Por: Stephania Pinzón – 24 de septiembre de 2010
Para hablar del pequeño Pachito busqué en internet su vida y obra, pero me sorprendió que un personaje tan importante para la política de este país, para el periodismo, para los movimientos sociales, no tenga buenas biografías que hablen de su niñez, juventud, y adultez.
Me rehúso a creer que Pachito no fue el más popular entre sus primos, que su abuelito no le diera consejos, igual que a Juanma, que en su niñez él no era el dueño de los juegos. Creo, por el contrario, que Pachito siempre se hizo sentir. Estoy segura de que Pachito en su adolescencia fue todo un conquistador: con esa voz seductora… se me eriza la piel.
Este hombre, nacido el 14 de agosto de 1961, siempre ha buscado la forma de darse a conocer. Estudió, estudió y estudió hasta graduarse de Bachelor en comunicaciones, lo que viene siendo en español castizo una especie de ‘soltero comunicativo’. El título conseguido por nuestro querido y amado ex vicepresidente y ahora de nuevo periodista es fundamental, pues sin este él no… Bueno, la verdad no creo que tenga ninguna utilidad, por ahí un cartoncito para decorar la oficina o la sala de su mamá.
Además, se graduó en Estudios Latinoamericanos, lo que le sirvió, como dice mi abuela, para tres cosas: para nada, para nada y para nada.
Después de recordar cómo se hablaba el español, incursionó en el periodismo desde la base y, gracias a su profesionalismo, ascendió rápidamente de la sala de redacción a la directiva del periódico El Tiempo. ¡Lectores, no se confundan! No tuvo nada que ver que Pachito fuera de la familia Santos.
Pachito se hizo famoso cuando el grupo de Pablo Escobar lo secuestró en los 90 para evitar la extradición. Pobre pacho, al ver que no les era muy útil, porque nadie lo quiere, lo liberaron. En ese preciso momento fundó País Libre, liderando la lucha contra el secuestro en el país.
Después de buscar protagonismo, un hombre de mano dura y corazón grande vio en Pachito algo que nadie había visto, y que seguimos sin ver. Y, como dijo él, “duélale a quien le duela”, quedó encargado de temas que sólo una persona experimentada como Pachito podría trabajar: los derechos humanos, el secuestro, la lucha contra la corrupción, la juventud y la lucha contra las minas antipersonales.
Su virreinato se acabó, pero Pachito encontró empleo bastante rápido, gracias a que una de las características de la familia colombiana es su unión, y más aún en el caso de los Santos. Ellos no podían dejar a Pachito ‘a la de Dios’, por eso decidieron que él seguiría ejerciendo su profesión de periodista, pero como en El Tiempo no había vacantes le pasaron su hoja de vida a RCN para ver en qué podía trabajar. Gracias a su profesionalismo, a ser un hombre reconocido y a que Juan Gossaín no les dijo con mucho tiempo que se iba, nuestro querido vice fue nombrado director de noticias de RCN radio.
Dicen que le pagan ahora a Pachito como 150 millones de pesos. Si es así, pues una maravilla: quienes lo critican sufren de envidia. Eso sí, Pacho debe estar muy contento, pues le pagan por uribizar y Juanmanuelizar la opinión pública, y hablar bien de sus héroes.
Como periodista me siento muy orgullosa. Bienvenido, Pacho. !Que viva el periodismo independiente!
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