues es el electorado el que tiene que presionar a sus líderes políticos en cada región para que se cumplan los trámites necesarios que hagan del proyecto una ley de la República. Esto se vio evidenciado en la presión regional que las organizaciones adscritas a Colombia sin Toreo ejercieron y que ayudó bastante para el éxito en la votación realizada pasado el 30 de mayo, donde fue aprobado el proyecto en un primer debate en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, con votación de 11 a 0, con ponencias positivas de los representantes Rafael Palau, Guillermina Bravo, Mauricio Salazar y Óscar Hurtado.

Esta misma presión ciudadana debe incentivarse ahora que el proyecto de ley pasará a segundo debate en plenaria de la Cámara. Previamente se tendrá una audiencia pública sobre el tema, que puede ser ampliada luego de que la Comisión Séptima aprobara también una proposición que amplía el rango de protección del proyecto de ley al resto de las excepciones de las leyes de protección animal, incluyendo peleas de gallos, coleo y corralejas.

Es necesario enfatizar que la presentación del proyecto de ley responde a un proceso derivado de una exigencia de la ciudadanía que considera que la tauromaquia es una actividad caduca y anacrónica, que no corresponde a las nuevas formas de relación entre los humanos y los animales, constituyéndose el llamado a su abolición en un consenso social acorde a la posición que ha venido impulsando la gran mayoría del movimiento animalista mundial.

Sin embargo, un pequeño sector busca regular la actividad taurina, defendiendo una posición que no corresponde ni con el clamor social ni con el espíritu de la sentencia de la Corte Constitucional. De esta manera, existen en el momento dos proyectos de ley que promueven lo que erróneamente se conoce como ‘corridas incruentas’:

  • Proyecto de Ley 164 de 2016 “Por la cual se dictan medidas de protección especial contra el sufrimiento y dolor animal durante el transcurso de los espectáculos taurinos y de actividades relacionadas con los mismos”, radicado en el Senado y cuyo autor es Carlos Fernando Galán Pachón del Partido Liberal, el cual está en lista de discusión en la Comisión Primera del Senado y tiene como ponente al senador Manuel Enríquez Rosero.
  • Proyecto de Ley No 224 de 2016 “Por medio del cual se prohíbe la utilización de elementos que laceren, mutilen, hieran o den muerte en espectáculos públicos a animales y se dictan otras disposiciones”, radicado en la Cámara de Representantes y cuyo autor es Nicolás Albeiro Echeverry Alvarán del Partido Conservador.

Es necesario invitar a los congresistas autores de estos proyectos de ley, así como a sus ponentes, a archivar estas propuestas y unir esfuerzos alrededor del proyecto de ley que promueve Colombia sin Toreo.

Por otro lado, y ante la situación de rechazo social y legislativo a la tauromaquia, el gremio taurino ha comenzado a hacer lobby para presentar dos proyectos de ley completamente incompatibles con la decisión de la Corte Constitucional y que es necesario rechazar con toda contundencia:

  • Proyecto de Ley 237 de 2017 “Por medio de la cual se expide el reglamento nacional taurino”, presentado por la representante a la cámara Margarita María Restrepo Arango y la senadora Paola Andrea Holguín Moreno del Centro Democrático. Esta propuesta, que reformaba la Ley 916 de 2004 o “Reglamento nacional taurino”, fue retirada por una de sus autoras en sesión de la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes el pasado 6 de junio, dejando claro que buscaba mejorarlo para presentarlo en el próximo periodo legislativo.
  • Proyecto de Ley 228 de 2017 “Por medio de la cual se reglamentan las fiestas en Corralejas y se dictan otras disposiciones”, radicado en la Comisión Quinta del Senado y cuya autora es la senadora María del Rosario Guerra de la Espriella del Centro Democrático.

Finalmente, está en trámite para discusión en plenaria del Senado el proyecto de ley que busca impedir la entrada de niños y niñas a las corridas, haciendo efectiva la recomendación realizada por el Comité de los derechos de los niños y niñas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Colombia en 2015 para apartar a la infancia de la violencia de la tauromaquia. Lastimosamente, en su aprobación en la Comisión Primera, la edad propuesta de 18 años fue reducida a 14 años, aunque se espera que en la plenaria se logre retomar la edad inicial de la propuesta:

  • Proyecto de Ley 104 de 2016 “Por medio de la cual se modifica la Ley 1098 de 2004, Código de Infancia y Adolescencia, y la Ley 916 de 2004, Reglamento Nacional Taurino, y se dictan otras disposiciones”, radicado en la Comisión Primera del Senado donde fue aprobado con ponencia del senador Juan Manuel Galán. Su autor es el senador Guillermo García Realpe del Partido Liberal.

Ya no en el escenario del Congreso de la República sino en la ciudad de Bogotá, la Sentencia T-121 de 2017 de la Corte Constitucional de Colombia ordena a la alcaldía adelantar los trámites pertinentes para llevar a cabo la consulta popular antitaurina que había sido negada hace dos años por el Consejo de Estado. Esta nueva Sentencia relegitima el derecho ciudadano a pronunciarse y decidir, así como desvirtúa el pretendido carácter de minoría de las personas que gustan de las corridas de toros. La sentencia dio un plazo de tres meses a la Alcaldía Mayor de Bogotá para realizar la consulta, por lo cual esta expidió el Decreto 247 del 18 de mayo del 2017, donde llama a definir en las urnas el futuro de esta práctica el próximo 13 de agosto.

La consulta popular antitaurina es resultado de un proceso ciudadano iniciado y gestionado por la coalición de organizaciones animalistas, sociales y ambientales Bogotá sin Toreo, que fue conformada precisamente para proponer a la alcaldía impulsar esta votación. Dicha iniciativa fue planteada a la pasada administración de la capital colombiana en septiembre de 2014 y ratificada en marzo de 2015, luego de lo cual siguió los pasos legales respectivos en el Concejo de Bogotá, donde se le dio concepto favorable por 29 votos a favor y 6 en contra. Luego, llegó al Tribunal Administrativo de Cundinamarca, donde tuvo respuesta favorable sobre la constitucionalidad de la pregunta “¿Está usted de acuerdo, sí o no, con que se realicen corridas de toros y novilladas en Bogotá Distrito Capital?”.

No obstante, Bogotá sin Toreo solicitó el pasado 16 de mayo, en carta a la Alcaldía Mayor de Bogotá, que buscara, junto a la Registraduría General de la Nación, la Registraduría Distrital y el Ministerio de Hacienda, la forma para que la consulta se realizara en las elecciones de marzo 2018, en las que se elegirá al Congreso y se realizará la primera vuelta presidencial, y así evitar un impacto fiscal innecesario.

En mi opinión, hay que invitar a la ciudadanía, a nuestros familiares y compañeros de trabajo, estudio y territorio, a estar pendiente de la confirmación definitiva de la fecha de la consulta y a decirle no a las corridas de toros en Bogotá; a demostrar que no hay arraigo mayoritario para esta actividad en la ciudad y así consolidar el camino a una Colombia sin toreo.

Aunque este sea el escenario actual de la lucha contra la tauromaquia en el ámbito legal, es necesario tener presente que estos debates se dan entre humanos, entre quienes, en una sociedad especista, han actuado como los victimarios de los animales y que en cualquier deliberación que confronte intereses humanos y animales serán normalmente los que prevalezcan.

Si tenemos en cuenta los derechos de los animales y su carácter como seres sintientes, aspecto obvio y reconocido en Colombia por la Ley 1774 de 2016, debería tener primacía en las discusiones y disertaciones los intereses de los animales en tanto victimas del especismo, que necesitan ser reconocidas como tal, más aun en tiempos de construcción de escenarios de paz en el país.

Por esto es que abordamos la tauromaquia, tortura legalizada y pública de un animal, como un ejemplo de especismo que es necesario superar, mientras construimos una sociedad que respete plenamente a todos los animales, considerándolos moral y legalmente sin discriminación con base en la especie.

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* Activista antiespecista, psicólogo, candidato a magíster en Bioética, integrante de Resistencia Natural (REN), Colombia sin Toreo y la Red Internacional Antitauromaquia.

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