Por: Aidén Salgado Cassiani – diciembre 16 de 2016
Fidel es un hombre que se eternizó en la historia, no por obra ni gracia de los poderosos sino por sus acciones en favor de los pobres y del mundo.
Hoy, su nombre retumba por diferentes partes del mundo y su retrato está en cada casa cubana como forma de agradecimiento al hombre que sacó a su país de la ruina hace 59 años, enseñó a su patria a vivir con humildad pero con dignidad y demostró qué es soberanía, qué es libertad y qué es pueblo, transmitiendo ese legado al resto de la humanidad. Por eso, no solo es llorado en su patria sino en el mundo entero.
Cuando llegó Castro al poder, el analfabetismo en Cuba estaban en más de la mitad de los habitantes del campo, el acceso a las universidades era cosa de unas cuantas familias, los negros o afrocubanos eran ciudadanos de tercera categoría, el 85% de las familias del campo carecían de agua potable y de servicios de salud, ningún habitante tenía vivienda digna, solo un 4% consumía carne, sin mencionar la cantidad de atrocidades y vejámenes con las que se sometía al pueblo Cubano. El comandante Fidel se encargó de derrocar todos estos atropellos: con la Revolución Cubana no solo terminó la tiranía de Batista en el poder sino todo un sistema de miseria, oprobio y racismo que imperaba en ese momento en la isla. Actualmente, el analfabetismo en Cuba no existe y todos sus habitantes cuentan con viviendas dignas y acceso gratuito a la salud y educación, teniendo garantías para permanecer hasta el nivel universitario.
Fidel lideró una lucha ejemplar contra el racismo que ha alcanzado su casi absoluta eliminación en la isla, un ejemplo que en ninguna otra parte del mundo se ha visto. En su gobierno se obtuvieron grandes triunfos deportivos y cuentan con un sistema de salud que está entre los mejores del plantea, cuyos médicos han realizado toda clase de aportes y avances científicos que han servido para salvar vidas y están al servicio de toda la humanidad.
Fue tanto el avance en el gobierno revolucionario liderado por Fidel que Cuba empezó a exportar la felicidad de su patria a los lugares del mundo necesitados. Por un lado, envió a decenas de países brigadas de salud con médicos, enfermeras, odontólogos y medicinas para las familias más necesitadas; y, por otro, miles de profesionales cubanos aportaron su conocimiento a través de diferentes misiones, como por ejemplo las educativas, donde enseñaban a leer y escribir.
Los afrodescendientes debemos tener gran respeto y admiración por el comandante, ya que gracias a él se liberaron dos países en el continente Africano en los años 80: Angola y Namibia. La determinación de Fidel fue definitiva para el triunfo de estas luchas y, a consecuencia de ellas, para la liberación de a Nelson Mandela y el fin del Apartheid en Sudáfrica.
La guerra de liberación angoleña (1975-1989) tuvo como figura principal al pueblo cubano, que envió más de 350.000 combatientes, de los cuales 2.000 murieron. En ella, Fidel Castro dirigió desde La Habana a sus tropas en la batalla de Cuito Cuanavale y, con su victoria contra las tropas de Johannesburgo, consagrándose como uno de los principales estrategas militares de la segunda del siglo pasado y sentando las bases para el fin del Apartheid y la restauración de la democracia en Sudáfrica.
El internacionalismo cubano también permitió que miles de jóvenes, provenientes de diferentes partes del mundo, pudieran realizar sus estudios universitarios en la isla. Hoy, Cuba se ha convertido en el país que más becas ofrece a familias de bajos recursos para estudios universitarios en todas las carreras, siendo Medicina, Educación y Deportes las más demandas, con universidades como la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) y la Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría (Cujae) como los principales nacederos de los futuros profesionales que regresan a contribuir al desarrollo de sus países.
Cuba ha logrado todo esto a pesar del más grande y criminal bloqueo económico existente en el mundo. Esto tiene una dimensión difícil de imaginar: ni una pastilla para el dolor de cabeza puede ser suministrada a los cubanos por una empresa de los Estados Unidos o que tenga asiento en ese país, puesto que esta actividad es motivo de sanción; tampoco se pueden comercializar un alfiler o un tornillo. Por ello, le ha tocado a los cubanos ingeniárselas para sobrevivir, como lo ha hecho Fidel para salir ileso de más de 600 atentados luego de la invasión a la Bahía de Cochinos en 1961.
Y es que los Estados Unidos, a diferencia de Cuba que exporta salud, educación y soberanía, han llevado por el mundo sangre y fuego y miseria. Pero, como la geopolítica mundial es un juego de los más fuertes, los presidentes estadounidenses han hecho lo que le viene en gana con los demás países, menos con el pueblo cubano al que no han podido derrotar, a pesar del bloqueo.
Hoy, le rendimos honor y gloria a Fidel Castro, quien optó por la lucha armada para llevar paz a su país y bienestar por el mundo. Hoy, sus cenizas son ejemplo de dignidad y humildad. Gloria en su tumba al hombre que se encuentra ahora con sus compañeros barbudos, que desafiaron la historia y convirtieron en realidad la utopía para convertir la Revolución Cubana en el icono de la rebelión en el mundo.
Desde el palenque, un cimarrón todavía.
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