Por: Ernesto Che Mercado Jones – enero 26 de 2016

El pasado 24 de enero, aproximadamente 1.500 personas acudieron en Bogotá al llamado al ‘paro nacional’ que distintos sectores convocaron por las redes sociales. Diferentes organizaciones sociales y políticas acompañaron la jornada de protesta, denunciando el insignificante aumento del salario mínimo y las políticas de empobrecimiento de la mayoría de la población y de privatización de los bienes públicos impulsadas por el gobierno de Juan Manuel Santos.

La convocatoria a esta jornada de movilización se inició desde las últimas semanas de diciembre y cobró fuerza luego de que se supiera que el salario mínimo aumentaría por decreto apenas en un 6,79%, de la subasta de Isagén y de que se filtrara a la prensa la recomendación al Gobierno Nacional de un grupo de expertos para que se subiera el Impuesto al Valor Agregado al 19%.

Sin embargo, dicha convocatoria generó suspicacia entre las organizaciones políticas y sociales, puesto que nadie firmaba el llamado al ‘paro nacional’, que además se convocaba un domingo, y porque sectores afines a la extrema derecha mostraron interés en impulsar esta actividad para promover el rechazo a las negociaciones de paz. A pesar de esto, a medida que se acercaba la fecha definida, diferentes sectores empezaron a unirse a la jornada, unos como convocantes y simplemente como acompañantes de la iniciativa.

De otro lado, la convocatoria recibió numerosos cuestionamientos porque, aunque se llamaba a un paro nacional indefinido, el inicio del mismo sería un domingo, cuando no se alteraría de forma significativa la producción ni se generaría un impacto suficiente en la opinión pública. De hecho, el lunes 25 de enero el país siguió en pleno caminar laboral, sin que continuaran las protestas en ninguna ciudad.

Aún así, cabe resaltar que miles de personas, desde niños hasta adultos mayores, decidieron acudir al llamado y se hicieron presentes en algunas plazas del país, demostrando que hay amplios sectores de la población indignados por la situación que están viviendo, y que están dispuestos a movilizarse y a pedir a gritos cambios significativos en el rumbo de Colombia.

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