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Por: Rebeca Buendía* – julio 8 de 2009

En los territorios de la actual República Popular China se asientan 56 nacionalidades minoritarias reconocidas por el Estado, que hasta la fecha no incluye en esta categoría a más de 200 minorías étnicas. Se consideran mayoritarias, por poseer más de 5 millones de habitantes, a las etnias Han, Zhuang, Hui y Mongola. La nacionalidad Han es considerada la más importante en número de habitantes, pues se calcula que constituyen un 90% de la población total del país.

Entre los siglos VIII y IX, luego de diversas guerras territoriales contra los Kirgus, los uigures se asentaron principalmente en los territorios suroccidentales de China, específicamente en las regiones conocidas como Xinjiang y Gansú. Para 1933, la región de Xinjiang se constituyó como República del Turkestán Oriental, controlada por los uigures, siendo anexada, en 1949, como provincia de la Republica Popular China. Desde entonces, el desarrollo del país y las políticas migratorias del gobierno chino han llevado a que numerosos han se hayan instalado en esta región, al punto que por lo menos el 45% de la población en dicha provincia proviene de esa etnia.

Región autónoma de Xinjiang
Región autónoma de Xinjiang

Las diferencias culturales entre las dos etnias son profundas: mientras los uigur practican principalmente el islam y su origen es turco, los han provienen del oriente de China y practican el budismo, el confucianismo, el taoísmo y otras religiones tradicionales.

Los levantamientos en la región autónoma de Xinjiang se vienen presentando luego de que dos trabajadores uigures fueron acusados –al parecer falsamente– de violación, siendo luego linchados y asesinados por miembros de la etnia Han. No hubo ningún tipo de acción por parte del gobierno para realizar la investigación respectiva o para castigar a los responsables, lo cual originó que miles de uigures salieran a manifestarse a las calles de la Ciudad de Urumqi, la principal de la región, principalmente estudiantes. Desde entonces, se ha desatado una ola de violencia en la que el gobierno chino ha ordenado abrir fuego contra las protestas pacíficas, esto ha llevado a que los uigures se sigan lanzando a las calles, sumándose policías y militares procedentes de la etnia Uigur.

Según fuentes oficiales, se calcula que al menos 197 personas de la etnia Uigur han sido asesinadas y que, por lo menos, 1.600 han resultado heridas por las uniformados chinos de la etnia Han. Sin embargo, grupos uigures en el exilio hablan de más de 800 muertos y culpan a las autoridades de Beijing de estar cometiendo un etnocidio contra su pueblo.

Una acción de tal magnitud no se había producido en China desde los hechos de la Plaza de Tiananmen, en 1989. Medios internacionales afirman que el gobierno chino está responsabilizando por incitar las manifestaciones a Rebiya Kadeer, una líder uigur exiliada y que ha sido candidata al premio Nobel de la Paz. Sin embargo, en la región de Xinjiang se produjeron, en 1990, protestas que dejaron como saldo más de 50 muertos y, en 2008, un atentado con 16 policías muertos.

A la par de las cientos de detenciones, se declaró en Urumqui la condición de toque de queda: la ciudad se mantiene militarizada y se dió inicio a una ‘cacería humana’ al interior de los barrios uigures para localizar a los instigadores de las protestas, que cada vez se vuelven más concurridas.

Mientras tanto, el gobierno chino ha acusado al Congreso Mundial Uigur de ser separatista, por lo que varios de sus lideres han tenido que exiliarse en Estados Unidos y Europa, ignorando con ello el reclamo de autonomía política que, aún dentro de la jurisdicción de Beijing, han enarbolado los uigur.

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