Por: Izquierda Antifascista de Berlín – abril 30 de 2012
Por más de 13 años una banda neonazi cometió asesinatos por toda Alemania. Todo terminó cuando dos miembros de la célula terrorista se suicidaron después de haber quemado el botín y el vehículo de escape de su último robo a un banco. La tercera persona que resultó involucrada, una mujer, intentó hacer volar por los aires su refugio clandestino.
El racismo cotidiano
Nueve personas con trasfondo migratorio fueron asesinadas y un policía de Heilbronn fue ejecutado, pero como los asesinos habían olvidado informar a la Policía alguna reivindicación sobre sus motivos, los uniformados renunciaron a considerar el racismo como fondo político para la serie de asesinatos. En vez de eso, los funcionarios hicieron lo que a ellos parecía lógico: investigaron chantajes por ‘protección’ y conexiones con la mafia.
La Policía dirigió las sospechas a los parientes y al entorno social de las víctimas, creando entonces la comisión especial llamada “Bósforo” y denominando a la operación con el término coloquial “Asesinatos del Kebab”. A casi nadie de la política y de los medios de la comunicación le pareció mal o extraño, pues el motivo imputado a todos parecía convincente: cuando es asesinado un ‘turco’ es porque está vinculado con algo sucio. Éste es el racismo cotidiano y ‘natural’ que determina el ‘sentido común’ de las autoridades y de la sociedad alemana.
¿Quién soltó los perros?
Cuando sale mal el último robo bancario del trío nazi, dejando a dos de los tres miembros de la banda muertos y a la tercera arrestada, la explicación normal es interrumpida y se ilumina la dimensión y la participación de los servicios secretos. Se ha demostrado que la Oficina de Turingia para la Protección de la Constitución (VS) ha financiado células terroristas de la ultraderecha.
Tino Brandt, neonazi que ganó 200.000 marcos alemanes de salario entre 1994 y 2001 como informante en Turingia del VS, construyó el Thüringer Heimatschutz (Seguridad de la Patria de Turingia), grupo radical de neo nazis violentos del que Uwe Bönhardt, Uwe Mundlos y Beate Zschärpe, los asesinos xenófobos, eran miembros antes de que pasaran a la clandestinidad y formaran el “Nationalsozialistischer Untergrund (NSU)” (Nacional Socialista Clandestino), iniciando una serie de asesinatos y atentados sin precedentes.
Los asesinatos no fueron casos aislados. El 29 de mayo de 1993, justo tres días después de la derogación del derecho a asilo del Artículo 16 de la Constitución alemana, en Solingen cinco turcos fueron asesinados cuando les prendieron fuego. A raíz del hecho, salió al público que otro informante del VS, Bernd Schmitt, estaba entrenando a los autores.
Por suparte, el servicio secreto no solo está preocupando por los asuntos financieros. Exinformantes del ambiente nazi están hablando sobre ‘verdaderas amistades’ entre los líderes del VS y los xenófobos nazis durante su trabajo encubierto. En 2006, un funcionario del VS en Kassel, que tiene como alias el nombre de ‘Klein Adolf’, estaba presente cuando fue fusilado un hombre en un ciber café, el funcionario está todavía trabajando en la administración del gobierno.
Es evidente que los servicios secretos del Estado alemán han financiando, patrocinado y protegido a nazis. Ahora, sus vínculos están saliendo a luz.
Ilegalización y disolución
Ilegalizar el Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD, por su sigla en alemán) corta a la escena nazi su fuente financiera más fértil: el financiamiento estatal de los partidos. El dinero del NPD y sus propiedades serían confiscadas y se acabarían los ingresos por la cuota de socios, lo que realmente sería un golpe fuerte a los nazis en cuanto a sus finanzas. Sin embargo, es claro que una ilegalización del partido fascista no resuelve el problema nazi en Alemania y la pregunta queda: ¿por qué el Estado se complica tanto con la ilegalización?
Miembros del Ministerio de Interior, que desde años han supuestamente intentado detener a los nazis de NSU, ahora se proclaman públicamente expertos en una probable ilegalización del NPD. Su vinculación en el escándalo es tan evidente que también intentan ocultar el vínculo entre el NPD, los informantes, el NSU, el Ministerio del Interior y sus Oficinas de la Protección de la Constitución, y el Servicio Federal de Inteligencia (BND).
El argumento de los últimos ministros del Interior, del CDU (Unión Demócrata Cristiana) y el CSU (Unión Social Cristiana), en contra del proceso de ilegalización del NPD se basa en que no quisieran tomar el riesgo de un nuevo fracaso. Pero, ¿por qué precisamente el último intento naufragó? La ilegalización del año 2003 no se hundió porque no se supiera lo suficiente, porque no hubieran informaciones o poque faltaran bases jurídicas: fracasó porque en la cúpula del partido habían más de 300 infiltrados del VS.
Si el partido fascista NPD recibe apoyo del Estado, desarrollándolo y controlándolo, si no se puede distinguir entre pagados por el Estado y nazis comunes, en este caso, un proceso de la ilegalización es absurdo. Heribert Rech, el exministro del estado federado Baden-Wurtemberg, ya habia dicho en marzo de 2003 que el NPD se hubiera derrumbando si se retiraba a todos los agentes infiltrados. Si tomamos en serio esta declaración, la conclusión sería que la columnas centrales del NPD están siendo dirigidas por el Estado, que el NPD existe por que el Estado lo quiere y que quien quiera combatir a los nazis a través un proceso de ilegalización tiene que cortar primero el apoyo del Estado y debe buscar, al mismo tiempo, la eliminación de las Oficinas de la Protección de la Constitución.
Manifestaciones antifascistas reprimidas
A la par de establecer el NPD y otras estructuras de derecha desde el Estado, también se ha combatido con mucho esfuerzo cada intento de resistencia antifascista. En Saalfeld, en el año 1998, una caravana de autobuses con 400 personas proveniente de Berlín se dirigió hasta allí para manifestarse en contra del grupo Thüringer Heimatschutzbund, siendo prohibida previamente por las autridades, así como más de diez manifestaciones que se realizarían en otras ciudades. La caravana antifascista fue detenida por policías en la frontera de Thüringen y la autopista en donde estuvieron los autobuses fue cerrada. Además, helicópteros con fuerzas especiales aterrizaron y detuvieron a toda la multitud, deportando a los manifestantes Unterwellenborn, una cárcel del antiguo Ministerio para la Seguridad del Estado (Stasi) de la República Democrática Alemana, hoy en día fuera de servicio.
En la cárcel pasaron la noche las 400 personas que fueron detenidas. Las mujeres fueron filmadas durante la noche, los hombres fueron golpeados y obligados a desnudarse. Tampoco había un sistema de agua potable en el edificio. En la noche siguiente, las 400 personas fueron esposadas sin explicación, transladadas a un bosque y despachadas en un tren que se detuvo en plena vía. Los manifestantes continuaron esposados hasta Berlín.
Unos meses más tarde, el segundo intento de realizar una manifestación antifascista en contra del Thüringer Heimatschutz en Saalfeld terminó en el mismo ritual: detención, malos tratos, encarcelamiento, liberación y retorno. Al mismo tiempo, la organización de extrema derecha se manifestaba legalmente: los nazis hicieron una contra manifestación.
¿Por qué este odio?
El espectro político alemán se muestra como una herradura: ultraderecha e izquierda en los marcos extremos, al medio la ‘mitad neutral’. Desde la fundación del Estado de la República Federal Alemana, el antifascismo siempre ha estado bajo especial sospecha y sus activistas generalmente han sido descritos como extremistas de izquierda, a quienes es necesario perseguir.
Es paradójico que con los 182 asesinatos en manos de neonazis desde 1989, las autoridades consideren que el enemigo esté ubicado a la izquierda y que, además, se sustente esto en dos acciones: la carta bomba al presiente del Deutsche Bank, Josef Ackermann, y las inefectivas bombas incendiaras puestas en las vías férreas de Deutsche Bahn, empresa de ferrocarriles alemana.
Sin embargo, el personal y y la estructura precursora del servicio de inteligencia de la RFA, así como de como de la VS y el BND, fue la Organisation Gehlen, fundada por miembros del Estado nacionalsocialista. Nadie debe sorprenderse, entonces, de que el racismo y fascismo de las autoridades corresponda muy bien con el racismo del NPD y que la voluntad para perseguir a los nazis haya sido muy poca.
Hay sólo que imaginar qué hubiera pasado si se hubiera registrado una casa de activistas de izquierda y se hubieran encontrado explosivos, armas y cosas semejantes, como en el caso de la detenida por los asesinatos de turcos Beate Zschärpe. Es fácil calcular las consecuencias: indagaciones e investigaciones bajo la acusación de terrorismo, detenciones provisionales y represión contra el ámbito social. Todo el programa estatal se enfocaría en la izquierda. Lo paradójico es que los asesinos de la derecha generalmente son declarados como jóvenes borrachos, confusos, desarraigados y, sobre todo, solitarios, sin fondo político y sin vinculación a un ámbito fascista.
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En todo esto de grupos ultra derechistas a este nivel de pequeñas células como lo llaman, pareciera haber un disfraz de algo, viendo las cosas sin emocionarse, sea nazi o no, eso de quemar el botín y suicidare se ve como falso, una de dos o no son ideologías sino solo falsos positivos disfrazados de ideas prohibidas, porque claro así como aquí en Colombia, cuando dicen que acecinan guerrilleros y resulta ser en verdad gente del corriente o delincuentes corrientes.