Por: Ivonne Cardozo –27 de abril de 2010
Sesenta y dos años es el tiempo que ha vivido el pueblo palestino bajo la ocupación por parte del Estado de Israel, que viola normas internacionales y los derechos humanos de millones de personas. En particular, la situación que viven más de siete mil presos palestinos en las cárceles israelíes ha llegado a volverse desesperada y, por ello, iniciaron el pasado siete de abril una de las más grandes huelgas de hambre que se hayan dado en esta región desde 1948.
La huelga de hambre se realizó en contra de las inhumanas condiciones a las que son sometidos estos reclusos. Las leyes penitenciarias israelíes impiden que estas personas lleven una vida digna: son humillados constantemente por la condición de ser presos palestinos y, en su gran mayoría, presos políticos que pasarán su vida tras las rejas de las cárceles israelíes por delitos que posiblemente no cometieron y que fueron forzados a aceptar, firmando declaraciones en lengua hebrea, sin que, en muchos casos, existan condenas contra ellos.
Entre las peticiones de los presos están las visitas de sus familiares, debido a que desde hace cuatro años no es permitido por Israel que habitantes de la franja de Gaza y Cisjordania vean a los detenidos, bajo argumentos de seguridad que violan la legislación internacional. Otra de las peticiones es que sea permitida la entrega de libros por parte de sus familiares y que no se les niegue el derecho a ver las noticias en lengua árabe que transmite la cadena televisiva Al Jazeera. Pero, las exigencias no terminan allí: también buscan suprimir el aislamiento como forma de castigo, pues generalmente precede a otras formas de tortura físicas y psicológicas, las cuales fueron aprobadas por el parlamento israelí y se han impuesto de manera inhumana sobre los presos palestinos.
Los prisioneros decidieron extender esta huelga en dos fechas del mes, el 17 y el 27 de abril, reivindicando también el día del prisionero palestino, así como lo hicieron miles de familiares en Belén, Ramala y Gaza, que salieron a pedir la libertad de sus seres queridos, quienes son maltratados y torturados hasta morir.
Los castigos por parte de los guardias y altos mandos carcelarios no se hicieron esperar y los huelguistas han sido reprimidos, prohibiéndoles la salida al patio,
negándoles la recepción del correo enviado por sus familias y la compra de alimentos en las tiendas de la prisión.
Hechos ignorados
La situación de palestina ha sido una de las más crudas que ha vivido el mundo
después de la Segunda Guerra Mundial: el desplazamiento de miles de familias por la ocupación, expuestas a todo tipo de agresiones por parte de las tropas de Israel, y las constantes detenciones y ejecuciones de centenares de hombres y mujeres son hechos poco conocidos. La desinformación ha llegado a tal punto que este tipo de acontecimientos son encubiertos, junto con la colaboración que Estados Unidos y otras potencias occidentales han prestado al Estado de Israel para exterminar a este pueblo y señalarlo a nivel mundial como terrorista por su resistencia.
Uno de los ejemplos actuales, que sigue generando un éxodo masivo de palestinos, es la demolición de casas en la Jerusalén ocupada, con el fin de expulsarlos de esta tierra y someterlos a vivir desplazados en su propio territorio. De la misma manera, la actual política israelí de deportaciones impone a los millones de palestinos residentes en Cisjordania que necesitarán un permiso para vivir en el lugar donde nacieron y donde llevan toda su vida, porque en caso de no tenerlo serán deportados o pagarán entre tres y siete años de cárcel.
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