Por: Christian Peñuela – mayo 15 de 2016
El pasado 19 de abril se reunieron en Buenaventura (Valle del Cauca) diferentes organizaciones defensoras de derechos humanos y familiares de las víctimas para conmemorar los 11 años de la desaparición, tortura y posterior asesinato de 12 jóvenes por parte de paramilitares en el barrio Punta del Este.
Mediante distintos actos artísticos y culturales tradicionales del Pacífico, la comunidad de Punta del Este rodeó a las familias, convirtiendo la conmemoración en una muestra más de que los habitantes de Buenaventura se resisten al aislamiento, la fragmentación y el olvido.
El comité Prohibido Olvidar, compuesto por diferentes organizaciones defensoras de derechos humanos de Buenaventura, inició la conmemoración hacia las 9 am en la cancha de fútbol del barrio, donde, además de jugar un partido, realizaron celebraciones religiosas y, hacia las 6 pm, llevaron a cabo una marcha de antorchas hasta el centro de la ciudad. Con las luces y el fuego los manifestantes denunciaron la falta de garantías de justicia en la Ciudad Puerto y la inexistente reparación a las víctimas de esta masacre.
Adicionalmente, las madres de las víctimas y otras mujeres cantaron los tradicionales arrullos para recordar a sus muertos, tal como se despide en el Pacífico a los bebés cuando fallecen en una tradición que se resiste a desaparecer a pesar de que los señores de la guerra han querido prohibirla. Estos cantos no han parado de sonar desde hace 11 años y son uno de los símbolos de la resistencia de las comunidades afrodescendientes ante el genocidio cultural que se viene dando en Buenaventura de la mano de la expansión portuaria y que tiene como beneficiarias a las élites económicas y políticas del país.
Los 12 de Punta del Este y sus asesinos
Alberto Valencia, Concepción Rentería Valencia, Carlos Arbey Valencia, Hiber Valencia, Javier Borja, Jhon Jairo Rodallegas, Leonardo Salcedo García, Mario Valencia, Pedro Pablo Valencia Aramburo, Ruben Dario Valencia Aramburo, Pedro Luis Aramburo Cangá y Víctor Alfonso Angulo eran los nombres de los jóvenes asesinados por el Bloque Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), comandados por Ever Veloza alias ‘HH’.
La masacre ocurrió el martes 19 de abril de 2005, día en el que los jóvenes fueron engañados por los paramilitares que, aprovechándose de sus condiciones de pobreza, les ofrecieron $200.000 pesos a cambio de jugar un supuesto partido de fútbol en el municipio del Dagua. Desde su barrio, fueron conducidos a un lugar cercano al aeropuerto y conocido como San Antonio, el mismo que por muchos años fue usado como cementerio por los paramilitares en su disputa con las FARC-EP por el control de la ciudad.
A pesar de que el proceso judicial por este crimen avanzó hasta cierto punto, la extradición de alias ‘HH’, la detención de 4 delincuentes comunes a quienes se señaló como responsables para negar que se trató de un crimen de guerra cometido contra civiles y la libertad en la que permanecen los responsables de los asesinatos de estos jóvenes han mantenido la impunidad y dejando a las víctimas con apenas una parte de la verdad sobre los hechos, pero sin justicia, reparación ni garantías de no repetición. Sin embargo, al canto de los arrullos, las víctimas seguirán luchando porque un día las cosas sean distintas en Buenaventura.
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