Por: Carlos Aznárez – marzo 2 de 2016
En medio de los continuos atropellos y asesinatos contra el pueblo palestino y cuando nuestro colega, el periodista Muhammad Al-Qiq, se mantuvo peleando contra la muerte durante los 91 días de su huelga de hambre, desde Argentina podemos transmitir una buena noticia vinculada a la lucha en defensa de la autodeterminación de la Palestina ocupada.
Un año y dos meses después de que la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), expresión local del sionismo junto con la embajada israelí, abriera una causa penal contra los periodistas Carlos Aznárez, director de Resumen Latinoamericano, y Rubén Saboulard, director de la revista La Maza, la fiscalía actuante en el caso ha decidido archivar el tema por no encontrar pruebas suficientes para iniciar el juicio ni, mucho menos, para enviar a la cárcel a ambos periodistas, como les hubiera gustado a los representantes sionistas.
Como lo habíamos sostenido en todas las oportunidades, lo que estaba en discusión era la defensa de la libertad de expresión y opinión, y no un ataque contra convicciones religiosas o raciales de la colectividad judía, como pretendía la DAIA.
En el medio de toda esta insólita agresión por parte del sionismo, se intentó neutralizar mi tarea periodística, a través de la incautación de todos mis correos de trabajo y personales, exigiéndosele infructuosamente a Google que los facilitara. Además, se husmeó en nuestra web, buscando señales delincuenciales donde sólo hubo y habrá información objetiva de lo que realmente ocurre en la Palestina ocupada y en otros sitios del mundo, y no lo que a la DAIA le gustaría que se cuente.
Lo dijimos en su momento, cuando comunicamos esta maniobra represiva y pedíamos apoyo para dar la batalla: detrás de todas estas jugadas, habituales en el sionismo, existía la idea de disciplinar a quienes ejercemos el periodismo desde el lado de los pueblos y, en este caso, de la tantas veces ultrajada nación palestina.
Se nos quiso condenar por nuestro uso de la libertad de expresión y opinión, por hablar en un acto y condenar la masacre producida por los soldados israelíes en Gaza, por informar desde nuestra propia sensibilidad sobre el uso de bombas de fósforo contra la población civil o las ejecuciones sumarias diarias que vienen ocurriendo en Cisjordania. Se nos intentó acallar por protestar, a través de la palabra y la escritura, por el avasallamiento a través de décadas de los derechos humanos de las mujeres, hombres, niños y niñas de Palestina; por negarnos a aceptar como natural que en las cárceles tumba de Israel más de 4.500 palestinos y palestinas –muchos de ellos niños de corta edad– sufran todo tipo de torturas. Que visibilicemos desde nuestros medios de comunicación todo esto y más es lo que no agrada a quienes se creen con la atribución de embestir penalmente contra las opiniones de quienes no piensan como ellos.
Por eso consideramos que este archivo de causa es una gran victoria frente a los poderes represores. Y, como siempre ocurre, hay protagonistas que, venciendo el miedo que suele infundir la prepotencia sionista, no dudaron un solo instante en defendernos y repudiar el ataque que sufríamos. Todos ellos y ellas han sido importantes: comenzando por nuestros queridos compañeros de la Gremial de Abogados y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, que a través de los doctores Eduardo Soares, Roberto Perdía y Ernesto Trastenberg se echaron al hombro la tarea para contrarrestar judicialmente el atropello. ¿Qué no decir de los colaboradores y corresponsales de Resumen Latinoamericano aquí, en Cuba, en Brasil, en Venezuela, en Estados Unidos y en Europa, o de los colegas periodistas, de las organizaciones de Derechos Humanos y de los movimientos populares, sindicales, estudiantiles y políticos, que desde el primer día acercaron su mensaje de apoyo, firmaron notas y manifiestos o difundieron mediáticamente lo que ocurría con nuestro caso?
Mención especial, también, para el acompañamiento de numerosas entidades y personalidades judías no sionistas que, conociendo de primera mano lo que es el sionismo –muchos de ellos por haberlo sufrido–, no dudaron un instante en sumarse a la campaña.
Sin embargo, hay algo que nos ha conmovido muy especialmente: esa es la red internacional de solidaridad. Miles de firmas llegadas desde todos los continentes defendiendo nuestro derecho a opinar y expresarnos. Voces totalmente disímiles y muchas veces diferenciadas políticamente, unidas en la defensa de Palestina.
Ahora que esta causa judicial ha sido desestimada, instamos a no bajar la guardia y a seguir haciéndonos eco, por amor a la resistencia palestina, de todo lo que ocurre en ese territorio ocupado, ayudando de esta manera a romper el cerco informativo que imponen el sionismo y el imperialismo norteamericano. Y, a nivel local, comprometernos a respaldar a nuestro colega Saboulard, que afronta otra causa similar, abierta por la DAIA tiempo atrás.
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* Director de Resumen Latinoamericano.
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