Por: Camilo Rueda Navarro – marzo 2 de 2011
El Sahara Occidental es uno de los últimos territorios en el mundo que aún padece la colonización: la antigua colonia española que fue cedida ilegalmente a Marruecos y a Mauritania en 1976 aún se encuentra ocupada. Mujtar Lebuehi Emboiric, embajador de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), expuso la situación de su nación en una conferencia organizada por la Universidad del Rosario en Bogotá, con motivo de los treinta y cinco años de la constitución de la RASD y de los veintiséis que completan las relaciones bilaterales entre su nación y Colombia. A su vez, se enmarcó en el contexto de las protestas que se vienen presentando en el norte de África y el mundo árabe.
Origen del conflicto
En 1976 el Estado español se retiró del territorio de Sahara Occidental, entonces bajo su control, y lo cedió ilegalmente a Marruecos y Mauritania. En acuerdos firmados en Madrid, Marruecos se apropió del norte, y Mauritania del sur, mientras los españoles anunciaron su “retiro pacífico”. El Frente Polisario, organización creada tres años antes, empezó entonces la guerra de liberación contra los dos nuevos ocupantes y recibió el apoyo de Argelia, país colindante por el nororiente que se negó a participar de la repartición. La ONU, por su parte, considera nulos dichos acuerdos.
Así, el 27 de febrero de 1976, el Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática, hoy reconocida por más de ochenta estados. Sin embargo, debido a las acciones militares de Marruecos, muchos saharauis debieron exiliarse en Argelia, donde ubicaron campamentos de refugiados en la ciudad de Tinduf.
Una nación dividida
Al oriente del país, el Frente Polisario estableció una zona liberada donde la RASD ejerce soberanía plena y equivale a un tercio del territorio. Las dos terceras partes restantes, correspondientes al sector occidental, se mantuvieron bajo control de Marruecos. Por otro lado, Mauritania ocupa la ciudad sureña de La Agüera.
En la década de 1980, la monarquía marroquí emprendió la construcción de un muro para separar las zonas bajo su control e impedir el accionar guerrillero del Frente Polisario. El muro tiene hoy más de 2.000 kilómetros y separa de norte a sur el país. Cuenta con alambrados, campos minados y fortificaciones militares.
En 1991 se produjo un alto al fuego entre el Frente Polisario y Marruecos, producto del cual se estableció una Misión de Naciones Unidas para celebrar un referendo sobre la autodeterminación de Sahara Occidental, que aún no se realiza. Además, son frecuentes las tensiones entre Marruecos y Argelia por la situación saharaui.
En el ámbito internacional, Francia ha sido la potencia que más se ha opuesto al proceso de descolonización del Sahara Occidental, apoyando decididamente la ocupación marroquí. Según el embajador saharaui, esta postura es una especie de represalia contra Argelia por apoyar a la RASD y por derrotar a Francia en la la guerra de independencia (1954-1962).
Sobre España recae gran parte de la responsabilidad histórica y política del conflicto por haber suscrito acuerdos ilegales con Marruecos y Mauritania para repartir el territorio. No obstante, los saharauis diferencian entre las instituciones españolas y su pueblo, del cual han recibido ayuda y solidaridad.
Del mismo modo, existe el apoyo de sectores de la sociedad civil marroquí, el cual sería mucho más decidido de no ser por la fuerte represión. En Marruecos rige una monarquía y no hay ciudadanos sino súbditos, por lo que declararse a favor del pueblo saharaui conlleva pagar más de veinte años de prisión.
La situación actual
Pese a las difíciles circunstancias, la RASD ha logrado conformar un Estado con instituciones sólidas y niveles aceptables de calidad de vida, se enorgullece de contar con una de las tasas de alfabetización más altas de la región y ha logrado el reconocimiento de gran parte de la comunidad internacional, en especial en África y América Latina, pero la ONU sigue sin destrabar la situación.
Eduardo Galeano lo sintetiza acertadamente: “mil y una resoluciones de las Naciones Unidas han confirmado el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. ¿De qué han servido esas resoluciones? Se iba a hacer un plebiscito para que la población decidiera su destino. Para asegurarse la victoria, el monarca de Marruecos llenó de marroquíes el territorio invadido. Pero, al poco tiempo, ni siquiera los marroquíes fueron dignos de su confianza. Y el rey, que había dicho sí, dijo que quién sabe. Y después dijo no, y ahora su hijo, heredero del trono, también dice no. La negativa equivale a una confesión. Negando el derecho de voto, Marruecos confiesa que ha robado un país”.
Mientras tanto, la opresión marroquí continúa. El 8 de noviembre de 2010, fuerzas de seguridad de Marruecos atacaron violentamente un campamento de civiles saharauis en Agdaym Izik. Se desconoce la cifra exacta de víctimas, pero se calcula que fueron cien los muertos y varios centenares los heridos, desaparecidos y detenidos.
Con la actual oleada de manifestaciones, se ponen en entredicho las más variopintas formas de estados en la región, así como el apoyo que recibieron de Estados Unidos y las demás potencias. Por su parte, la RASD exige el cumplimiento de las resoluciones de la ONU sobre su derecho a la autodeterminación. Las revueltas de hoy abren un nuevo escenario para la causa saharaui. ¿Será la oportunidad para remplazar la ocupación y la tiranía por la plena independencia?
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