Julio 3 de 2007
El día 1 de julio se relizó en Bogotá la versión número 11 de la marcha de la ciudadanía LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas), también conocida como marcha del orgullo gay. Esta movilización surge ante el problema de discriminación y exclusión que sufre esta comunidad, además de ser el resultado de las múltiples agresiones por parte de grupos conservadores de derecha e, incluso, de la fuerza pública.
Es por ello que la movilización, año tras año, ha tenido como objetivo principal “reivindicar la postura de la comunidad gay como ciudadanos y ciudadanas con plenos en derechos, además de ser una estrategia que presenta diversas formas de comunicación para plantear que los derechos sean reconocidos”.
Desde hace 11 años, esta comunidad y un grupo de políticos -algunos con intereses claramente proselitistas, como el senador Armando Benedetti- han estado impulsando un proyecto de ley para el reconocimiento de parejas del mismo sexo en temas patrimoniales y de seguridad social. Según lo expuesto por la vocera de la Mesa LGBT de Bogotá, este proyecto ha sido presentado sin éxito en 11 ocasiones, denunciando, de la misma forma, que la no aprobación del mismo refleja el estado real de la democracia, que el Estado, en este país, sigue bajo la influencia directa de grupos religiosos, sean católicos, cristianos protestantes o del temible Opus Dei, donde los marcos legales son simplemente letra muerta en papel sin valor, pisoteado por prejuicios moralistas.
La comunidad LGBT, haciéndole frente a la necesidad de apoyo en casos de discriminación y violencia, ha creado diversos organismos como: la Mesa LGBT, que trabaja por el reconocimiento de los derechos de las personas integrantes de esta comunidad; el centro comunitario LGBT, que se presenta como una acción afirmativa para la construcción de política pública, y Bogotá diversa, entidad que ha sido visible en cuanto a la defensa de los derechos humanos de esta comunidad.
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