Junio 10 de 2007
El pasado domingo 3 de Junio se conmemoró, a través de una multitudinaria peregrinación, el 15° aniversario de la masacre en Caño Sibao (Granada, Meta) de 5 personas. Precisamente, en ese lugar fueron asesinados: María Mercedes Méndez de García, alcaldesa –saliente, por esa época– de El Castillo (Meta) y símbolo del liderazgo político de la Unión Patriótica (UP) en la zona; William Ocampo, su sucesor en la alcaldía; Rosa Peña Rodríguez, tesorera municipal; Ernesto Sarralde, funcionario de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica, y Armando Sandoval, el conductor de la alcaldía.
El magno homenaje, al cual asistieron más de 450 personas, partió desde Bogotá y Villavicencio hasta Caño Sibao, lugar en el que ocurrieron las ejecuciones extrajudiciales. Allí se celebró una ceremonia religiosa, oficiada por el obispo José Figueroa y asistida por varias personalidades religiosas, principalmente del departamento del Meta. Posteriormente, se erigió una placa conmemorativa y se plasmaron, en un mural, las huellas de varias personalidades y organizaciones asistentes al evento, reivindicando la memoria histórica colectiva de este crimen de Estado y exigiendo el cese de la impunidad.
En horas de la tarde, ya en El Castillo, se realizó la peregrinación, encabezada por comparsas del movimiento de Hijos e hijas por la memoria y contra la impunidad, hasta la plaza principal, escenario público en donde se presentó un mensaje de las hermanas de María Mercedes Méndez y, posteriormente, una intervención del sacerdote Javier Giraldo. Igualmente, se presentó el tema musical Ariari capricho y son, compuesto por María Mercedes Méndez; se erigió otra placa conmemorativa en la plaza principal y se finalizó con una intervención musical de Hijos e Hijas.
Esta cadena de actos simbólicos representa la reconstrucción de la memoria histórica colectiva y, más aún, la articulación de esfuerzos colectivos en torno a un objetivo común: la conformación de una fuerte voz que clame por justicia y condene la impunidad que, durante muchos años, ha aquejado a El Castillo y al departamento del Meta.
Meta: una historia golpeada por violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos
La prolongada y conflictiva historia del Meta se caracteriza por contar con varias etapas de violencia: la guerra civil de finales de los 40, la política estatal de ‘contrainsurgencia y contrabandolerismo’ de los 50, la represión institucional durante el Frente Nacional y la sistematización y concentración de la violencia contra la oposición, iniciada a partir del surgimiento de la UP en 1984 y que aún hoy perdura, caracterizada por asesinatos esquemáticos y extinción de organizaciones políticas enteras.
Diversos factores conformaron un escenario conflictivo en el departamento del Meta, donde la UP tomó una gran fuerza y respaldo entre 1985 y 1986 e, incluso, llegó a ser mayoría en la Asamblea Departamental. Sin embargo, la confluencia de actores e intereses estatales y paramilitares se manifiesta en la concentración de las masacres y el exterminio sistemático de la UP.
Es el caso del Comité Cívico de Derechos Humanos del Meta, fundado por María Mercedes Méndez y Josué Giraldo, entre otros, el cual nació, se consolidó y luego se extinguió bajo la sombra de las esquemáticas violaciones de Derechos Humanos. Los conocidos planes de exterminio contra la UP y, por ende, del Comité Cívico, además de golpear al Meta en general, han golpeado fuertemente al municipio de El Castillo y la zona rural de Caño Sibao, lugar en el cual los exterminios físicos de dirigentes políticos ha tenido cabida, como lo aquí recordado de junio 3 de 1992, lo cual no es la única masacre, ni es aislada de toda la política estatal. Incluso recientemente, el año 2003 –vigencia del Plan Colombia–, ha marcado nuevamente el terror en la población, tras la búsqueda intensiva de sobrevivientes de la UP por parte de grupos paramilitares y fuerzas regulares del Estado.
María Mercedes: mujer religiosa, madre y líder política
Un fuerte periodo de cuatro meses de violencia en El Castillo fue terminado durante el periodo de la alcaldía de María Mercedes, con la firma de un proceso de reconciliación entre los actores del conflicto, impulsado por ella misma. En el centro del parque principal se encuentra Anhelos infinitos de paz, monumento inaugurado en aquella ocasión por la alcaldesa y que este domingo fue recordado como un símbolo de trabajo por la comunidad, por la vida y de un proceso de construcción de la paz.
Sin embargo, este periodo de paz sólo duro 18 meses, pues, el 3 de Junio de 1992, un grupo de hombres armados, del cual algunos vestían uniformes del ejército, interceptó el vehículo en el que se transportaban, con dirección a Villavicencio, María Mercedes Méndez de García, William Ocampo, Rosa Peña Rodríguez, Ernesto Sarralde y Armando Sandoval y atacaron a sus ocupantes con granadas de mano, crimen que cegó sus vidas y aún hoy continua en absoluta impunidad.
María Mercedes hizo parte de la dirección regional del Partido Comunista Colombiano (PCC), de la dirección departamental de la UP, de la Unión de Mujeres Demócratas (UMD) y de la congregación de las Hermanas Dominicas de la Presentación, donde vistió los hábitos durante 3 años de su juventud. “Su lucha fue por la consecución de la paz y ésa era la misma que, interiormente, ella sentía”, mencionaron en un comunicado Linda Carol, Hada Luz, Jenny Paola y Tania Marinella, hijas de María Mercedes y José Rodrigo García.
En esta conmemoración, sus más próximos amigos le recuerdan como “una mujer extraordinaria (…) una mujer de múltiples facetas: mujer, religiosa, líder política, alcaldesa, mujer testigo, mujer profeta, tú que supiste vivir para dar vida digna, hoy resucitas en tu familia, hoy resucitas en tu pueblo y no sigues interpelando en la defensa de la vida”, asegura Luz Elena, su amiga incondicional que asumió el reto de criar a sus 4 hijas después de su asesinato.
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