"La República Catalana". Foto: Toshiko Sakurai.
Los catalanes defendieron su derecho a decidir democráticamente y votaron sobre su independencia del Estado Español.
"La República Catalana". Foto: Toshiko Sakurai.
“La República Catalana”. Foto: Toshiko Sakurai.

Por: CC* – octubre 9 de 2017

Muchos de los colegios electorales abrieron sus las puertas a una hora que no era habitual: una tarde de sábado. El pasado 30 de septiembre, en una escuela del municipio de Sant Cugat del Valles que esperaba albergar las urnas del referéndum por la independencia de Cataluña del Estado Español, se había organizado una jornada improvisada con música en vivo, juegos y actividades lúdicas en general.

A las diez de la noche se sirvió una cena peculiar. Parecería una fiesta normal, pero los comentarios de los comensales eran un poco distintos. Un hombre con el rostro ovalado y el cuerpo robusto, con más indignación, aseguraba que parecía tiempos de Franco: la gente no se podía ni reunir para organizarse. Una mujer con la mirada profunda, doctora en un hospital de la ciudad, decía que “parece increíble lo que está pasando”. Le costaba creer que el Estado Español no les permitiera elegir el destino de Cataluña y que hasta ahora se haya cerrado a cualquier tipo de diálogo.

Desobedecían, pero ellos sentían que tenían que luchar por sus ideales. Sabían que querían un país libre donde se pudieran tomar decisiones en colectivo, donde existiera más libertad de decisión. Algunos pasaron la noche en el colegio electoral. La consigna era clara: proteger el lugar de un posible desalojo por parte de los Mossos d’Escuadra, la Policía o la Guardia Civil. En la madrugada debía llegar más gente. Se hicieron turnos para vigilar y avisar si venían los uniformados durante la noche.

A las cinco de la mañana, con el cambio de turno de quienes cuidaban el puesto de votación, se preparó un chocolate para todos y a las siete comenzaron a llegar las personas mayores, la mayoría de ellas abuelas o abuelos con sus bastones y sus achaques, pero con los ideales firmes a cuestas.

De la misma forma, ciudadanas y ciudadanos de todo Cataluña se organizaron en diferentes barrios y pueblos para garantizar las elecciones del referéndum. En medio de la tensión, se convocó la participación pacífica en el ejercicio democrático y diversas organizaciones gestionaron jornadas lúdicas durante los días 29 y 30 de septiembre. Según datos de la Agencia 1 D‘Octubre, “el 49% de las escuelas catalanas estaban ocupadas”.

A pesar de que, durante las últimas semanas, las organizaciones de derechos humanos mostraron continuamente su preocupación por el respeto a los derechos humanos fundamentales en Cataluña, especialmente la libertad de expresión, la represión por parte del Estado Español se disparó: se han increpado periodistas, se ha ejercido la censura de la información, se han cerrado páginas web que defienden el derecho de la autodeterminación y algunos funcionarios de la Generalitat han sido detenidos.

El cerco que ha realizado el Estado Español es claro: quería impedir el referéndum catalán. Alrededor de 10.000 efectivos de las fuerzas policiales y de la Guardia Civil fueron desplegados y 1 de cada 3 agentes antidisturbios de España estaba en Cataluña, según datos del diario El País.

Así las cosas, en la noche del 1 de octubre se habían contabilizado 844 heridos por la represión y las redes sociales explotaban por la indignación y el rechazo a la violencia. Al mismo tiempo, se dieron concentraciones en varias ciudades del Estado Español en solidaridad con Cataluña.

Se debe aclarar que las personas que defendían el derecho a votar se han movilizado pacíficamente y no han atacado en ningún momento a la Policía o a los agentes de la Guardia Civil. Sin embargo, las entradas a los colegios electorales donde se llevaban las urnas fueron testigos de la brutalidad y la violencia. También hubo abusos sexuales contra mujeres, como lo denunció Marta Torrecillas a la agencia La Independent, luego de ser agredida por la Policía española:

Yo estaba defendiendo a las personas mayores con los brazos abiertos, porque iban también a por los niños y los ancianos, y entonces me han cogido, me han tirado escaleras abajo, me han lanzado cosas, me han roto los dedos de las manos, expresamente uno por uno. En medio de las escaleras, con la ropa levantada, me han tocado los pechos y reían y me han apaleado.

 

“Nos podremos liberar”

El sábado 30 de septiembre, la escuela L’Olivera de Cabrils estuvo abierta toda la noche para garantizar que estuviera dispuesta a recibir a los votantes del 1 de octubre. En un momento emotivo, los allí presentes cantaron “L’Estaca” de Lluís Llach, canción que, por excelencia, ha sido símbolo de la lucha por la libertad en Cataluña.“Ens podrem alliberar”, dice una de las frases: “nos podremos liberar”. Y se movían las personas al entonar la canción, como si ella se les entrara en los huesos y los hiciera balancearse de un lado al otro, como si al entonar esos versos les llevará a encontrarse con la cultura que les hace diferentes y con su identidad.

A primera hora de la mañana del 1 de octubre, los Mossos se fueron acercando a los colegios electorales. En algunos casos tomaron acta y se retiraron, y en otros permanecieron en la puerta. Hasta ese momento parecía que se podría votar sin ningún impedimento, pero el transcurso del día estuvo marcado por la represión y de aquella las fotos e imágenes que se han multiplicado en las redes sociales dicen más que mil palabras.

Al día siguiente, estalló la huelga general. A las 21 horas, el rey de España, Felipe VI, declaró respecto a los impulsores del referéndum que “con sus decisiones, han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado”. El rey habló, supuestamente, en defensa de la democracia, lo que es una paradoja, dado que una figura como el monarca de España se define por herencia y no a través de las elecciones. El rey tampoco se defirió en su discurso a las 844 personas agredidas por la fuerza pública.

Poco después, el 4 de octubre, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, criticó el discurso del rey y pidió mediación con el gobierno de España, pero no encontró respuestas favorables por parte de Mariano Rajoy, el presidente del gobierno español.

De otra parte, durante la primera semana de octubre, el Tribunal Constitucional de España admitió un recurso del Partido de los Socialistas de Cataluña y suspendió el pleno del Parlamento Catalán que se había citado para hoy. Se sospechaba que en este se iba a proclamar la República de Cataluña y la independencia.

Mientras tanto, la Audiencia Nacional de España citó a declarar a Jordi Sànchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC); Jordi Cuixart, presidente de la asociación Òmnium Cultural; Josep Lluís Trapero, director de los Mossos; y Teresa Laplana, indentente de los Mossos. Todos ellos se encuentran acusados de sedición.

A pesar de esto, diversas organizaciones sociales han convocado para mañana en Barcelona una concentración frente al parlamento catalán, con el fin de exigir respeto por los resultados del referéndum, mientras el gobierno español sigue asegurando que el mismo es ilegal. En medio de la tensión, los catalanes siguen en pie.

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