Mayo 23 de 2005

Ponencia presentada por el Periódico El Turbión en la red, para el I Foro nacional de medios de comunicación alternativa. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander.

Durante los últimos años, en especial desde la aparición aplastante de la Internet en las vidas de los miles de millones de seres humanos que poblamos este mundo maltrecho, muchos somos quienes nos hemos preguntado sobre la forma en que este novedoso medio de comunicación electrónica cambiaría las relaciones de poder presentes en el intercambio de información a nivel global y la manera en la que se presentarían, en el terreno de la comunicación digital, la lucha por unas nuevas relaciones sociales y de poder que pretenden transformar la forma y el contenido mismo de la organización de nuestras sociedades.

Algunas de las respuestas que surgieron, hasta hace unos años, fueron cayendo bajo el propio peso de su ingenuidad pragmática, dando paso a nuevos interrogantes que, al surgir, nos han llevado a establecer nuevas formas de trabajo y de asociación entre tod@s a quienes nos interesa que la comunicación entre los seres humanos sea parte fundamental de su proceso de emancipación y del proceso de liberación de la información, hoy subyugada a la voluntad de los monopolios del mass media y de los gobiernos más poderosos, en especial de los EEUU y de su corte imperial llena de fanatismo religioso y de actitudes fascistas.

El fin de la presente ponencia es de compartir con uds., estimados compañeros y colegas, no sólo nuestras propias experiencias como medio de comunicación digital, sino algunas impresiones y opiniones sobre lo que hemos optado por llamar activismo virtual y sobre las condiciones en las que éste se da en la actualidad.

¿Hay libertad comunicativa?

Vamos a empezar por una simple afirmación –con la cual no queremos posar de sabihondos, pues de ella dan cuenta casi todos los estudios especializados en el tema–: la información que llega al público en general, el “receptor universal”, está mediada por quienes controlan el medio a través del cual ésta circula, los “propietarios del proceso” o “emisores privados”, quienes deciden qué se informa, cómo se informa, a quién se informa y definen el proceso comunicativo en una sola vía vertical, un proceso unívoco y contrario al concepto de retroalimentación y discusión.

Esto, para quienes se han dedicado a leer estudios sobre comunicación, para quienes e dedican a hacerlos o, incluso, a muchos de nosotros, puede sonar obvio al mirar el desarrollo actual de los grandes medios masivos de comunicación y, especialmente, de los gigantes de la prensa, el cine, la radio, la publicidad y la televisión.

Hoy, para nadie es un secreto que lo que en un momento posaba como una novedad técnica, fundamentada en la libre concurrencia, que buscaba facilitar la comunicación de sucesos e información de los más diversos sectores de la población mundial, se ha transformado, con la aparición de la llamada “economía global” y de las mega-corporaciones transnacionales en algo nuevo que, para conformar una nueva categoría de estudio, nosotros hemos decidido llamar “medios monopólicos” o “monopolios de la información”.

Hablemos del ejercicio libre del periodismo. Ya es conocido que, prácticamente, la totalidad de la información mundial que se transmite en los medios televisivos y en las agencias noticiosas de mayor renombre proviene de las mismas fuentes y se retransmite constantemente sin casi ningún cambio. Para comprobarlo sólo basta con que hagamos el experimento y comparemos los libretos de las noticias aparecidas en medios nacionales como RCN y CARACOL con los textos aparecidos en las páginas de empresas como Univisión, la CNN, FOX-News, BBC o Associated Press y encontraremos sólo pequeñas adiciones o sustracciones en las estructuras microtextuales de las noticias, el cuerpo minucioso de éstas. Este fenómeno se produce por la intención de resaltar o reducir la importancia de algunos detalles según la intención política de los “informadores a sueldo”, que, sin cambiar el contenido general de lo que se informa, su macroestructura, mantienen sin ninguna variación la mayoría de las microestructuras emanadas por la gran empresa. En otras palabras, nuestros honorables medios locales se encargan de mantener los rasgos generales de forma y contenido de las noticias fabricadas por los medios monopólicos internacionales y se limitan a reproducir un mínimo de información que ellos mismos elaboran.

La noticia, así, se convierte en una mercancía más al servicio de las ganancias de los grandes monopolios. Un ejemplo claro de esto ha sido la cobertura de la reciente invasión colonial imperialista a Iraq. Ningún medio colombiano se atrevió a enviar a alguno de sus corresponsales a esa lejana nación por los gastos que ello acarreaba y por la facilidad de comprarla como franquicia de alguno de los grandes que sí estaba invirtiendo en cubrir un evento de esta magnitud. De esta forma, no ha llegado a nuestros receptores información que esté por fuera de los límites de la que recopilan los camarógrafos y reporteros de empresas como CNN y FOX, transportados como invitados especiales en los tanques y vehículos militares del ejército agresor y que, además de actuar como séquito curial de la parte victoriosa –por el momento– del conflicto, sufren una rigurosa censura por parte del Pentágono que, legalmente, puede determinar qué información sale al aire y cuál se queda en manos de los invasores. De esta forma, todas las informaciones que hablan sobre ataques de las mesnadas bushistas a civiles inermes, o de la defensa de los pobladores de estos territorios de sus hogares y familias, son minimizadas por provenir de la única agencia internacional de noticias de lengua árabe: Al Jazeera, que ya carga con la marca de la bestia por ser, a los ojos de los dueños del mundo, una caja de resonancia del demonio Osama Ben Laden y de los otros terroristas de medio oriente, o de los esfuerzos conjuntos de unos muertos de hambre que, con honestidad, realizan su labor periodística de forma independiente o suscritos a agencias libres que no cuentan con los gigantescos recursos de los monopolios para cumplir su trabajo y que se arriesgan a morir en cada momento para poder decir al mundo lo que ocurre por esos lados.

El negocio, entonces, está seguro: la noticia se vende como exclusiva a la cadena subsidiaria de cada país que opera como propietaria de la franquicia y que la pone a circular en su propio noticiero o medio de prensa escrita. Los seis megapolios que controlan la información noticiosa en EEUU y el mundo descansan tranquilos gracias a esta adaptación de la economía financiera imperialista a la producción de la mercancía noticiosa: la empresa de la metrópoli sigue dictando qué noticias circulan y cómo circulan hasta llegar a los receptores caseros o institucionales de los habitantes del Tercer Mundo que les retribuyen manteniendo vivo su negocio.

Citaríamos, de la misma forma, el caso terrible de nuestro país, donde tanto el periodismo independiente como el aficionado han venido en franca agonía de manos de la represión oficial que, con o sin uniforme, ha ocasionado centenares de muertes, desplazamientos y amenazas a colegas profesionales y aficionados, la cual, valida de una legislación de información profundamente ligada a la de guerra, censura a través de los comandos militares la información, supuestamente independiente, sobre las confrontaciones ocurridas a diario en los campos de Colombia que es retransmitida sin modificaciones por los medios de los cacaos dueños del país que nos impusieron a este gobierno fascista como la salvación de la nación. Sin embargo, estas reflexiones deben ocupar un estudio mucho más profundo sobre el papel de los medios colombianos que, seguramente, debe salir como tarea de este Foro.

Para responder a la pregunta inicial sobre la libertad comunicativa con una afirmación concreta: el crecimiento de estos medios monopólicos y su dominio en el mercado global ha llevado a negar que exista información auténticamente libre. A través de legislaciones amañadas y de prácticas constantes de censura y amedrentamiento a la prensa son estos monopolios quienes deciden qué, cómo, cuándo y a quién se informa, así como quién lo informa y valiéndose de qué mecanismos.

El nuevo terreno de la lucha de clases que ha nacido de la fusión de los monstruos financieros y de los gigantes de la información es el terreno de lucha de los medios alternativos independientes: el de la lucha por una información completa y al alcance de tod@s que no tenga propietario, pues la información, al ser conocimiento, es patrimonio de la humanidad entera y no de la porción ínfima de quienes imponen, actualmente, su poder al conjunto de la población mundial.

Los propietarios del espacio virtual

El espacio virtual, nacido con la popularización de la Internet a mediados de los años 90, no está exento a estos fenómenos. Desde sus inicios, uno de los monopolios empresariales más poderosos del mundo, la Microsoft, usando a su “gobierno mascota de los EEUU”, como acertadamente lo llama Richad Stallman –el conocido gurú del software libre–, ha venido imponiendo restricciones cada vez más malevolentes a la información que puede circular a través de la Internet.

Hoy, en plena era digital, como la llaman algunos por el rápido desarrollo de estas tecnologías y de su popularización en la vida cotidiana de la población, suena terriblemente ingenuo plantear, como hace algunos años se gritaba a los cuatro vientos, que la información que circula por la red democratizaría a la sociedad competa por la rapidez y facilidad con que ésta circula, por la posibilidad de cualquier persona u organización para abrir un correo electrónico o montar una página web sobre la información que quisiera. Las administraciones de Clinton y Bush han impulsado, bajo la tutoría de Bill Gates y otros magnates de la informática, mecanismos de vigilancia a las comunicaciones digitales, como los programas de investigación Omnivore y NSA-View, que han generado diversos programas intrusivos de la privacidad de las comunicaciones que no sólo le sirven a la potencia hegemónica para que su Agencia de Seguridad Nacional [NSA], la CIA y el FBI identifiquen opositores y puedan ficharlos como terroristas, sino para que estas grandes empresas creen las conocidas Backdoors o puertas traseras con las cuales puedan conocer las preferencias de cada usuario en materia de información o puedan invadir los equipos caseros de las personas con las conocidas cookies que recopilan información estadística sobre lo que una persona consulta o comercia en línea, con el fin de obtener las mayores ganancias en sus inversiones en otras industrias y de poder compilar información que los mantenga a la cabeza del monopolio informático.

De la misma manera, las jugadas en la bolsa y sus deshonestas actuaciones financieras les han permitido llenar sus arcas de dinero al absorber paulatinamente o llevar a la quiebra a otras compañías que interfieran en sus negocios, llevándoles a controlar un notable 70% del comercio electrónico y a impulsar leyes de propiedad intelectual que impiden que circulen libremente la información y los códigos de programación que podrían afectar su negocio. Google y Yahoo, sólo por citar como ejemplo a los dos buscadores de Internet más populares y cuyas acciones se cotizan mejor en la bolsa, cuentan entre sus accionistas a empresas como AOL/Time/Warner –dueña de CNN, la revista Time, la cinematográfica Warner BROS, entre otros gigantes de la comunicación– la Microsoft –el más grande monopolio informático de la historia– y a varias petroleras entre las que se encuentra, por supuesto, la Halliburton –gran beneficiada de la guerra en Iraq y que parece ser el dios que le habla por las noches a Mr. Bush al oído–.

Al usuario común este hecho político le afecta en las operaciones comunes que realiza sentado ante el ordenador, incluso en aquellas tan sencillas como intentar abrir una página web específica que es pateada por el servidor por contener información que pueda ser perjudicial al gobierno de los EEUU, cuyo caso más reciente fue la represión judicial e informática a diversos servidores que soportaban algunas páginas de la red IndyMedia o el constante cierre de sitios web de algunas organizaciones políticas que se encuentran entre los maléficos enemigos de Washington por acción del sabotaje constante venido del Sylicon Valley –sede de las principales empresas de tecnología gringas–.

En cuanto a sus propias comunicaciones por correo electrónico o chat, el usuario ha perdido toda su privacidad gracias al Acta USA-Patriot y otras legislaciones correspondientes en cada país –como el fantasmagórico estatuto antiterrorista del capataz Uribe–, pues estos medios son constantemente monitoreados por la NSA en busca de supuestos pedófilos, terroristas y criminales de todo cuño, vinculándolas a direcciones IP particulares que intentan romper el anonimato que ha favorecido a la comunicación virtual enormemente. Además, el negocio de los grandes buscadores se sustenta en vender a los webmasters y diseñadores de páginas de todo el mundo la promoción de las páginas, de manera que si una persona del común quiere que su página web sea leída por algún otro individuo que hace parte de los millones que, a diario, usan el buscador y no caer en el olvido de algún recoveco de la red, tiene que pagar por ser leído o consultado: la difusión de información se convierte, entonces, en un privilegio por el que hay que pagar.

Entonces, democratizar la red es una auténtica utopía que es irrealizable si no se modifican las formas de organización de la sociedad que determinan las relaciones de poder que se presentan ya en la Internet. La misión histórica que le corresponde a la comunicación alternativa y al software libre reside, precisamente en dotar a la población mundial de mecanismos para romper la dependencia que le generan los monopolios y poder ser, a un mismo tiempo, productores-emisores y consumidores-receptores de información libre que pertenezca a todo el género humano y que no se base en la apropiación individual y la posterior explotación comercial de la misma.

La experiencia de los medios virtuales y del periodismo virtual

Hasta hace algunos años se trataba como un fenómeno novedoso y llamativo el surgimiento de una serie de esfuerzos en la red por construir información apropiable por el conjunto de las comunidades virtuales: algunos intelectuales asumieron estos fenómenos más como una curiosidad sociológica que como el periodo histórico-social que inauguraban y estas mediocres apreciaciones tuvieron su reflejo en la cultura de masas hollywoodense y en las categorizaciones mediáticas con las que se intentó archivar a las personas que luchan por destruir el monopolio sobre la información y la red.

Así, se han dedicado los informadores al servicio de Bill Gates, Steve Jox y sus exegetas desde los medios y las ciencias sociales, por comparar con los piratas y corsarios de las coronas francesa y británica del siglo XVI, que se dedicaban a asaltar embarcaciones pistola en mano, con las personas que, estando en abierto desacuerdo con las normas de propiedad e iniquidad intelectual, se han dedicado a construir software sin limitaciones a través del código abierto y público o a través de la copia del software conocido sin el permiso de sus desarrolladores. Han llamado terroristas informáticos a quienes se han dedicado a romper los códigos secretos de las páginas gubernamentales o privadas de los EEUU para mostrar sus contenidos al mundo o para garantizar a los millones de usuarios en el mundo que su privacidad sea respetada, revelando al público los mecanismos ilegítimos de intrusión que se usan al momento de enviar un correo electrónico o visitar un sitio web cualquiera.

Aun así, a la hegemonía del gigante Microsoft y de su gobierno mascota se ha opuesto un creciente movimiento de comunicación en la Internet que ya lleva, contrario a lo que suele creerse, más de dos décadas de existencia, un gran acumulado de producción y una creciente popularidad.

Los primeros intentos de comunicación alternativa se dieron ligados al Movimiento del Software Libre y su filosofía, surgido en 1984 con la primera red especializada de programadores que intentaron construir colectivamente un sistema operativo libre: el proyecto GNU, que obtuvo su mayor éxito en contra del monopolio informático del Sylicon Valley en 1992 con la articulación del sistema GNU con núcleo Linux, cuya posterior masificación abarca hoy sin costo a millones de personas del mundo que han liberado sus equipos informáticos de la dependencia tecnológica, incluyendo –y esto hay que resaltarlo- a los gobiernos de Cuba, Brasil y la República Bolivariana de Venezuela que han liberado a millones de usuarios desde la totalidad de sus instituciones públicas y de su normativa legal frente a la propiedad intelectual.

A mediados de los años noventa se da una diáspora creativa que lleva al nacimiento de una multitud de páginas web ligadas a una infinidad de periódicos de izquierda y organizaciones políticas que empiezan a difundir sus  planteamientos a través de la red a públicos de todo el mundo. Resaltaron, por su trabajo minucioso, las relacionadas con la lectura del Manifiesto Zapatista en Chiapas en 1994, las relacionadas con organizaciones maoístas como Sendero Luminoso y el MRI y las páginas de información libertaria y anarquista que difundían especialmente comunicados y música de estas tendencias. Todas estas, iniciativas impulsadas con el fin de crear conciencia y llamar a la vinculación del público en general a las luchas de dichas organizaciones desde su particularidad social.

El crecimiento exponencial de dichas páginas y su función ideada con un objetivo puramente propagandístico crearon fuertes debates a nivel internacional sobre el papel de la Internet en medio de los grandes conflictos sociales surgidos a partir de la caída del Muro de Berlín. Los grandes monopolios empezaron a generar trabas cada vez mayores para la creación de servidores gratuitos que garantizasen el anonimato de los desarrolladores de páginas web y se empezaron a crear, en 1997, legislaciones de propiedad intelectual en la red que obligaban al pago de altas compensaciones por el uso de programas, gráficos y textos de propiedad de las multinacionales informativas. Al mismo tiempo, los primeros activistas virtuales que se dedicaban al sabotaje electrónico, los autodenominados hackers, fueron llamando la atención del mundo al hacer públicas diversas informaciones secretas del gobierno norteamericano y al destruir sitios oficiales y corporativos de gobiernos y megacorporaciones monopolistas.

La guerra de los Balcanes en 1998 y el surgimiento del movimiento antiglobalización con los disturbios de Seattle en 1999 motivaron la aparición de nuevos espacios para la práctica de lo que, actualmente, llamaríamos el periodismo virtual alternativo. El nacimiento de las primeras páginas informativas de izquierda y los boletines newsletter que empezaron a volverse una fuente de consulta obligatoria han llevado a la constante tecnificación del periodismo alternativo y a que surjan nuevos espacios para la práctica del oficio informativo, tal como hoy lo hace el reciente surgimiento y masificación de los blogs o “archivos de vida”, donde cualquier persona narra sus impresiones día por día de los acontecimientos más significativos que se desarrollan a su alrededor y que se han popularizado enormemente con los relatos de los soldados norteamericanos desertores de la invasión a Iraq, que demuestran el interés de millones de personas por buscar nuevas fuentes de información y nuevas formas de interacción periodística.

Espacios como la página Refuse&Resist, que ha desplegado toda una campaña contra la segregación racial y en defensa de los presos políticos en EEUU, el periódico virtual Rebelión de España, que ha logrado reunir a notables personajes de la intelectualidad progresista hispanoamericana para la reflexión, y el portal IndyMedia, que ha logrado generar un espacio abierto para la publicación de información alternativa y de izquierda de toda persona interesada en visibilizar la información que el régimen invisibiliza, han logrado dar nuevos espacios para que personas del común se conviertan en periodistas con un alto nivel de compromiso y de ética profesional, aún careciendo de la formación y la escuela necesarias. En Latinoamérica es necesario resaltar los esfuerzos de agencias como ArgenPress.info, con más de cien mil suscriptores en América Latina, los talleres de formación de periodistas aficionados que se ofrecen por miembros del equipo de prensa de portales como Viva la Arepa.org y Aporrea.org de Venezuela, además de los diversos cursos virtuales de formación periodística aficionada y de escuela que están surgiendo por toda la región.

Nuestra experiencia ha circulado en este sentido. De ser un experimento que desarrollábamos un par de personas en marzo de 2004 y que llegaba a manos de apenas 8 suscriptores, hemos logrado llegar a ser un proyecto consolidado que reúne una buena cantidad de colaboradores en línea y más de 1700 suscriptores, logrando regularidad en su publicación y alcanzado un nivel periodístico que nos lleva a pensarnos en la posibilidad de construir una auténtica agencia de prensa virtual alternativa en nuestro contexto. Han sido 15 meses de constante esfuerzo y de estudio muy duro que nos ha llevado a alcanzar, en estos 100 ejemplares, resultados que nunca nos esperamos encontrar.

Hoy, cuando se celebra este importante Foro de Medios de Comunicación Alternativa, queremos llamar la atención de todos aquellos a quienes llega nuestro mensaje sobre el papel que cumple la labor periodística alternativa en el contexto nacional: nuestra función ya ha sobrepasado los límites de la simple transmisión de información a los que nos ha condenado el establecimiento, es claro que en Colombia es necesario informar desde otras perspectivas y ser constructores de discursos concretos, completos y veraces a partir de los complejos hechos sociales que a diario se presentan en Colombia y parecieran no importar a nadie.

Nuestra labor debe romper los viejos esquemas académicos acerca de la labor del periodista y construir métodos de trabajo capaces de integrar al profesional de escuela con el periodista aficionado a la hora de investigar y dar a conocer los más complejos hechos de los que está compuesta nuestra realidad, pero, por esta vez, ser capaces de mostrarla desde esa perspectiva que nos es negada a diario, desde la de quienes sufren las más grandes injusticias del actual orden de cosas, pues sólo así nuestro trabajo será significativo para impulsar cambios reales en nuestra sociedad.

Éste es nuestro propósito. Por ello, les llamamos a seguir construyendo alternativas reales en comunicación y a que contribuyan a sumar esfuerzos a los grandes esfuerzos colectivos que intentan construir un país y un mundo sin desigualdades, donde la información y el conocimiento, más que mercancías puestas al mejor postor, sean herramientas emancipatorias para quienes sufren la desigualdad y combustible para los intensos procesos de lucha y transformación social.

La Internet y el nacimiento de nuevos medios de comunicación alternativos

[Ponencia presentada por el Periódico El Turbión en la red, para el I Foro nacional de medios de comunicación alternativa. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, mayo 23 de 2005]

Durante los últimos años, en especial desde la aparición aplastante de la Internet en las vidas de los miles de millones de seres humanos que poblamos este mundo maltrecho, muchos somos quienes nos hemos preguntado sobre la forma en que este novedoso medio de comunicación electrónica cambiaría las relaciones de poder presentes en el intercambio de información a nivel global y la manera en la que se presentarían, en el terreno de la comunicación digital, la lucha por unas nuevas relaciones sociales y de poder que pretenden transformar la forma y el contenido mismo de la organización de nuestras sociedades.

Algunas de las respuestas que surgieron, hasta hace unos años, fueron cayendo bajo el propio peso de su ingenuidad pragmática, dando paso a nuevos interrogantes que, al surgir, nos han llevado a establecer nuevas formas de trabajo y de asociación entre tod@s a quienes nos interesa que la comunicación entre los seres humanos sea parte fundamental de su proceso de emancipación y del proceso de liberación de la información, hoy subyugada a la voluntad de los monopolios del mass media y de los gobiernos más poderosos, en especial de los EEUU y de su corte imperial llena de fanatismo religioso y de actitudes fascistas.

El fin de la presente ponencia es de compartir con uds., estimados compañeros y colegas, no sólo nuestras propias experiencias como medio de comunicación digital, sino algunas impresiones y opiniones sobre lo que hemos optado por llamar activismo virtual y sobre las condiciones en las que éste se da en la actualidad.

  1. ¿Hay libertad comunicativa?

Vamos a empezar por una simple afirmación –con la cual no queremos posar de sabihondos, pues de ella dan cuenta casi todos los estudios especializados en el tema–: la información que llega al público en general, el “receptor universal”, está mediada por quienes controlan el medio a través del cual ésta circula, los “propietarios del proceso” o “emisores privados”, quienes deciden qué se informa, cómo se informa, a quién se informa y definen el proceso comunicativo en una sola vía vertical, un proceso unívoco y contrario al concepto de retroalimentación y discusión.

Esto, para quienes se han dedicado a leer estudios sobre comunicación, para quienes e dedican a hacerlos o, incluso, a muchos de nosotros, puede sonar obvio al mirar el desarrollo actual de los grandes medios masivos de comunicación y, especialmente, de los gigantes de la prensa, el cine, la radio, la publicidad y la televisión.

Hoy, para nadie es un secreto que lo que en un momento posaba como una novedad técnica, fundamentada en la libre concurrencia, que buscaba facilitar la comunicación de sucesos e información de los más diversos sectores de la población mundial, se ha transformado, con la aparición de la llamada “economía global” y de las mega-corporaciones transnacionales en algo nuevo que, para conformar una nueva categoría de estudio, nosotros hemos decidido llamar “medios monopólicos” o “monopolios de la información”.

Hablemos del ejercicio libre del periodismo. Ya es conocido que, prácticamente, la totalidad de la información mundial que se transmite en los medios televisivos y en las agencias noticiosas de mayor renombre proviene de las mismas fuentes y se retransmite constantemente sin casi ningún cambio. Para comprobarlo sólo basta con que hagamos el experimento y comparemos los libretos de las noticias aparecidas en medios nacionales como RCN y CARACOL con los textos aparecidos en las páginas de empresas como Univisión, la CNN, FOX-News, BBC o Associated Press y encontraremos sólo pequeñas adiciones o sustracciones en las estructuras microtextuales de las noticias, el cuerpo minucioso de éstas. Este fenómeno se produce por la intención de resaltar o reducir la importancia de algunos detalles según la intención política de los “informadores a sueldo”, que, sin cambiar el contenido general de lo que se informa, su macroestructura, mantienen sin ninguna variación la mayoría de las microestructuras emanadas por la gran empresa. En otras palabras, nuestros honorables medios locales se encargan de mantener los rasgos generales de forma y contenido de las noticias fabricadas por los medios monopólicos internacionales y se limitan a reproducir un mínimo de información que ellos mismos elaboran.

La noticia, así, se convierte en una mercancía más al servicio de las ganancias de los grandes monopolios. Un ejemplo claro de esto ha sido la cobertura de la reciente invasión colonial imperialista a Iraq. Ningún medio colombiano se atrevió a enviar a alguno de sus corresponsales a esa lejana nación por los gastos que ello acarreaba y por la facilidad de comprarla como franquicia de alguno de los grandes que sí estaba invirtiendo en cubrir un evento de esta magnitud. De esta forma, no ha llegado a nuestros receptores información que esté por fuera de los límites de la que recopilan los camarógrafos y reporteros de empresas como CNN y FOX, transportados como invitados especiales en los tanques y vehículos militares del ejército agresor y que, además de actuar como séquito curial de la parte victoriosa –por el momento– del conflicto, sufren una rigurosa censura por parte del Pentágono que, legalmente, puede determinar qué información sale al aire y cuál se queda en manos de los invasores. De esta forma, todas las informaciones que hablan sobre ataques de las mesnadas bushistas a civiles inermes, o de la defensa de los pobladores de estos territorios de sus hogares y familias, son minimizadas por provenir de la única agencia internacional de noticias de lengua árabe: Al Jazeera, que ya carga con la marca de la bestia por ser, a los ojos de los dueños del mundo, una caja de resonancia del demonio Osama Ben Laden y de los otros terroristas de medio oriente, o de los esfuerzos conjuntos de unos muertos de hambre que, con honestidad, realizan su labor periodística de forma independiente o suscritos a agencias libres que no cuentan con los gigantescos recursos de los monopolios para cumplir su trabajo y que se arriesgan a morir en cada momento para poder decir al mundo lo que ocurre por esos lados.

El negocio, entonces, está seguro: la noticia se vende como exclusiva a la cadena subsidiaria de cada país que opera como propietaria de la franquicia y que la pone a circular en su propio noticiero o medio de prensa escrita. Los seis megapolios que controlan la información noticiosa en EEUU y el mundo descansan tranquilos gracias a esta adaptación de la economía financiera imperialista a la producción de la mercancía noticiosa: la empresa de la metrópoli sigue dictando qué noticias circulan y cómo circulan hasta llegar a los receptores caseros o institucionales de los habitantes del Tercer Mundo que les retribuyen manteniendo vivo su negocio.

Citaríamos, de la misma forma, el caso terrible de nuestro país, donde tanto el periodismo independiente como el aficionado han venido en franca agonía de manos de la represión oficial que, con o sin uniforme, ha ocasionado centenares de muertes, desplazamientos y amenazas a colegas profesionales y aficionados, la cual, valida de una legislación de información profundamente ligada a la de guerra, censura a través de los comandos militares la información, supuestamente independiente, sobre las confrontaciones ocurridas a diario en los campos de Colombia que es retransmitida sin modificaciones por los medios de los cacaos dueños del país que nos impusieron a este gobierno fascista como la salvación de la nación. Sin embargo, estas reflexiones deben ocupar un estudio mucho más profundo sobre el papel de los medios colombianos que, seguramente, debe salir como tarea de este Foro.

Para responder a la pregunta inicial sobre la libertad comunicativa con una afirmación concreta: el crecimiento de estos medios monopólicos y su dominio en el mercado global ha llevado a negar que exista información auténticamente libre. A través de legislaciones amañadas y de prácticas constantes de censura y amedrentamiento a la prensa son estos monopolios quienes deciden qué, cómo, cuándo y a quién se informa, así como quién lo informa y valiéndose de qué mecanismos.

El nuevo terreno de la lucha de clases que ha nacido de la fusión de los monstruos financieros y de los gigantes de la información es el terreno de lucha de los medios alternativos independientes: el de la lucha por una información completa y al alcance de tod@s que no tenga propietario, pues la información, al ser conocimiento, es patrimonio de la humanidad entera y no de la porción ínfima de quienes imponen, actualmente, su poder al conjunto de la población mundial.

  1. Los propietarios del espacio virtual

El espacio virtual, nacido con la popularización de la Internet a mediados de los años 90, no está exento a estos fenómenos. Desde sus inicios, uno de los monopolios empresariales más poderosos del mundo, la Microsoft, usando a su “gobierno mascota de los EEUU”, como acertadamente lo llama Richad Stallman –el conocido gurú del software libre–, ha venido imponiendo restricciones cada vez más malevolentes a la información que puede circular a través de la Internet.

Hoy, en plena era digital, como la llaman algunos por el rápido desarrollo de estas tecnologías y de su popularización en la vida cotidiana de la población, suena terriblemente ingenuo plantear, como hace algunos años se gritaba a los cuatro vientos, que la información que circula por la red democratizaría a la sociedad competa por la rapidez y facilidad con que ésta circula, por la posibilidad de cualquier persona u organización para abrir un correo electrónico o montar una página web sobre la información que quisiera. Las administraciones de Clinton y Bush han impulsado, bajo la tutoría de Bill Gates y otros magnates de la informática, mecanismos de vigilancia a las comunicaciones digitales, como los programas de investigación Omnivore y NSA-View, que han generado diversos programas intrusivos de la privacidad de las comunicaciones que no sólo le sirven a la potencia hegemónica para que su Agencia de Seguridad Nacional [NSA], la CIA y el FBI identifiquen opositores y puedan ficharlos como terroristas, sino para que estas grandes empresas creen las conocidas Backdoors o puertas traseras con las cuales puedan conocer las preferencias de cada usuario en materia de información o puedan invadir los equipos caseros de las personas con las conocidas cookies que recopilan información estadística sobre lo que una persona consulta o comercia en línea, con el fin de obtener las mayores ganancias en sus inversiones en otras industrias y de poder compilar información que los mantenga a la cabeza del monopolio informático.

De la misma manera, las jugadas en la bolsa y sus deshonestas actuaciones financieras les han permitido llenar sus arcas de dinero al absorber paulatinamente o llevar a la quiebra a otras compañías que interfieran en sus negocios, llevándoles a controlar un notable 70% del comercio electrónico y a impulsar leyes de propiedad intelectual que impiden que circulen libremente la información y los códigos de programación que podrían afectar su negocio. Google y Yahoo, sólo por citar como ejemplo a los dos buscadores de Internet más populares y cuyas acciones se cotizan mejor en la bolsa, cuentan entre sus accionistas a empresas como AOL/Time/Warner –dueña de CNN, la revista Time, la cinematográfica Warner BROS, entre otros gigantes de la comunicación– la Microsoft –el más grande monopolio informático de la historia– y a varias petroleras entre las que se encuentra, por supuesto, la Halliburton –gran beneficiada de la guerra en Iraq y que parece ser el dios que le habla por las noches a Mr. Bush al oído–.

Al usuario común este hecho político le afecta en las operaciones comunes que realiza sentado ante el ordenador, incluso en aquellas tan sencillas como intentar abrir una página web específica que es pateada por el servidor por contener información que pueda ser perjudicial al gobierno de los EEUU, cuyo caso más reciente fue la represión judicial e informática a diversos servidores que soportaban algunas páginas de la red IndyMedia o el constante cierre de sitios web de algunas organizaciones políticas que se encuentran entre los maléficos enemigos de Washington por acción del sabotaje constante venido del Sylicon Valley –sede de las principales empresas de tecnología gringas–.

En cuanto a sus propias comunicaciones por correo electrónico o chat, el usuario ha perdido toda su privacidad gracias al Acta USA-Patriot y otras legislaciones correspondientes en cada país –como el fantasmagórico estatuto antiterrorista del capataz Uribe–, pues estos medios son constantemente monitoreados por la NSA en busca de supuestos pedófilos, terroristas y criminales de todo cuño, vinculándolas a direcciones IP particulares que intentan romper el anonimato que ha favorecido a la comunicación virtual enormemente. Además, el negocio de los grandes buscadores se sustenta en vender a los webmasters y diseñadores de páginas de todo el mundo la promoción de las páginas, de manera que si una persona del común quiere que su página web sea leída por algún otro individuo que hace parte de los millones que, a diario, usan el buscador y no caer en el olvido de algún recoveco de la red, tiene que pagar por ser leído o consultado: la difusión de información se convierte, entonces, en un privilegio por el que hay que pagar.

Entonces, democratizar la red es una auténtica utopía que es irrealizable si no se modifican las formas de organización de la sociedad que determinan las relaciones de poder que se presentan ya en la Internet. La misión histórica que le corresponde a la comunicación alternativa y al software libre reside, precisamente en dotar a la población mundial de mecanismos para romper la dependencia que le generan los monopolios y poder ser, a un mismo tiempo, productores-emisores y consumidores-receptores de información libre que pertenezca a todo el género humano y que no se base en la apropiación individual y la posterior explotación comercial de la misma.

  1. La experiencia de los medios virtuales y del periodismo virtual

Hasta hace algunos años se trataba como un fenómeno novedoso y llamativo el surgimiento de una serie de esfuerzos en la red por construir información apropiable por el conjunto de las comunidades virtuales: algunos intelectuales asumieron estos fenómenos más como una curiosidad sociológica que como el periodo histórico-social que inauguraban y estas mediocres apreciaciones tuvieron su reflejo en la cultura de masas hollywoodense y en las categorizaciones mediáticas con las que se intentó archivar a las personas que luchan por destruir el monopolio sobre la información y la red.

Así, se han dedicado los informadores al servicio de Bill Gates, Steve Jox y sus exegetas desde los medios y las ciencias sociales, por comparar con los piratas y corsarios de las coronas francesa y británica del siglo XVI, que se dedicaban a asaltar embarcaciones pistola en mano, con las personas que, estando en abierto desacuerdo con las normas de propiedad e iniquidad intelectual, se han dedicado a construir software sin limitaciones a través del código abierto y público o a través de la copia del software conocido sin el permiso de sus desarrolladores. Han llamado terroristas informáticos a quienes se han dedicado a romper los códigos secretos de las páginas gubernamentales o privadas de los EEUU para mostrar sus contenidos al mundo o para garantizar a los millones de usuarios en el mundo que su privacidad sea respetada, revelando al público los mecanismos ilegítimos de intrusión que se usan al momento de enviar un correo electrónico o visitar un sitio web cualquiera.

Aun así, a la hegemonía del gigante Microsoft y de su gobierno mascota se ha opuesto un creciente movimiento de comunicación en la Internet que ya lleva, contrario a lo que suele creerse, más de dos décadas de existencia, un gran acumulado de producción y una creciente popularidad.

Los primeros intentos de comunicación alternativa se dieron ligados al Movimiento del Software Libre y su filosofía, surgido en 1984 con la primera red especializada de programadores que intentaron construir colectivamente un sistema operativo libre: el proyecto GNU, que obtuvo su mayor éxito en contra del monopolio informático del Sylicon Valley en 1992 con la articulación del sistema GNU con núcleo Linux, cuya posterior masificación abarca hoy sin costo a millones de personas del mundo que han liberado sus equipos informáticos de la dependencia tecnológica, incluyendo –y esto hay que resaltarlo- a los gobiernos de Cuba, Brasil y la República Bolivariana de Venezuela que han liberado a millones de usuarios desde la totalidad de sus instituciones públicas y de su normativa legal frente a la propiedad intelectual.

A mediados de los años noventa se da una diáspora creativa que lleva al nacimiento de una multitud de páginas web ligadas a una infinidad de periódicos de izquierda y organizaciones políticas que empiezan a difundir sus planteamientos a través de la red a públicos de todo el mundo. Resaltaron, por su trabajo minucioso, las relacionadas con la lectura del Manifiesto Zapatista en Chiapas en 1994, las relacionadas con organizaciones maoístas como Sendero Luminoso y el MRI y las páginas de información libertaria y anarquista que difundían especialmente comunicados y música de estas tendencias. Todas estas, iniciativas impulsadas con el fin de crear conciencia y llamar a la vinculación del público en general a las luchas de dichas organizaciones desde su particularidad social.

El crecimiento exponencial de dichas páginas y su función ideada con un objetivo puramente propagandístico crearon fuertes debates a nivel internacional sobre el papel de la Internet en medio de los grandes conflictos sociales surgidos a partir de la caída del Muro de Berlín. Los grandes monopolios empezaron a generar trabas cada vez mayores para la creación de servidores gratuitos que garantizasen el anonimato de los desarrolladores de páginas web y se empezaron a crear, en 1997, legislaciones de propiedad intelectual en la red que obligaban al pago de altas compensaciones por el uso de programas, gráficos y textos de propiedad de las multinacionales informativas. Al mismo tiempo, los primeros activistas virtuales que se dedicaban al sabotaje electrónico, los autodenominados hackers, fueron llamando la atención del mundo al hacer públicas diversas informaciones secretas del gobierno norteamericano y al destruir sitios oficiales y corporativos de gobiernos y megacorporaciones monopolistas.

La guerra de los Balcanes en 1998 y el surgimiento del movimiento antiglobalización con los disturbios de Seattle en 1999 motivaron la aparición de nuevos espacios para la práctica de lo que, actualmente, llamaríamos el periodismo virtual alternativo. El nacimiento de las primeras páginas informativas de izquierda y los boletines newsletter que empezaron a volverse una fuente de consulta obligatoria han llevado a la constante tecnificación del periodismo alternativo y a que surjan nuevos espacios para la práctica del oficio informativo, tal como hoy lo hace el reciente surgimiento y masificación de los blogs o “archivos de vida”, donde cualquier persona narra sus impresiones día por día de los acontecimientos más significativos que se desarrollan a su alrededor y que se han popularizado enormemente con los relatos de los soldados norteamericanos desertores de la invasión a Iraq, que demuestran el interés de millones de personas por buscar nuevas fuentes de información y nuevas formas de interacción periodística.

Espacios como la página Refuse&Resist, que ha desplegado toda una campaña contra la segregación racial y en defensa de los presos políticos en EEUU, el periódico virtual Rebelión de España, que ha logrado reunir a notables personajes de la intelectualidad progresista hispanoamericana para la reflexión, y el portal IndyMedia, que ha logrado generar un espacio abierto para la publicación de información alternativa y de izquierda de toda persona interesada en visibilizar la información que el régimen invisibiliza, han logrado dar nuevos espacios para que personas del común se conviertan en periodistas con un alto nivel de compromiso y de ética profesional, aún careciendo de la formación y la escuela necesarias. En Latinoamérica es necesario resaltar los esfuerzos de agencias como ArgenPress.info, con más de cien mil suscriptores en América Latina, los talleres de formación de periodistas aficionados que se ofrecen por miembros del equipo de prensa de portales como Viva la Arepa.org y Aporrea.org de Venezuela, además de los diversos cursos virtuales de formación periodística aficionada y de escuela que están surgiendo por toda la región.

Nuestra experiencia ha circulado en este sentido. De ser un experimento que desarrollábamos un par de personas en marzo de 2004 y que llegaba a manos de apenas 8 suscriptores, hemos logrado llegar a ser un proyecto consolidado que reúne una buena cantidad de colaboradores en línea y más de 1700 suscriptores, logrando regularidad en su publicación y alcanzado un nivel periodístico que nos lleva a pensarnos en la posibilidad de construir una auténtica agencia de prensa virtual alternativa en nuestro contexto. Han sido 15 meses de constante esfuerzo y de estudio muy duro que nos ha llevado a alcanzar, en estos 100 ejemplares, resultados que nunca nos esperamos encontrar.

Hoy, cuando se celebra este importante Foro de Medios de Comunicación Alternativa, queremos llamar la atención de todos aquellos a quienes llega nuestro mensaje sobre el papel que cumple la labor periodística alternativa en el contexto nacional: nuestra función ya ha sobrepasado los límites de la simple transmisión de información a los que nos ha condenado el establecimiento, es claro que en Colombia es necesario informar desde otras perspectivas y ser constructores de discursos concretos, completos y veraces a partir de los complejos hechos sociales que a diario se presentan en Colombia y parecieran no importar a nadie.

Nuestra labor debe romper los viejos esquemas académicos acerca de la labor del periodista y construir métodos de trabajo capaces de integrar al profesional de escuela con el periodista aficionado a la hora de investigar y dar a conocer los más complejos hechos de los que está compuesta nuestra realidad, pero, por esta vez, ser capaces de mostrarla desde esa perspectiva que nos es negada a diario, desde la de quienes sufren las más grandes injusticias del actual orden de cosas, pues sólo así nuestro trabajo será significativo para impulsar cambios reales en nuestra sociedad.

Éste es nuestro propósito. Por ello, les llamamos a seguir construyendo alternativas reales en comunicación y a que contribuyan a sumar esfuerzos a los grandes esfuerzos colectivos que intentan construir un país y un mundo sin desigualdades, donde la información y el conocimiento, más que mercancías puestas al mejor postor, sean herramientas emancipatorias para quienes sufren la desigualdad y combustible para los intensos procesos de lucha y transformación social.

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