Por: John C. Arias Calvo – enero 17 de 2011
El presidente iraní realizó una nueva visita a Venezuela en el marco de una gira que comprendió cuatro países miembros del ALBA: Venezuela, Cuba, Nicaragua y Ecuador, exceptuando a su más grande aliado en la región: Brasil, ante un sorpresivo distanciamiento tras la llegada al poder de Dilma Rousseff. Esta visita estuvo rodeada de una sumatoria de calumnias y suposiciones anticipadas del poderío mediático de Occidente, que reavivó el inminente conflicto del Golfo Pérsico arguyendo todo tipo de amenazas contra Estados Unidos y sus aliados.
Es la quinta visita oficial del mandatario persa desde que entró a liderar los intereses de su país en 2005. Esta vez lo acompañaron los ministros de Asuntos Exteriores, Ali Akbar Salehi; Comercio, Industria y Minas, Mehdi Gazanfari; Energía, Majid Namju; y Economía, Seyed Shamsedin Hoseini. En opinión de algunos analistas, esto sugiere una búsqueda de alternativas comerciales para su país, ante la inminencia de una serie de sanciones promovidas por Estados Unidos en las Naciones Unidas.
Según Venezolana de Televisión, se suscribieron una serie de acuerdos en materia de tecnología, política, industria y ciencia, de los cuales se destacan dos Memorandos de Entendimiento para crear la complementación económica y productiva, establecer un plan de trabajo para el desarrollo industrial y tecnológico de ambos países, posibilitar acciones de capacitación y realizar estudios en la nación sudamericana, así como también para organizar seminarios, talleres e intercambio de profesionales en las áreas de Nanociencia y Nanotecnología, incluyento un acuerdo para la transferencia tecnológica en las áreas de agricultura, alimentación, industria, minería y construcción.
Son muchos los avances en materia de cooperación económica entre los gobernantes de Irán y Venezuela, que bromearon en torno a las múltiples teorías de conspiración que rodean al mandatario visitante y a sus aliados latinoamericanos El presidente Hugo Chávez sostuvo que “es para reírnos, pero para estar alertas también, nosotros ciertamente vamos a trabajar mucho para […] seguir dando una guerra. La guerra nuestra es contra la miseria y la pobreza […] ésa es nuestra guerra”. Por su parte, Ahmadinejad acotó que “nosotros amamos a todos los pueblos, incluso al pueblo estadounidense, que sufre bajo el dominio de los arrogantes”.
Todo esto se da como antesala a la reunión del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) del próximo 30 de enero, donde se discutirán posibles sanciones a Irán por su programa nuclear, y bajo intensas campañas imperialistas que promueven el enfrentamiento armado.
¿Guerra?
A pesar de que las relaciones entre la república islámica chií y los Estados Unidos no han sido las mejores, en este momento parece anunciarse un recrudecimiento de las tensiones e, incluso, una amenaza de guerra tras una serie de acontecimientos que han marcado el escenario internacional. En primer lugar, aparece la celosa intervención de USA en los escenarios bilaterales, exigiendo una sanción para el programa nuclear iraní, increpando a los países aliados y dependientes de su sistema económico a alegar una intervención guerrerista ante esta investigación científica, cuyo único objetivo, según Irán, ha sido la generación de energía para su país, una de las principales necesidades de la república islámica. Considerando lo anterior, a la protesta norteamericana se suma el sionismo vecino, que exige el fin de las investigaciones buscando eliminar la posibilidad de una competencia en armamento nuclear tras años de negar con vehemencia las cabezas nucleares en su poder, cuestión que en todos los escenarios internacionales se da por hecha. A la fecha, van tres científicos del programa nuclear iraní muertos por ataques terroristas posiblemente israelíes, el último fue el doctor Mostafa Ahmadi Roshan, asesinado el pasado 11 de enero.
Ante las medidas promovidas por Estados Unidos, los persas han adoptado una posición nacionalista y defensiva. Después de la acusación al gobierno de Irán de planear el atentado contra el embajador de Arabia Saudita en Washington en los últimos días, lanzada por los aliados sunitas de Occidente y convertida en sanción tras la Resolución 66/12 de la ONU, Irán confirmó su programa de enriquecimiento de uranio en un búnker subterráneo y anunció la condena a muerte de un ciudadano iraní estadounidense acusado de espionaje a favor de la CIA, ambas determinaciones ocurrieron el pasado 9 de enero.
Sin embargo, el conflicto crece aún mas en torno a a la disputa sobre el estrecho de Ormuz, principal salida del petróleo de Oriente Medio a través del Golfo Pérsico y fuente energética importante para el planeta. Irán ha amenazado con minar las aguas de la zona y ha realizado constantes maniobras navales como represalia al acoso de los aliados, situación alentada con las acciones de los EE.UU. y el Reino Unido, países que concentran importantes fuerzas en los alrededores.
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