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Por: Fernando Arellano Ortiz – 16 de mayo de 2010

En el concierto latinoamericano, la palabra del gobierno de Álvaro Uribe Vélez
“está muy desvalorizada”, por eso hay un alto grado de preocupación en los países de la región sobre los efectos que pueda tener el convenio suscrito con Estados Unidos para que tropas norteamericanas controlen siete bases militares en Colombia, más aún si se tiene como antecedente el bombardeo a Ecuador, violando la soberanía territorial, para destruir un campamento guerrillero en marzo de 2008.

La anterior aseveración es de la ex canciller ecuatoriana y actual parlamentaria andina, María Isabel Salvador Crespo*, a quien correspondió manejar, entre 2008 y 2009, la crisis fronteriza originada por ese episodio, que llevó al gobierno del presidente Rafael Correa a romper relaciones diplomáticas con Colombia.

Aún subsisten serias dudas sobre una posible participación de Estados Unidos en el operativo contra un campamento de las Farc asentado en la parte fronteriza del Ecuador, para lo cual se habría utilizado la base de Manta. Por eso, explica esta dirigente del Movimiento Alianza País, se observan con mucho recelo y desconfianza las operaciones que las tropas y mercenarios norteamericanos desarrollarán a partir de las siete bases militares colombianas que se pusieron a su libre disposición.

Por eso, Salvador Crespo considera de suma importancia recomendar tanto a la sociedad civil colombiana como a la de la región latinoamericana generar una especie de veeduría, que posibilite hacer un permanente ejercicio de supervisión del uso que el Comando Sur de los Estados Unidos hará de estas plataformas militares.

Sin rodeos, la ex ministra de Relaciones Exteriores de Ecuador califica de “cesión de soberanía” la decisión del gobierno de Uribe Vélez de entregarle a Washington el control de las siete bases militares y explica cuál fue la experiencia de su país respecto de la base de Manta.

Hay que recobrar el sentido de lo que significa soberanía

Fernando Arellano: –El Ecuador con la base de Manta tuvo una pésima experiencia con la inmunidad que se le otorgó al personal estadounidense que operó por diez años ese complejo militar, habida cuenta que se cometieron múltiples violaciones a los derechos humanos y abusos, como hundimiento de embarcaciones ecuatorianas. ¿Qué nos puede decir al respecto, ahora que Colombia entrega no una sino siete bases militares para que sean manejadas y controladas por tropas norteamericanas?

María Isabel Salvador: –Empecemos diciendo que el convenio militar entre Estados Unidos y Ecuador fue muy cuestionada por diversos sectores de mi país y, a pesar de ello, se suscribió sin seguir el proceso correspondiente, que requería la ratificación del Congreso Nacional, lo cual nunca se hizo. Por eso, múltiples voces de distintas tendencias políticas y sociales dijeron que ello constituía una cesión de soberanía y, desde el mismo momento de la firma de dicho convenio, se comenzó a gestar una voz de rechazo.

Después de diez años y cuando el presidente Rafael Correa decidió, desde el momento de su posesión en enero de 2007, que no se iba a renovar el convenio, se ha iniciado una serie de investigaciones respecto de múltiples denuncias de atropellos, como la detención de barcos sin seguir los procedimientos legales y pasando por alto la legislación ecuatoriana, y otro cúmulo de delitos que hubo.

Éste es un antecedente importante para Colombia, salvando por supuesto las distancias en el sentido de que no es lo mismo una base en un territorio pequeñísimo como el ecuatoriano que siete bases en una geografía tan extensa como la colombiana.

FA: –En su calidad de ex canciller del Ecuador y de parlamentaria andina, ¿qué
concepto le merece la decisión del gobierno colombiano de Álvaro Uribe Vélez de haber concedido la utilización de siete bases militares al Comando Sur de los Estados Unidos?

MS: –En primer término, debo decir que la presencia de militares norteamericanos en siete bases, donde van a tener libre acceso e inmunidad, constituye cesión de soberanía. Ahora, existe una gran preocupación por parte
de los países vecinos, dado que van a ser los más afectados si eventualmente se produjera algún hecho como el bombardeo del 1 de marzo de 2008 a Ecuador a un campamento de las FARC, sobre el cual, hay que señalarlo, siguen existiendo serias dudas si existió la participación estadounidense.

Evidentemente, todo esto genera mucha suspicacia y creo que la experiencia del Ecuador puede servir para que en Colombia haya una especie de veeduría permanente desde la sociedad civil sobre la ejecución del convenio militar. Hay
la necesidad en este momento de que los países de la región recobremos el sentido de lo que significa la soberanía, porque siempre en América Latina hemos puesto un cierto énfasis sobre este tema que no es sólo territorial sino que es la capacidad del Estado de tomar las decisiones sin injerencia de otros.

Al mismo tiempo, sí es importante ver cómo frente al convenio entre Colombia y Estados Unidos la reacción general de todos los países de la región ha sido de enorme preocupación, por eso a nivel de Unasur se pidió explicaciones. No obstante ello, el convenio se firmó y habrá entonces que ver cómo se desarrolla durante los próximos diez años, que es el término de duración, y en este marco existe una gran responsabilidad de la sociedad civil colombiana y latinoamericana, que deben estar muy pendientes para evitar que se presenten hechos graves.

[…]

Bases para espionaje electrónico

FA: –¿En Ecuador, el gobierno de Correa y los sectores políticos son conscientes de que las bases militares colombianas operadas por norteamericanos van a servir para realizar espionaje electrónico en la región?

MS: –Existe la sospecha muy clara de que así va a ser. Ciertamente, la lucha contra el narcotráfico amerita la colaboración de Estados Unidos, pero los diez años que lleva el Plan Colombia no han dado los éxitos que se esperaban, no se ha logrado erradicar ese fenómeno. Entonces, la pregunta que hay que hacerse es para qué más están, por qué siete bases y la autorización también de utilizar todos los aeropuertos civiles y otras cosas más. Ahora bien, está el convenio militar que Brasil acaba de firmar con Estados Unidos, sobre el cual sostienen que es igual al suscrito por Colombia, pero en la práctica no es así porque no se contempla la utilización de bases militares. Aunque está dada la palabra del gobierno colombiano de que este acuerdo militar con Estados Unidos no va a tener consecuencias en los países vecinos, debo decir que la palabra de Colombia está desvalorizada, por eso en las naciones latinoamericanas hay preocupación.

FA: –La estrategia mediática de satanización que se ha desplegado desde la ‘octava base’, que es la Casa de Nariño, contra el gobierno de Rafael Correa, con el concurso de los sectores más recalcitrantes de la derecha colombiana, ¿cómo ha repercutido en Ecuador e internacionalmente?

MS: –Esa campaña tremenda que se produjo después del bombardeo del 1 de marzo de 2008 sí generó una imagen internacional negativa del gobierno ecuatoriano, porque hay que reconocer que la derecha colombiana y el gobierno colombiano manejan muy bien el tema mediático. Esa campaña duró tanto tiempo que lo que se requiere para revertir las consecuencias es una acción constante de largo plazo que el Ecuador no estaba preparado para enfrentar y no tuvimos la capacidad de balancear el tema, y eso fue grave y muy negativo.

Ahora estamos esperando el resultado de las elecciones presidenciales para redefinir las relaciones bilaterales. No obstante que las mismas llegarán a recomponerse cuando se sepa la verdad de cómo se produjo el bombardeo, necesitamos saber la verdad para el bien del Ecuador y el presidente Correa es eso lo que desea: saber cuál es la información real tanto en lo concerniente a los computadores de Raúl Reyes como en el tema del bombardeo, porque a raíz de esta experiencia tan dolorosa sacamos enormes lecciones, como por ejemplo, que en el tema de inteligencia militar y policial se descubrieron cosas muy extrañas.

Es necesario que Colombia empiece a despertar

FA: –El Ecuador, al elevar a canon constitucional la prohibición del establecimiento de bases extranjeras en su territorio con propósitos militares, ¿qué mensaje le está enviando a América Latina y al mundo?

MS: –Yo creo que el Ecuador es bastante revolucionario en eso porque rompe con los esquemas de décadas de gobiernos entregados a otros intereses que no
eran los nacionales y marca el camino de lo que debe ser la América Latina. […] Creo que en Ecuador y Bolivia, también con su Constitución, estamos dado señales muy importantes al mundo en el sentido de que tenemos una propuesta de cambio radical en democracia.

FA: –Desde su óptica de internacionalista y de parlamentaria andina, ¿cómo
analiza la situación política de Colombia?

MS: –Es necesario que Colombia empiece a despertar, que la juventud reaccione porque ha estado completamente ausente del interés en la política y
de la toma de posiciones. Ojalá que estas elecciones presidenciales lleven al pueblo colombiano a una profunda reflexión.

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* Abogada de la
Universidad Católica del Ecuador, realizó estudios de posgrado en
la Ecole de Langue et de Civilisation Françaises, Université de
Genève en Ginebra (Suiza), y en Educación en la Universidad San
Francisco de Quito.

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