Por: Pedro Echeverría V. – octubre 9 de 2011
Un pueblo como el chileno, masacrado en 1973 por el golpe de Estado fascista de Pinochet, que provocó miles de asesinados y encarcelados, azotado por una criminal dictadura y luego de cuatro gobiernos pactados y temerosos, ¿cómo tiene ahora a decenas de miles de estudiantes dignos en las calles, junto con sus padres, para luego agruparse, organizarse y convertirse hoy en el modelo y el ejemplo de lucha para América Latina? ¿Cuál ha sido esa estrategia política que ha obligado al gobierno derechista de Sebastián Piñera a retroceder, a pesar de no haber dejado de reprimir con brutalidad y crueldad? ¿Por qué 38 años antes, con el golpe de Estado asesino, los estudiantes de entonces y sus padres no tuvieron la conciencia necesaria para bloquear las calles y evitar la terrible masacre preparada por el gobierno yanqui de Nixon y su canciller Kiessinger? ¿Qué cambió? ¿Cuál fue el comportamiento de estos sectores hoy en lucha?
La realidad es que nadie puede decir en donde va a saltar la chispa que incendie la pradera. Precisamente por eso los yanquis, así como los gobiernos colombiano e israelí, intensifican sus cursos a los ejércitos del mundo. Les intensifican sus enseñanzas con el pretexto de combatir el narcotráfico, pero la realidad es que preparan a esos ejércitos para combatir las rebeliones de los pueblos del mundo contra el funesto capitalismo opresor. El general Naranjo, jefe de la Policía colombiana y capacitador de las Fuerzas Armadas Mexicanas acaba de declarar que “los delitos trasnacionales se combaten con fuerzas trasnacionales. Colombia tiene convenios con 67 países y 108 cuerpos de policía de inteligencia con los que comparte información y operaciones”.
Mientras las poderosas fuerzas asesinas se coordinan, los pueblos de América Latina y el mundo marchan desunidos. Es por eso que hay que hacer conciencia sobre la lucha de los chilenos, que es la misma de los pueblos del mundo.
Los estudiantes han realizado, en medio de ese pueblo de 18 millones de habitantes, un plebiscito en el que los organizadores, sin contar con apoyo gubernamental ni de los medios de información, plantean cuestiones como una educación pública y gratuita, la descentralización de las escuelas, la prohibición del lucro con fondos públicos en todos los niveles de la enseñanza y la necesidad de incorporar el plebiscito vinculante para resolver los problemas fundamentales de carácter nacional. En el centro de estas demandas está el planteamiento de fondo que es la lucha contra la privatización educativa, en el centro de una economía chilena que ha sido vanguardia del neoliberalismo friedmaniano. La huelga estudiantil de seis meses, que es un movimiento real, firme, sólido y una dirigencia consecuente, le da una gran legitimidad al proceso. Eso le duele al gobierno, a los empresarios y a los jefes militares.
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Los dirigentes estudiantiles han decidido retirarse de la llamada ‘mesa de negociación’ ante la negativa del gobierno de Piñera de realizar un cambio estructural en la gratuidad de la educación. El gobierno reaccionario de Piñera responde con el viejo estribillo derechista de que hay estudiantes que pueden pagar su educación y ofrece becas y ayudas a los pobres que ingresen a la educación privada. Los estudiantes señalan que la educación gratuita debe ser pública, igual para todos y si el gobierno dice que no hay dinero pues que recorten al presupuesto militar, policiaco y lo que se dedica a la compra de armas y, al mismo tiempo, que obliguen a los más ricos a pagar más impuestos. ¿O por qué los juniors, ‘los hijos de papi’, no se van a las escuelas particulares o privadas a pagar sus privilegios y dejan al 90% de la población en sus escuelas gratuitas, populares y laicas con el presupuesto adecuado? […]
El gobierno ultraderechista de Piñera ha exigido que se apliquen fuertes castigos contra los detenidos en las marchas estudiantiles y mostró preocupación: “ese día se detuvieron a más de 170 personas, hubo 45 carabineros heridos, se cumplió con la función de detener a todo aquel que estaba generando desorden, que generaba violencia, que alteraba el orden público. Lamentablemente, luego de que han pasado al control de detención en los tribunales de justicia no ha quedado ninguna persona detenida”.
Y se queja, como los gobernantes despóticos y autoritarios: “el gobierno cumple y hace su trabajo, busca que se aplique la Ley. Los carabineros cumplen y hacen su trabajo, logrando o evitando que las personas que cometan actos vandálicos puedan desarrollar sus acciones, pero cuando estas personas llegan a los tribunales de justicia se otorgan libertades”. Que la lucha de los estudiantes es justa, es indiscutible.
La lucha estudiantil chilena ha logrado unir a la izquierda política, a los estudiantes y a amplios sectores populares, pero también, por otro lado, a los seguidores de Piñera, a toda esa poderosa derecha empresarial que ha gozado de todas las riquezas que ha acumulado mediante la explotación y los negocios. No debe olvidarse que Chile pertenece al pequeño grupo de países de América con alto nivel escolar y de politización. El ensayo de lucha social que ahora vive está enseñando a los estudiantes y trabajadores de otros países las estrategias que pueden seguirse en futuras batallas. ¡Qué maravilloso que el imperio de los EE.UU. tenga limitaciones para intervenir en Chile por estar atendiendo los ocupas de Wall Street y de Washington! Por eso, en alguna ocasión señaló Fidel Castro que el mejor apoyo de los revolucionarios a la revolución mundial es haciendo la revolución en su propio país.
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