Mujeres en protesta levantan carteles, al centro uno con la inscripción "Esto es pelear como niña". Foto: María Paula Betancourt
El pasado 8 de marzo una marea verde y morada inundó de nuevo las calles bogotanas en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Por: María Paula Betancourt y Marcela Zuluaga Contreras – marzo 19 de 2022

El pasado 8 de marzo una marea verde y morada inundó de nuevo las calles bogotanas en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Desde diferentes rincones de Bogotá las mujeres se tomaron las aceras, los muros, los parques y las plazas para seguir denunciando las violencias patriarcales y machistas que viven las mujeres a diario en los espacios públicos y privados que habitan. Entre arengas, pañuelos, carteles, aerosoles y tambores, las mujeres se manifestaron por las que no están, por las que no pueden hablar, por las que denuncian y porque no falte ninguna.

Esta vez, el ambiente era mucho más intenso debido a la despenalización del aborto ordenada por la Corte Constitucional recientemente. El histórico fallo, que permite la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 24 de gestación, es un paso histórico para América Latina que celebran las organizaciones feministas del país, luego de una lucha de décadas en las calles y los estrados judiciales por la protección de la vida y la salud de las mujeres.

Las actividades del 8M iniciaron el 6 de marzo en Techotiba, en la Feria Popular de Mujeres del Sur, que tuvo lugar en el Parque Tayrona de Patio Bonito en la localidad de Kennedy. Allí, las mujeres de los barrios del sur se tomaron este espacio para la juntanza, el arte, la música y la olla comunitaria. A partir de la autogestión de diversas colectivas feministas se tejen esfuerzos y redes que dan lugar a la resistencia, pero también a la construcción de un sentido colectivo donde otras realidades y futuras son posibles. Para el 8 de marzo las mujeres se citaron en varios puntos de concentración desde las 9 am para confluir en el Centro de Memoria Histórica de Bogotá, desde donde tomaron la Avenida El Dorado y la carrera 30 hasta la Plaza de la Hoja, un espacio que se ha consolidado como el punto de encuentro de la resistencia feminista y que sirvió como escenario para los actos centrales del Día Internacional de la Mujer.

Durante el recorrido de la marcha, en la denominada “Ambulancia abortera” que servía como escenario móvil, resonaron las voces de artistas como La Muchacha, Lianna, Briela Ojeda, Prodigia, Una No Tan Perdida, entre otras. Mientras tanto, en las aceras, muros y ventanas quedaron plasmados mensajes de resistencia y digna rabia por las que ya no están, por las que no han vuelto, por las que han sido abusadas, violadas y maltratadas, y al son de los tambores, las arengas cantaban a los cuatro vientos: “Y tiemblan, y tiemblan los machistas, que América Latina será toda feminista”.

Ya en la Plaza de la Hoja, mientras se descolgaba del techo de los edificios un enorme trapo morado con el símbolo feminista y la frase “Somos un rostro colectivo”, la tarima y el piso vibraban al son de la música y el baile de artistas como Menarkia, Natural High y la escuela de Twerk feminista. La jornada cerró con un concierto de casi dos horas de Sara Hebe, rapera argentina e ícono feminista. Entre risas, coros y arengas las feministas siguen luchando por la vida, resistiendo a las violencias patriarcales y cuidándose entre hermanas porque “¡Vivas nos queremos y si tocan a una respondemos todas!”

Uno de los principales mensajes y aprendizajes que deja la jornada es que ya no es posible hablar de un feminismo sino de feminismos. Es en la diversidad de experiencias que las mujeres han vivido, sea como mujeres negras, indígenas, campesinas, trans, lesbianas, no binarias, etc., donde cobran sentido las luchas feministas. Cada una está atravesada por diferentes lugares, historias, personas y violencias, y es desde esas subjetividades que se construye la lucha colectiva, ese espacio seguro donde caben todas.

Las violencias siguen en aumento

De acuerdo con la Corporación Sisma Mujer, el número de feminicidios en el país viene en aumento y en 2021 se registró un incremento respecto al año anterior. La Dirección de Investigación Criminal (DIJIN) de la Policía Nacional reportó la ocurrencia de 210 feminicidios, la cifra más alta de los últimos años. En términos de frecuencia, al menos una mujer fue víctima de feminicidio en Colombia cada 41,7 horas.

En el país, los casos de violencia sexual siguen en aumento. Entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2021, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses realizó 21.434 exámenes médico legales por presuntos hechos de violencia sexual. Del total, 18.726 fueron practicados a mujeres, es decir el 87,37%; y 2.708 a hombres, es decir el 12,63%. En este sentido, por cada hombre agredido, aproximadamente 7 mujeres fueron víctimas de violencia sexual.

Es importante señalar que en Colombia las niñas siguen siendo las principales víctimas de abuso sexual, en 2021 se registraron 8.726 casos de presuntos delitos sexuales contra menores de 12 a 17 años, lo que representa un 46,71% del total de casos contra mujeres.

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