Por: Pierkey Herrera Taboada
Telefónica de Pereira es propiedad de UNE Telecomunicaciones, empresa que además ha entrado en proceso de fusión con Millicom, multinacional de origen luxemburgués que es, a su vez, propietaria de Tigo, empresa de comunicaciones móviles. Esta fusión generó un amplio debate en Medellín, pero no se le dio mucha importancia en Pereira, aunque dicha fusión definirá el rumbo de Telefónica de Pereira. Dicen que después de ojo afuera no hay Santa Lucía que valga, pero creo importante decir algunas cosas frente al tema.
Uno de los argumentos que han esgrimido los impulsores de la fusión es que la empresa tiene que acceder a economías de escala y así asegurar su supervivencia y posicionamiento en el reñido nicho de las telecomunicaciones, segmento en el que la inversión en tecnología, así como la concreción de sinergias con experiencias robustas garantizarían no sucumbir ante los pulpos internacionales del sector.
Todos estos argumentos, supuestamente técnicos y económicos, esconden lo esencial: se entregó el patrimonio público, las empresas construidas con el esfuerzo colectivo de la ciudadanía, a grandes inversionistas privados. Todo en aras de engordar las billeteras de la burguesía comercial y financiera internacional.
Se habla insistentemente de los beneficios que la fusión con Millicom traerá para UNE, ya que Telefónica de Pereira se encuentra en medio de este proceso, pero también es necesario que la ciudadanía y los trabajadores sepamos a qué nos enfrentamos.
Millicom International: un fondo de inversión disfrazado de empresa de telecomunicaciones
La empresa Millicom es 36% propiedad del fondo sueco Investment AB Kinnevik, controlado por la familia Stenbeck a través de fundaciones radicadas en paraísos fiscales como Liechtenstein y Luxemburgo. Además de la familia Stenbeck, también participan en el grupo inversionistas suecos públicos y privados. El fondo de inversiones Kinnevik también tiene intereses en sectores nada relacionados con las telecomunicaciones, como el papel y la agricultura.
Es claro, entonces, que más que una empresa de telecomunicaciones con alto valor agregado en investigación y desarrollo nos encontramos con un fondo especulativo internacional que traslada su capital a los lugares donde puede hacerlo rentar de manera eficiente. En el momento en que esa condición cambie, la empresa migrará sus capitales a otros sectores que le permitan seguir creciendo. Nos enfrentamos, así, a una amenaza mayor que si estuviéramos hablando de una multinacional ligada al sector. No olvidemos que la crisis económica mundial de 2008 ya nos mostró el papel vampiresco de estos fondos de inversión.
¿Quién aporta a quién en esta fusión?
Se ha planteado en numerosos escenarios que UNE salió ganando con la mencionada fusión porque accede fuertemente así al sector de datos móviles, en el cual no tiene experiencia suficiente y que, al ser el futuro de las tendencias del mercado, garantizará la supervivencia de la empresa. Este argumento no es del todo cierto. Los debates alrededor de la propuesta que encabezó el frente popular que luchó contra la fusión, “Medellín nos UNE”, demostraron que en todo el mundo el tráfico de datos de mayor volumen sigue trasmitiéndose a través de la banda ancha fija, precisamente donde es inmensamente superior UNE a TIGO-Millicom.
Miremos por encima las cifras aportadas por ellos: el tráfico mensual de datos en 2013 fue de 40.000 petabytes por medio de red fija, mientras por comunicación móvil no llego ni a los 5.000 petabytes. Además, en 2011 la estructura de ingresos del mercado de la Unión Europea mostraba un total de redes fijas de 61,6%, frente a 37,3% de las redes móviles.
Se podría contra argumentar que esta tendencia cambiará con el advenimiento masivo de las redes LTE y 4G, con las cuales es claro que el porcentaje de la torta para las comunicaciones móviles crecerá, pero este crecimiento sólo será en mercados donde el acceso fijo sea muy complejo. Las proyecciones permiten concluir que en los lugares donde existen ya unas redes fijas eficientes y con anchos de banda suficientes, éstas se mantendrán e incluso prosperarán, ya que los usuarios domésticos, que son los que UNE tiene hoy en día, demandarán cada vez mayores cantidades de datos, las cuales, a corto y mediano plazo, sólo podrán ser suplidas por las redes fijas. Adicionalmente, hoy se habla en el mundo de las telecomunicaciones de convergencias, donde un sistema no reemplazará a otro sino que se complementarán usando las ventajas comparativas que el terreno, los mercados y las nuevas tecnologías provean. Al parecer gana más TIGO-Millicom, a pesar de que aporta menos.
Los retos que la fusión impone a los trabajadores y a su organización en Pereira
La Superintendencia de Sociedades acaba de dar el último aval que necesitaba la fusión, lo que deja en firme la operación. El aval resta margen de maniobra a los trabajadores para seguir ejerciendo oposición a la entrega del patrimonio público. Así, el reto que se deben plantear los trabajadores interesados en defender el patrimonio público y los derechos de la ciudadanía son varios: primero, que en la fusión se reconozcan los derechos adquiridos de los trabajadores y la convención colectiva de Pereira; segundo, que la empresa siga siendo generadora de puestos de trabajo locales; tercero, que se mantenga un mercado focalizado en voz fija, pues allí se ve el crecimiento sustancial en datos; cuarto, trabajar de la mano con la ciudadanía y los intereses políticos y económicos locales para que se entienda la importancia de esta empresa para la región y así impedir un posible desmantelamiento de las capacidades instaladas y del conocimiento adquirido por sus trabajadores en años de labores.
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