Por: Christian Peñuela – octubre 13 de 2012
Con masivas movilizaciones, realizadas en el marco del paro nacional convocado para el viernes, se cerró la Semana de la Indignación. En ciudades como Bogotá, Barranquilla, Pereira y Pasto la jornada estuvo marcada por las confrontaciones, la brutalidad policial y las agresiones a defensores de derechos humanos y periodistas. En total, 109 personas fueron detenidas, 3 judicializadas y 98 resultaron heridas por las acciones violentas de los uniformados.
La indignación sacudió a la nación
Las manifestaciones de inconformidad se llevaron a cabo en 14 capitales y 25 departamentos de Colombia, sumando entre 80.000 y 100.000 participantes, entre trabajadores, jóvenes, estudiantes, indígenas, afrocolombianos, campesinos, defensores del derecho a la salud, mujeres, víctimas de los crímenes de Estado y otros sectores sociales que protestaron por la profunda iniquidad que caracteriza al país, donde 8 millones de personas viven en la miseria y más de 20 millones en la pobreza, y contra la violación sistemática de los derechos humanos.
Asimismo, los manifestantes respaldaron los diálogos de paz entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP, que iniciarán en los próximos días en Oslo (Noruega) y exigieron vincular las exigencias del movimiento social y popular entre los temas a discutir, pues definirán el rumbo del país para los próximos años.
Además de marchas, la jornada incluyó campamentos, tomas pacíficas, cortes intermitentes de vías, caravanas, mítines y actividades culturales que demostraron la creatividad de los indignados criollos, que atendieron el llamado de la Coordinación Nacional de Organizaciones y Movimientos Sociales y Políticos, una iniciativa que integra al Congreso de los Pueblos, la Marcha Patriótica, la Coalición de Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia (Comosoc), al Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) y a otros procesos sociales.
Entre las movilizaciones se destacaron realizadas en las regiones más pobres del país. En Putumayo 6.000 campesinos se concentraron en los municipios de Puerto Guzmán, Puerto Asís, Puerto Garzón y Puerto Vega, marchando hasta Mocoa, así como también se presentaron acciones de protesta en el valle del río Sibundoy y en cercanías al río Caquetá.
De la misma manera, En Cauca 1.500 indígenas, provenientes de los Municipios de Caloto, Miranda y Corinto, se tomaron la vía panamericana y marcharon hasta Santander de Quilichao.
Otras manifestaciones rurales tuvieron gran importancia, como las desarrolladas en los Municipios de Campo de la Cruz (Atlántico) y Turbaná (Bolívar), al norte del país, y las marchas de campesinos y pequeños caficultores en Circasia y Quimbaya (Quindío).
En las principales ciudades se destacan las masivas movilizaciones de Bogotá, con 12.000 manifestantes; Pasto (Nariño), con 10.000 indignados; Florencia (Caquetá), con 6.500 personas; y Popayán (Cauca), con 4.000.
En Neiva (Huila), a los 7.000 campesinos que llegaron hasta allí desde distintos municipios del departamento se unieron, en horas de la mañana, estudiantes de la Universidad Sur Colombiana. Mientras tanto, en Ibagué (Tolima), cerca de 5.000 campesinos, estudiantes y trabajadores se movilizaron por las principales vías de la cuidad hasta llegar al parque Manuel Murillo Toro.
En Medellín, la protesta contó con una importante movilización de 5.000 estudiantes de la Universidad de Antioquia, la Universidad Nacional y el Instituto Tecnológico Metropolitano, que marcharon bajo la intensa lluvia entre el Parque de los Deseos y el parque San Antonio.
En Bucaramanga (Santander) se presentaron dos importantes acciones colectivas. En horas de la mañana, un grupo de vendedores ambulantes y sindicalistas se tomó pacíficamente las oficinas del Ministerio del Trabajo para exigir la derogatoria del Decreto 0179 del alcalde, Luis Francisco Bohorquez, donde se restringe el comercio informal en el espacio público. Por otra parte, en horas de la tarde, estudiantes de la Universidad Industrial de Santander (UIS) bloquearon, de forma intermitente y pacífica, el sistema de transporte masivo Metrolínea, en la carrera 15 con calle 36, para manifestarse en contra de las irregularidades y el autoritarismo que ha caracterizado la designación del rector de esa institución.
Represión a pesar de promesas de garantías
Bogotá, Pasto y Pereira fueron las ciudades donde se dieron mayores desmanes de parte de la Policía, que no permitió que los manifestantes se concentraran en los puntos de destino de las marchas.
En el caso de Bogotá, a pesar de los acuerdos establecidos entre manifestantes, Policía y Administración Distrital, luego de intensas reuniones desarrolladas los días 10 y 11 de octubre, las órdenes impartidas a los uniformados incluyeron el uso de gases lacrimógenos, tanquetas y, especialmente, las peligrosas granadas de dispersión contra los manifestantes. En total, se registraron alrededor de 71 detenidos, 23 heridos –a pesar de que la Secretaría de Gobierno de la capital sólo reporta 8– y un judicializado: el defensor de derechos humanos Óscar Iván Londoño, quien, según un comunicado de la Marcha Patriótica, “fue torturado física y psicológicamente, siendo trasladado a la URI de Tunjuelito, donde será procesado bajo cargos de agresión a funcionario público”, de acuerdo con la polémica Ley de Seguridad Ciudadana.
Aunque el Ministro del Interior, Fernando Carrillo Flórez aseguró, el pasado 11 de octubre, que “nosotros damos todas las garantías para la protesta social y no vamos a permitir que se irrespeten los derechos de las organizaciones sociales en Colombia”, en la capital las movilizaciones pacíficas fueron fuertemente reprimidas desde tempranas horas de la mañana en los puntos iniciales de concentración de las localidades de Bosa, Kenedy, Ciudad Bolívar y Usme.
Los primeros reportes indican que antes de las 7 am se dieron las primeras acciones del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía contra los manifestantes, cuando disolvieron por la fuerza la concentración en la Autopista Sur, a la altura del Portal del Sur de Transmilenio. Posteriormente, hacia las 9:20 am, el comando de la Policía Metropolitana dio la orden de despejar las calles por la fuerza y fueron atacadas de forma casi simultánea las movilizaciones de la localidad de Bosa, en el barrio Nuevo Chile; Usme, a la altura de Yomasa; y Kennedy, en la avenida 1 de mayo con carrera 86, donde fueron detenidas 37 personas en un camión de la Policía.
De la misma manera, hacia las 11 am, cuando más de 3.000 estudiantes del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) marchaban por la avenida Caracas con calle 22 sur hacia la Plaza de Bolívar, fueron dispersados por el Esmad. Poco después, cuando estos jóvenes intentaron reunirse con la movilización proveniente de la Universidad Pedagógica Nacional, también fueron reprimidos por los uniformados, a la altura de la carrera 7 con calle 39. Prácticamente todas las manifestaciones, que confluían desde los 10 puntos autorizados por la Alcaldía Mayor de Bogotá, fueron atacadas en algún momento o disueltas por la Policía.
Hacia la 1:30 pm, luego de horas de confrontaciones, empezaron a congregarse los marchantes en la Plaza de Bolívar, de donde fueron desalojados por una desmedida carga policial, donde los miembros de la Fuerza Pública, además de usar indiscriminadamente gases lacrimógenos, lanzaron granadas de dispersión a los cuerpos de los manifestantes y, de acuerdo con testigos, usaron explosivos artesanales con metralla, balines y descargas eléctricas contra los allí presentes.
De igual forma, en la ciudad de San Juan de Pasto (Nariño) la brutalidad policial que caracterió la jornada se saldó con 30 detenidos, 60 heridos y 2 judicializados, luego de que los uniformados se lanzaron a disolver la marcha de más de 10.000 personas a la que se le impidió llegar hasta la Plaza de Nariño, según ellos, bajo órdenes del alcalde Harold Guerrero López.
Asimismo, en Pereira (Risaralda), la movilización de trabajadores, estudiantes, indígenas, mujeres y pobladores de los barrios fue dispersada a la altura del viaducto principal de la ciudad sobre el mediodía, dejando 6 detenidos y 5 heridos; y en Barranquilla (Atlántico), los manifestantes cortaron vías en 6 seis puntos de la ciudad, siendo duramente reprimidos, sin que hasta el momento se conozcan cifras sobre detenidos, judicializados y heridos.
También se reportaron acciones contra campesinos en los departamentos de Antioquia, donde las comunidades campesinas del valle de Toledo del municipio de Ituango fueron rodeadas y hostigadas por tropas de la Brigada Móvil 18 del Ejército Nacional; y en Neiva (Huila), donde los manifestantes provenientes de las zonas rurales del departamento, concentrados en el barrio Villa Constanza, fueron rodeados y atacados con gases lacrimógenos y granadas de dispersión por miembros de la Fuerza Pública, que luego incendiaron las carpas y cambuches en que se alojaban, y pisotearon los alimentos que allí guardaban.
La libertad de expresión agredida en la capital
Los periodistas nacionales e internacionales también se vieron afectados por la brutalidad policial en Bogotá. Desafortunadamente, uno de los casos reportados fue el del periodista venezolano Ernesto Mercado, integrante del equipo de El Turbión, quien fue atacado a las 9:50 am por agentes del Esmad en la avenida Villavicencio con carrera 72, en el barrio Nuevo Chile de la localidad de Bosa, mientras se encontraba cubriendo la persecución que efectuaban los uniformados a los manifestantes. Uno de los agentes atacó a nuestro reportero, destruyendo el lente de su cámara Sony modelo DSLR-A230. Cabe resaltar que ninguno de los agentes presentes en el lugar presentaba número de identificación en sus cascos o chalecos, lo cual demuestra una grave falta a los protocolos reglamentarios que deben cumplir para garantizar la seguridad y responsabilidad sobre sus hechos.
Pocos minutos después, en la avenida 1 de mayo con carrera 86 de la localidad de Kennedy, el periodista independiente italiano Giorgio Sabaudo fue detenido arbitrariamente, junto con 37 manifestantes, y subido a un camión de la Policía de número 171324 y con placas OBH-144. Algunas horas después fue liberado, por intervención de la Defensoría del Pueblo.
Hacia las 2:30 pm, en la carrera 7 con calle 19, el periodista Guillermo Castro, del periódico alternativo El Macarenazoo, sufrió una requisa ilegal, cuando una mujer policía intentó decomisarle el material fotográfico que tenía en su cámara y al final retuvo su credencial de prensa, lo cual vila las leyes colombianas e internacionales relacionadas con al libertad de prensa. En hechos relacionados, mientras cubría las confrontaciones entre manifestantes y policías en el centro de Bogotá, al periodista Camilo Aguilera, miembro del Centro de Medios Populares, le fue disparada una cápsula de gas lacrimógeno que le impactó en el rostro, provocándole una lesión en su maxilar izquierdo. Por su parte, a Luis González, de RCN Televisión, los uniformados le rompieron la camisa y equipos celulares.
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