El periodista asesinado Clodomiro, William Salleg y Jorge Pretelt
El periodista asesinado Clodomiro Castilla, William Salleg y Jorge Pretelt
El periodista asesinado Clodomiro Castilla, William Salleg y Jorge Pretelt

Por: Eduardo Márquez G. – marzo 31 de 2015

Hora y media antes de ser asesinado por 8 disparos en la puerta de su casa de Montería (Córdoba), el 19 de marzo de 2010, el periodista Clodomiro Castilla me envió el siguiente correo electronico, dada mi calidad de presidente de la Federación Colombiana de Periodistas en ese entonces: “El doctor Pretelt, magistrado de la Corte Constitucional me llamó a través del procurador en lo Penal, Guido Gómez Ordosgoitia, escuché atentamente su descargos y los publicaré. Buenas noches”.

Clodomiro se refería al actual Presidente de la Corte Constitucional, Jorge Pretelt Chaljub, protagonista del escándalo por un supuesto soborno de $500 millones para favorecer a una fiducia petrolera. En las páginas de su revista “El Pulso del Tiempo”, Castilla había denunciado triquiñuelas jurídicas, un intento de soborno a un abogado y luego un posterior atentado en su contra, hechos que contaron con aparente complicidad del magistrado Pretelt para favorecer a William Salleg, director y propietario del diario “El Meridiano de Córdoba”.

Salleg, de quien la revista Semana previamente había revelado grabaciones de conversaciones telefónicas que demostraban su cercanía con el jefe paramilitar Salvatore Mancuso, fue llevado, en enero de 2010, ante el Juzgado Primero Penal Municipal de Montería, luego de que Clodomiro publicara varias fotografías en las que aparecía, el 28 de mayo de 2004, quemando la casa, destruyendo cultivos y cortando los árboles de la finca Nuevo Paraíso, en el municipio de Cereté, en compañía de un grupo combinado de policías y paramilitares.

Durante el juicio por perturbación a la propiedad privada, constreñimiento y amenazas de muerte, William Salleg declaró no saber que quemar fincas era un delito. Entonces, la jueza Mercedes Usta de León lo declaró inimputable, como si se tratase de un ciudadano que no estaba en condiciones de comprender sus acciones o las consecuencias de las mismas, y que, por lo tanto, dejaba de ser responsable penal del ilícito cometido.

Éste fue, realmente, el juicio en segunda instancia, pues el primero había precluído. Pero, a finales de 2009, Alfonso Marimón, fiscal delegado ante el Tribunal Superior de Córdoba, había emitido resolución de acusación en contra de Salleg, al resolver la apelación hecha por la parte civil.

Marimón tuvo entonces que enfrentar una denuncia penal por prevaricato puesta por el propio William Salleg. Entonces, el colega Clodomiro Castillo denunció, en El Pulso del Tiempo, una reunión realizada en una finca cercana a Montería, donde, al calor de unos wiskis, se habrían acordado dos cosas: la destitución del fiscal Marimón y el soborno, con un carro cero kilómetros, del defensor público Raúl Benítez Hernández, quien había apelado el fallo de inimputabilidad.

A los pocos días, el abogado Raúl Benítez fue víctima de un atentado criminal, del cual logró salir con vida, por lo que quienes seguían el caso dedujeron no había aceptado el soborno.

Entonces, Clodomiro publicó el artículo titulado “¿Quién ordenó el asesinato del abogado Raúl Benítez?”, donde reveló los nombres de las personalidades cordobesas reunidas en la finca para conspirar contra la justicia a favor del director y propietario del Meridiano de Córdoba. Se trataba nada más ni nada menos que del actual presidente de la Corte Constitucional, Jorge Pretelt; el entonces fiscal general de la Nación encargado, Guillermo Mendoza Diago; el último interlocutor telefónico de Clodomiro, el procurador Guido Gómez Ordosgoitia; y, por supuesto, William Salleg.

Ésta es sólo una parte del cruce de denuncias judiciales y disparos que debió padecer Clodomiro Castilla, un periodista controvertido, pero que tuvo el valor de denunciar a la élite de la parapolítica en el departamento de Córdoba, incluidos el senador Juan Manuel López Cabrales y la exdefensora del Pueblo de Córdoba y Cónsul de Colombia en Nueva York, Milene Andrade, entre otros.

En una ocasión, Clodomiro fue denunciado por la entonces gobernadora de Córdoba, Marta Sáenz, por publicar una caricatura fotomontaje sobre ella y el juez, violando toda normatividad sobre libertad de expresión, le ordenó rectificarla. Luego de la rectificación, Sáenz la consideró insuficiente y, entonces, el juez condenó a Clodomiro a 10 días de cárcel por desacato. Posteriormente, William Salleg lo denunció por haber informado sobre sus vínculos con los paramilitares y el juez, en su sentencia y haciendo gala de censura previa –práctica vedada por la Constitución–, le prohibió tajantemente tratar temas relacionados con el director de El Meridiano de Córdoba.

Pero, toda esta arbitrariedad jurídica contra un periodista de provincia que murió asesinado de 7 disparos en la espalda y uno en el pecho, puede ser resuelta a favor de la justicia si los tribunales y organismos de investigación del Estado desenmarañan, de una vez por todas, el oscuro trasegar del actual presidente de la Corte Constitucional, Jorge Pretel Chaljub, cuestionado por, supuestamente, recibir sobornos para favorecer sentencias en el más alto tribunal de la República.

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