Por: Manuel Navarrete* – octubre 14 de 2009
El recientemente inaugurado Oleoducto del Llano tiene un gran significado para la economía colombiana. Desde hace varios años, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) ha venido promoviendo la exploración y explotación en el oriente colombiano, lugar que se proyecta con un extraordinario potencial para la extracción de petróleo.
De todos los prospectos que se exploran en el oriente colombiano, Campo Rubiales es el más antiguo: empezó su explotación hacia 1995 con 400 barriles diarios, en 2003 producía 700 barriles, hoy la producción alcanza los 85.000 barriles diarios de crudo y, según las proyecciones, para 2010 alcanzará los 170.000 barriles, lo que lo convertirá en el yacimiento de mayor producción en el país.
La empresa detrás de esta noticia es Pacific Rubiales Energy, una multinacional canadiense que, en menos de 4 años, se convirtió en la petrolera independiente más importante en Colombia. Además de ser la empresa operadora y dueña del 50% de la producción de Campo Rubiales, es también propietaria del 35% del Oleoducto del Llano, tiene participación en seis de los 25 bloques adjudicados el año pasado para exploración en la región oriental y en otros campos productores de gas y petróleo en la Región Andina y el Caribe.
El incremento de la producción en Campo Rubiales y la entrada en operación del Oleoducto del Llano marcan el inicio de una frenética campaña que, desde ya, emprenden el Estado colombiano y las empresas multinacionales para extraer los recursos energéticos en esta región.
En 2008, la ANH adjudicó 25 bloques en los Llanos Orientales a un selecto grupo de empresas transnacionales: Pacific Rubiales Energy, Shell E&P, Exxon Mobil, Billinton Petroleum, SK Energy, Talisman, Plus Petrol Resources, Korea National Oil & Gas, Talisman Oil & Gas, ONGC Videsh Ltd., Tecpecol SA y Ecopetrol.
La extensión de tierras adjudicadas para exploración y extracción fue de más de 15.5 millones de hectáreas, más de 270 veces la extensión de Campo Rubiales, lo que deja ver el inmenso potencial que representa esta región para la explotación de Hidrocarburos en Colombia.
Es evidente, entonces, que los ojos de las empresas petroleras transnacionales están puestos en los Llanos Orientales y que la búsqueda de petróleos pesados se enfocará en una región que posee las mismas formaciones geológicas que han dado origen a las riquezas petrolíferas de Venezuela. Además de los recientes hallazgos en Rubiales, durante el último año se han comprobado también importantes reservas en los pozos Castilla y Capella, así como en zonas aledañas a San Vicente del Caguán (Caquetá).
El nuevo Oleoducto del Llano extiende el Sistema Nacional de Transporte de Hidrocarburos hacia esta región, hasta ahora inexplorada, y muestra desde hoy la arteria que sacará el crudo de las entrañas de los llanos directo a la estación de bombeo de Monterrey, partida del Oleoducto Central de Colombia, y, de allí, a los puertos del Caribe, desde donde será embarcado para satisfacer las necesidades energéticas de los países desarrollados.
En la mayoría de estas adjudicaciones, el Estado colombiano sólo recibe lo correspondiente a las regalías y un porcentaje sobre la producción neta, que varía entre el 1% y el 3%. Sólo en algunos casos esta participación alcanza el 30%. Por la forma en la que se están haciendo las concesiones y el destino que tendrán los enormes recursos salidos de estas explotaciones de petróleo y gas natural, que se quedan en manos de las transnacionales, se evidencia que el gobierno colombiano, en vez de preocuparse por defender los recursos naturales y exigir mejores condiciones para la inversión, se esmera en que esas empresas se beneficien de las ventajas que les ofrece un país con gran flexibilidad laboral, bajos salarios, mínimas tasas de impuestos y bajas tasas de regalías. Como puede leerse en la página web de la ANH: “el nuevo modelo de contrato de regalías e impuestos de Colombia se encuentra entre los más atractivos del mundo, proporcionando flexibilidad y rentabilidad a los inversionistas extranjeros en el sector del gas y el petróleo”.
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