Por: Rafael Rincón Patiño – noviembre 22 de 2007
Si se calla el cantor calla la vida
porque la vida, la vida misma es todo un canto
si se calla el cantor, muere de espanto
la esperanza, la luz y la alegría.
–Horacio Guarany
La democracia es forma y es fondo. El respeto es la forma y los derechos son el fondo. Los procedimientos son tan importantes como los contenidos. Cuando en una cumbre de altos dignatarios habla un presidente la regla es escucharlo y cuando un presidente es elegido por un pueblo la regla es respetarlo.
Pareciera que el silencio de las colonias y la voz de la metrópoli fuera la norma deseada por la corona española y el fascismo del ex presidente español José María Aznar.
El pregonero español del capital y la desigualdad, el coautor de la guerra preventiva contra Irak, ex presidente José María Aznar, ha sido denunciado en la XVII Cumbre Iberoamericana de Presidentes. La denuncia no se hizo en pergamino, pero la gravedad de los avales públicos de José María Aznar a los golpes no amerita diplomacia alguna. Y la defensa la hizo el jefe del gobierno español con una forma pausada y el Rey Juan Carlos I con un mandato de “¿por qué no te callas?”
Es lo mismo que quieren los golpistas criollos en Colombia, como el líder gremial Luis Carlos Villegas, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), y el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos; ambos apoyaron a Pedro Carmona, ‘Pedro El Breve’, en su intentona golpista de abril de 2002 en la República Bolivariana de Venezuela.
Los líderes latinoamericanos no son ejemplo de guardar las formas o los buenos modales al momento de hacer sus reclamos. No lo es el colombiano Uribe V. ni lo es el venezolano Hugo Chávez: ambos son bastos cuando de defender sus principios o “inamovibles” se trata. Pero los líderes de la Metrópoli tampoco son paradigma de respeto a las voluntades nacionales: con ligereza imponen sus inclinaciones e intereses por encima de la soberanía de los pueblos.
Tampoco es ejemplo de fineza democrática el rey Juan Carlos de España, que espeta al interlocutor pasando por encima de la moderadora, la presidenta socialista Michelle Bachelet, o cuando se retira del recinto en vez de salir a argumentar, porque un presidente denuncia la corrupción de la empresa española Unión Fenosa en la República de Nicaragua.
En la misma España acaban de acallar a un caricaturista con 3.000 euros por dibujar al príncipe y a la princesa Leticia haciendo el amor, siendo considerada esta conducta un acto de injuria. Los periodistas se quisieron gozar el programa presidencial que otorga 2.500 euros por cada hijo que nazca: un programa equivalente al de familias en acción en Colombia.
¿Y cuál era el fondo del debate? El fondo del “¿por qué no te callas?” lo señaló el presidente Rodriguez Zapatero: por un lado, el respeto a los gobiernos democráticamente elegidos y, por otro lado, el debate sobre la nacionalización de los servicios públicos.
Primero, Rodriguez Zapatero, en una actitud nacionalista ajena a su talante, se puso a defender lo indefendible, a su antípoda ideológico –quién reconoció públicamente haber apoyado la intentona golpista de abril de 2002 en Venezuela– y cuestionó los epítetos de Chávez contra su compatriota. Chávez Frías, por su parte, denunció la actitud golpista de Aznar y la falta de respeto a la autodeterminación del pueblo venezolano.
Los presidentes están obligados a cumplir las formas y las obligaciones que demanda la diplomacia internacional. Chávez tiene que respetar la dignidad española y Aznar, aún como ex presidente, tiene que respetar la voluntad no sólo del pueblo español sino también la de los otros pueblos: no puede estar cacareando en Washington que Venezuela tiene un “nuevo dictador”.
En cuanto a lo segundo, que es el fondo del fondo, Rodriguez Zapatero manifiesta que la nacionalización de los servicios públicos no es una garantía, llamando la atención sobre los procesos argentino, venezolano y boliviano, a lo cual respondió Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, afirmando que la multinacional española quebró a las empresas nicaragüenses a punta de corrupción.
Salió mal librada España de la XVII Cumbre Iberoamericana: Rodriguez Zapatero quiso relativizar la libertad de mercados y las nacionalizaciones y se encontró con gobiernos ofendidos por las privatizaciones.
Hoy, América Latina tiene sus cantores, de muy diversos matices, y lo cierto es que no se quedarán callados.
Rodriguez Zapatero quiso darle gusto a la monarquía más que a la voluntad socialista del pueblo español y se rajó. Por más lecciones de inmoderación que le da su opositor Mariano Rajoy, el presidente español armó la reyerta dialéctica con su “equilibrio” y vana sonrisa y volvió a quedar como un gafe. Chávez aprovechó la oportunidad y quedó más resaltada en la Cumbre la intervención fascista de José María Aznar que la intervención socialista de Rodriguez Zapatero.
Parece que la España del siglo XXI, con la mala sombra de José María Aznar y su abogado de oficio, Rodriguez Zapatero, está más lejos de América Latina que de de dios.
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* Director de háBeas Corpus, Consultorio de Derechos y Gobernabilidad.
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