Por: Ivonne Cardozo – julio 8 de 2011
La segunda Flotilla de la Libertad, conformada por más de mil personas entre escritores, políticos, personalidades y ciudadanos del común de Alemania, España, Francia, Grecia, Suecia, Suiza, Irlanda, Países Bajos, EE.UU. y Canadá, es símbolo de la iniciativa pacífica de decenas de organizaciones por romper el bloqueo que mantiene Israel sobre la Franja de Gaza desde 2006. Tanto el Estado Judío como Estados Unidos han hecho todo lo posible por entorpecer la labor de estos activistas, presionando políticamente a países de la Unión Europea, como España y Grecia, para impedir que los barcos con ayuda humanitaria puedan zarpar. A pesar de haber tenido que afrontar sabotajes, amenazas contra las vidas de sus integrantes y campañas de desprestigio, esta segunda Flotilla se ha mantenido en marcha para desplegar la solidaridad del mundo con más de millón y medio de personas asediadas por el bloqueo y por la invasión militar de sus territorios desde 1948.
El 31 de mayo del año pasado, la primera Flotilla, encabezada por el buque Mavi Mármara, fue interceptada en aguas internacionales por tropas israelís que abrieron fuego contra los activistas desarmados que se transportaban en la embarcación y asesinaron a nueve de ellos. Según los reportes forenses, varios de los cuerpos presentaban impactos a quemarropa y tiros de gracia. Adicionalmente, una buena parte de los más de seiscientos pasajeros del navío alega haber sufrido torturas físicas o psicológicas mientras permanecieron detenidos en Tel Aviv. Hasta el momento, el gobierno de Israel sigue negando su responsabilidad frente a estos hechos y no existen investigaciones penales ni sanciones en contra de los militares que participaron en esas violaciones a los derechos humanos y otras que están por aclararse.
La necesidad de terminar con el bloqueo llevó a que otras organizaciones se decidieran a continuar la misión. Se esperaba que la segunda Flotilla de la Libertad, integrada por diez barcos cargueros, zarpara el 22 de junio desde un puerto del Mediterráneo hacia la Franja de Gaza. Su objetivo era aportar alimentos, útiles escolares, materiales de construcción y medicamentos a este territorio, que vive aislado por el bloqueo militar de Israel y cuya población vive, en su mayoría, en difíciles condiciones de miseria.
Sabotajes, amenazas y mentiras
Sin embargo, el sabotaje en puerto a varios de los buques, que no pudieron iniciar su viaje por graves daños en sus hélices y motores, impidió el inicio oportuno de la misión humanitaria. A esto se suma el bloqueo marítimo impuesto por el gobierno griego, bajo presión de Israel, a los barcos de la Flotilla anclados en el puerto de Kolimpary de la isla de Creta y en Atenas, bajo el argumento de que zarpar sin los permisos de navegación respectivos pondría en grave riesgo a los pasajeros de las embarcaciones y que desobedecer estas órdenes resultaría en arrestos de los responsables.
Tanto al barco de bandera española Guernica como al estadounidense Audacity of Hope y al francés Dignité les fue impedido el paso por guardacostas griegos, que los forzaron a regresar a puerto. Varios integrantes del Guernica se instalaron pacíficamente en la embajada de España en Atenas, exigiendo que los dejen continuar su travesía, iniciada en territorio de ese país, sin encontrar respuesta hasta el momento.
Por su parte, el capitán del Audacity of Hope, John Klusmire, fue detenido y espera ser procesado, luego de intentar romper el cerco desde el puerto de Perama, cerca de El Pireo, en las costas del sur de Grecia.
De otro lado, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, afirmó que la Flotilla no ayudaría realmente al pueblo de Gaza, ya que Israel tiene un compromiso de aportar con materiales de construcción para las viviendas en esa zona. Sin embargo, el gobierno israelí negó hace algunos días la entrada a un grupo de parlamentarios vascos que iban hacia la Franja de Gaza con el fin de verificar en qué se han invertido los fondos aportados para mejorar la calidad de vida de los palestinos.
Adicionalmente, el 8 de junio de 2010, el senador John Cornyn, Jefe del Comité Partido Republicano en el Senado de EE.UU., presentó un proyecto de resolución ante esa cámara para “condenar el ataque violento y la provocación por parte de extremistas a bordo del Mavi Mármara”, así como “cualquier intento futuro de romper el bloqueo israelí contra Gaza”. Además, el influyente parlamentario de Texas, en una entrevista con la cadena ABC, ha señalado que la muerte de un ciudadano norteamericano en la agresión a la primera Flotilla estaría justificada por tratarse de una acción de “defensa propia” ante la “provocación de un grupo supuestamente pacífico que intentaba romper el bloqueo”, lo que ha generado, de cara a la segunda Flotilla, una oleada de pronunciamientos por las redes sociales de miembros del Tea Party –la facción de ultraderecha estadounidense–, a favor de un ataque israelí en el que se dispare contra los activistas que intentan llevar ayudas a Gaza, señalándolos como terroristas.
A este respecto, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, insiste en que la ayuda humanitaria está llegando a la Franja de Gaza, de acuerdo a lo dispuesto por la ONU, y que es arriesgado levantar el bloqueo marítimo y terrestre porque podría reactivarse el tráfico de armas para Hamás, lo que aumentaría, según la propaganda oficial, los ataques contra su territorio. Mientras tanto, los palestinos sobreviven en la miseria, sin agua potable ni alimentos, con una crisis sanitaria que cada vez se agudiza más y bajo la ocupación de las tropas de Israel.
No obstante, los activistas de la segunda Flotilla de la Libertad insisten en llegar a Gaza sin importar las consecuencias. Una de sus decisiones fue abordar masivamente vuelos hasta Tel Aviv para tratar de alcanzar los territorios bloqueados e intentan mover a sus gobiernos para que presionen a Atenas con el fin de obtener el permiso para zarpar. El gobierno de Netanyahu ya les respondió pasando una lista de ‘personas indeseables’ a las aerolíneas para impedir que aborden los vuelos y anunciando que se redoblarían las guardias sobre el mar. Los próximos días, sin duda, serán decisivos en este duro pulso.
Crisis humanitaria en Gaza
En Palestina, desde 1948, cuando se crea el Estado de Israel, se vive la ocupación violenta y la militarización de los territorios por parte de tropas de ese país, a pesar de los múltiples esfuerzos de la comunidad internacional por que se respeten las fronteras reconocidas por la ONU y la presión mundial porque se integre un Estado Palestino.
Sin embargo, la situación se ha venido agravando desde 2006, cuando el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás triunfó en las elecciones en Gaza y se hizo con el control del gobierno local, con lo que se debilitó el poder de la Autoridad Nacional Palestina y se generó una gran inestabilidad política para la construcción del nuevo Estado, ahora dividido entre Hamás – señalado por Israel, EE.UU. y la Unión Europea como organización terrorista– y Fatah, desacreditado por los escándalos de corrupción que enlodaron a varios de sus miembros.
Así, durante más de cinco años, la guerra contra la población de la Franja de Gaza se ha intensificado: bombardeos indiscriminados y enormes operaciones militares han causado miles de muertes, desapariciones, mutilaciones, detenciones arbitrarias y torturas, junto a la destrucción de la poca infraestructura con la que cuentan los pobladores para enfrentar una precaria situación económica que los lleva a depender en un 80% de la ayuda internacional.
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