Por: Alberto Mendoza Morales – septiembre 23 de 2011
El ordenamiento territorial de un país no es cuestión solamente jurídica, técnica o legal. Es, ante todo, un asunto ético, se trata del comportamiento del hombre frente al planeta. En el sobrepoblado mundo contemporáneo resulta materia esencial, amplia y profunda. Su estudio y formulación conduce a cumplir una tarea que alude a tres factores, territorio, población y gobierno, y hace surgir como principio el ordenamiento natural de los territorios y su vocación, pues hay que conocerlos, describirlos y respetarlos.
La descripción del territorio la hacen los geógrafos. Los usos que el hombre hace del territorio, la consonancia entre orden natural, vocación y uso la estudian los planificadores. El mandato para emprender la revisión del uso y el ordenamiento territorial lo hace el Congreso, por medio de una ley, y lo cumplen en sus territorios los gobiernos locales.
La humanidad habita la diversidad planetaria propia de los continentes: extensos territorios de distintas dimensiones, poblados por grupos humanos diferentes y ocupados por unidades político-administrativas diversas, como naciones, provincias, departamentos o municipios. A ella corresponde el uso adecuado de estos elementos, ella es responsable de la sustentabilidad de la Tierra.
El ordenamiento territorial alude a tres hechos de dimensión planetaria: en primer lugar, la población, en proceso de crecimiento; en segundo término, el territorio, sujeto a usos; y, por último, el gobierno, encargado de promover el tema. La destrucción de suelos, selvas y bosques por acción humana demanda la intervención y acción de seres puestos a la altura de los tiempos, capacitados en la materia y llamados para abordar el tema.
Hacia 2010, la población mundial llegaba a siete mil millones de habitantes y avanza hacia los diez mil millones, cantidad que se aproxima al límite máximo, que se alcanzará a mediados del presente siglo. En 2011, la Tierra experimentó temperaturas extremas, 40ºC bajo cero en el norte y 40ºC sobre cero en el sur, efecto climático relacionado con el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera. Al mismo tiempo, se desencadenó un período de intensas lluvias: un diluvio universal que inundó inmensas extensiones. El suelo, en partes sobrepoblado, usado y abusado, pierde ríos, selvas y praderas.
El diario acontecer climático permite advertir que es posible que el eje de la Tierra haya experimentado un cambio de inclinación en relación con la eclíptica, el plano virtual en el cual giran los planetas alrededor del Sol. La especie humana está desafiada a definir, en todos los territorios, en todas las manifestaciones de la vida, un modelo de vida y de acción diferente al actual. ¿Cuál ha de ser? Un comienzo será respetar la vocación de la Tierra.
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