Mayo 10 de 2007
Más de 20.000 estudiantes, trabajadores y profesores universitarios salieron a las calles para reclamar al gobierno por las medidas adoptadas en el Plan Nacional de Desarrollo, recientemente aprobado por el Congreso, que dejarían a las universidades públicas del país al borde de la quiebra al pasar la responsabilidad por el pago del pasivo pensional de la Nación a cada una de estas instituciones. La convocatoria estuvo en cabeza de la Universidad Nacional, que reunió a más de 11.000 de los asistentes.
El carnaval, como se prefirió llamar a una muestra de cultura y colorido por parte de los estudiantes, inició en la Universidad Nacional desde la portería de la carrera 30 con calle 45. Desde allí se emprendió camino, por una sola calzada, hasta la calle 53 con carrera séptima, donde los estudiantes pudieron reunirse con casi 3.000 de sus homólogos de la Universidad Pedagógica Nacional. Posteriormente, a los marchantes se unieron otros 1.500 de la Universidad Distrital, ubicados sobre la séptima con calle 40, y un número aún no determinado de manifestantes solidarios de diversas organizaciones sociales y de estudiantes de universidades privadas.
Disfraces, gaitas, tambores, arte y mucha alegría conformaron el ambiente que se respiró durante una jornada pacífica de protesta que buscó generar conciencia sobre la problemática de las Universidades Públicas y que inició actividades hacia las nueve de la mañana, hora en la cual se citaron los manifestantes en la Plaza Ernesto ‘Ché’ Guevara de la Universidad Nacional para ultimar los detalles del Gran Carnaval Universitario. La jornada se extendió aproximadamente hasta las cinco y media de la tarde, momento en el que se retiraron los últimos entusiastas de la Plaza de Bolívar, frente al Capitolio Nacional.
El carnaval del pensamiento
El evento de hoy, a diferencia de lo difundido irresponsablemente por algunos medios, no se trató de algún capricho de ‘estudiantes revoltosos’. Las Universidades Públicas se están moviendo en torno a una seria problemática: la reciente aprobación del Plan Nacional de Desarrollo, que es la condena de muerte de muchas de estas instituciones.
A tono con una política privatizadora que se ha encargado de arrasar, en los últimos años, con entidades tan prometedoras como Telecom, Adpostal, la Refinería de Ecopetrol de Cartagena, entre otras, las Universidades Públicas son la piedra en el zapato del Estado colombiano, tanto en el aspecto financiero –por considerarse, en la lógica de los últimos gobiernos, que la educación es un servicio y no un derecho de la población–, como en el político, más cuando desde allí se hilan las principales críticas a las medidas gubernamentales. Por ello, el traslado a las universidades estatales de sus obligaciones pensionales, en virtud del artículo treinta y ocho de la discutida ley, no es otra cosa que una sucia estrategia para agilizar el cierre de estas instituciones o para promover medidas radicales de autofinanciación que las eliticen y las alejen de su fin social, como el alza exagerada de costos de matrículas o la pretensión de que los egresados soporten con impuestos un fondo para la ecuación superior.
Además de estas problemáticas particulares, son banderas de la asamblea permanente el rechazo al TLC, a la Ley de Transferencias y al clima de estigmatización y criminalización contra los estudiantes que se vive en el país.
Universidad Nacional en asamblea permanente
A la cabeza de la educación pública, la Universidad Nacional ha liderado un proceso que arrancó desde el jueves tres de mayo, cuando se declaró en Asamblea Permanente y se dio inicio a la anormalidad académica con el propósito de abrir los espacios de discusión. En un esfuerzo conjunto e interdisciplinario, se ha diseñado todo un programa que no se agota en la evaluación coyuntural de las implicaciones del Plan Nacional de Desarrollo, sino que se erige sobre ejes más amplios, como son el académico, el de bienestar y el de organización estudiantil.
En ese marco, se han desarrollado diferentes asambleas generales, en el Auditorio León de Greiff, y por facultades, en espacios especialmente dedicados para esto. También se ha dispuesto una serie de recursos creativos, como el denominado pupitrazo, que tanto alarmó a los dueños del sistema privado de transporte masivo Transmilenio el martes ocho de mayo, cuando se pretendió desarrollar en plena Avenida NQS esta actividad y los universitarios fueron duramente reprimidos por agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía Nacional. A pesar de esto y de la caudalosa lluvia que acompañó la tarde, finalmente se llevó a cabo esta acción sobre la avenida El Dorado durante casi dos horas para enterar al público en general de la crisis universitaria.
Hoy las paredes de la nacho se visten de graffiti y color, en una energía que ha convocado desde artistas hasta matemáticos. En un esfuerzo que parece ser contagioso, las Universidades Públicas reivindican nuevamente su autonomía e invitan al pueblo a pensar sus problemáticas. La declaración de asamblea permanente tiene largo alcance y la invitación es a que la discusión trascienda las aulas.
El macartismo y la cacería de brujas
Sin embargo, el estigma y la criminalización de la protesta no se hicieron esperar. El pasado martes en la tarde, el noticiero de televisión CM& recibió una secuencia de video tomada por miembros de la vigilancia de la Universidad Nacional donde se aprecia a un grupo de encapuchados en un acto simbólico en la Plaza Ché. A pesar de que las imágenes corresponden a un suceso aislado ocurrido el lunes 30 de abril, el informe transmitido no duda en señalar que estas imágenes fueron tomadas, supuestamente, el martes 8 de mayo y en implicar a los estudiantes que se han venido manifestando con el Movimiento Bolivariano, organización que se manifestó aquel lunes.
Así mismo, hace algunos minutos, informativos de los canales privados presentaron como noticia de última hora que “la protesta de la Universidad Nacional terminó en disturbios”, luego de que un grupo aislado de estudiantes de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) que acompañaba la marcha decidiera bloquear la calle a la altura de la avenida décima con calle diecinueve, en pleno corazón de la ciudad, evento que desató un corto choque con miembros del Esmad y terminó con la detención de cuatro estudiantes. Los noticieros, las operadoras de Transmilenio y algunos informativos radiales hablaban descuidadamente de disturbios en la Universidad Nacional, cuando la realidad era bien diferente.
Por ello, los estudiantes han exigido ser escuchados por su propia voz y exigen de los informadores el publicar información veraz y responsable, pues temen que se repitan casos como el de la Universidad del Cauca –otra de las instituciones en paro–, donde vienen apareciendo, en las últimas semanas, panfletos con listados de dirigentes estudiantiles que, por su pensamiento crítico y su labor en las asambleas, estarían siendo señalados objetivo militar por parte de las estructuras narcoparamilitares.
Así las cosas, la protesta estudiantil continúa. Los universitarios han anunciado que se mantendrán en asamblea permanente hasta la solución de la crisis y que realizarán nuevas movilizaciones masivas, lo cual no se hará de esperar, dada la histórica convocatoria que hoy revistió la manifestación, una de las más grandes de la última década.
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