Por: Christian Peñuela – diciembre 26 de 2011
El pasado domingo 13 de noviembre, distintas organizaciones sociales se dieron cita en la localidad de Ciudad Bolívar de Bogotá para manifestar su rechazo al abandono por parte del Estado hacia los habitantes de los barrios populares de la ciudad, quienes padecen la violación sistemática de derechos fundamentales en medio de una creciente pobreza. En el carnavalito, jornada convocada por el Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo (Modep), participaron jóvenes, habitantes de la localidad, estudiantes, mujeres, artistas y defensores de derechos humanos, quienes usaron la expresiones artísticas para denunciar la desigualdad y decirle a la comunidad que sí es posible lograr una vida digna.
Una fiesta como ejemplo de la vida digna
La comparsa inició su recorrido por las calles del barrio San Francisco, un territorio caracterizado por el comercio informal y la alta congestión vehicular. El ruido típico de domingo, producido por las ventas ambulantes y el paso de camiones y buses, fue interrumpido intempestivamente por los sonidos, los cuerpos y la alegría del carnavalito, desviando por un tiempo la atención de los habitantes del sector para unirse a la celebración. Niños, niñas, jóvenes y hasta adultos mayores enviaron el mensaje de vida digna al ritmo de arengas y música salida de algunos instrumentos, pitos, flautas y tambores traídos por llos asistentes, mientras una humilde comparsa, integrada por una tradicional ‘zorra’ de reciclaje decorada para la ocasión, máscaras de distintos colores, disfraces de duendes o animales y bailarines, prendió de color las calles y a las personas allí presentes.
A cada momento, el carnavalito invitaba a los residentes del sector a unirse a la movilización para divertirse,volver a tomar las calles y habitarla, y reconocer la solidaridad y el poder de cambio que existe en las organizaciones sociales. El recorrido duró dos horas y se realizó por lugares que, por lo general, son definidos como inseguros, caracterizados por la miseria y la violación de los derechos de sus pobladores, así como por la presencia de pandillas, actos de la mal llamada ‘limpieza social’ y hasta acción de grupos paramilitares. Para los participantes de la comparsa, no deben existir territorios vetados a la presencia de las organizaciones sociales y las calles deben ser reclamadas nuevamente por los habitantes del sector.
El carnavalito fue la ocasión para reivindicar los derechos del pueblo en los barrios populares y para invitar a sus habitantes a reconocer su capacidad para cambiar la situación en la que viven. La movilización artística finalizó en el centro cultural del colectivo de expresión juvenil Kirius 19 – Modep, ubicada sobre la avenida Boyacá, donde las organizaciones participantes se pronunciaron y se realizaron una función de títeres y un concierto de varios grupos musicales.
Una localidad con historia, arte y luchas sociales
“Somos guerreros de la vida, hijos y herederos de la resistencia y de la dignidad que durante décadas han labrado nuestros abuelos y antecesores”. Con estas palabras, contenidas en el pregón leído por voceros del Modep en el acto central, los organizadores del carnavalito hacían referencia a la rica historia de luchas sociales que se han dado en Ciudad Bolívar, una localidad de la capital que nació con la llegada a Bogotá de grandes cantidades de campesinos desplazados o que migraban en busca de mejores condiciones de vida, provenientes principalmente de Boyacá, Cundinamarca y Tolima, y que en muchos casos se organizaron para invadir terrenos y fundar barrios.
Por esto, desde hace décadas Ciudad Bolívar ha visto surgir distintas expresiones y organizaciones que han luchado por el reconocimineto de los derechos de sus habitantes y por su dignidad, al tiempo que rechazan la criminalización, la estigmatización y la militarización de la vida cotidiana de sus comunidades. Con el carnavalito, los habitantes de Ciudad Bolívar siguen resitiendo a la pobreza y la exclusión, mostrando a la ciudad que sí se puede luchar por una cidad en la que se respete la dignidad.
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