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Por: Andrés Gómez – 1 de marzo de 2011

El megacolegio Fanny Mickey, entregado el 4 de mayo de 2010 por el alcalde Samuel Moreno Rojas y el secretario de educación, Carlos José Herrera Jaramillo, se ofreció a la comunidad de Ciudad Bolívar con la promesa de beneficiar a las personas de la localidad. Pero la inversión de 16 mil 232 millones de pesos no ha garantizado el derecho a una educación de calidad y las consecuencias de la falta de atención por parte de la Secretaría de Educación han ocasionado que los profesores trabajen en condiciones insalubres y que el estudiantado asista a media jornada escolar para prevenir riesgos en la salud. Ante la dificil situación, durante los días 21 y 24 de febrero, estudiantes de décimo y once grado de la jornada de la mañana protestaron impidiendo el ingreso de sus compañeros y docentes, y exigieron soluciones a las problemáticas del colegio donde se preparan para la vida.

El colegio, que lleva el nombre de la fallecida y reconocida actriz y empresaria colombo – argentina, se encuentra en un cerro de Ciudad Bolívar, en el barrio Villas del Diamante. La institución tiene 7.405 M2 y cuenta con 24 salones de clase, comedor escolar, pista de patinaje, zona para primaria, varias canchas deportivas, aulas de tecnología, laboratorios y biblioteca. Sin embargo, varias de las paredes de la edificación presentan humedad, hay hundimientos y no se puede usar espacios de la institución, la irregularidad en el servicio de agua afecta los baños y el comedor, el cual  presenta además filtraciones de agua; en la biblioteca sólo hay estantes y sillas, los computadores están guardados, falta personal administrativo para expedir certificaciones o prestar implementos, el plantel tiene riesgo de deslizamiento en uno de sus costados y no se encuentra totalmente encerrado, lo que afecta una casa vecina.

Estas situaciones hicieron que un grupo de más de diez estudiantes tomara la decisión de impedir el acceso el lunes 21 de febrero hasta que llegara el representante del Centro de Administración Educativa Local, Luis Álfonso Cogua Suarez, quien se presentó en el colegio y prometió resolver en quince días lo que un año de cartas del rector Jaime Rojas y profesores del colegio no habían logrado; aseguró que al día siguiente el colegio tendría agua de forma regular y, para el miércoles, internet. Como esperaban los estudiantes, los acuerdos se incumplieron y el jueves volvieron a reclamar por sus derechos por vías de hecho.

El 24 de febrero fueron cuarenta los estudiantes que se tomaron las instalaciones del colegio por segunda vez. Desafortunadamente, las tensiones no tardaron en convertirse en situaciones que los profesores del colegio y estudiantes no supieron sortear: dos profesores del colegio agredieron física y verbalmente a uno de los estudiantes. La policía que se encontraba presente al mando del Mayor Suarez, persuadió a las personas agolpadas en la reja de que se dispersaran y evitó mayores problemas. Un profesor comentó sobre la división en el colegio que “los estudiantes pelean por una educación digna”, y afirmó que es lamentable que la protesta afecte el derecho a la educación, pero recalcó que en el colegio se presenta un conflicto de derechos y determinó que la causa de los enfrentamientos entre profesores y estudiantes se debe la falta de atención a los problemas de la institución por parte de la Secretaría de Educación.

A pesar de la situación que se presentó en la reja del plantel, los estudiantes siguieron manejando la puerta; la policía permaneció a lado y lado de la reja y se llevó a cabo una reunión para atender las peticiones de los estudiantes. Esperanza García, representante de la personería local de Ciudad Bolívar, el mayor Suárez de la policía, representantes de los estudiantes, y representantes de los padres de familia y la Junta de Acción Comunal negociaron las solicitudes de los jóvenes. La administración distrital, representada por la Personería Local, junto con el Colegio, se comprometieron a completar la planta docente para el mes de abril, las dotaciones (los libros de la biblioteca) en un mes y adelantaron las gestiones pertienentes con la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y el IDU para cambiar la válvula de media pulgada que abastece del vital líquido al colegio de forma insuficiente.

Educación de Calidad

Estamos haciendo una transformación muy importante desde el punto de vista de la educación; un colegio no es solo entregar una infraestructura, es entregar una educación de calidad”, afirmó el alcalde cuando inaguró el megacolegio. La realidad dista de la frase de Samuel Moreno.

A causa de la falta de agua, los sanitarios después de una jornada de clase quedan fuera de servicio; por esta razón, los niños de primaria no los pueden usar y, al igual que los estudiantes básica y media, asisten media jornada desde que se inaguró el colegio. Además, la humedad es apreciable en las paredes de la edificación y afecta no sólo las aulas; el comedor, situado debajo de macetas decorativas sin drenaje presenta tal humedad que no es posible operar. Algunas madres de familia presentes en el paro afirman que sacaron a sus hijos de colegios vecinos por el comedor estudiantil y están desilusionadas porque no funciona y se quejan de que este no es el único problema que tienen que afrontar a causa de las irregulariades del colegio.

Leidy Arias es madre de un niño que cursa primero de primaria trabaja de forma ocasional limpiando casas de familia. Ella asegura que le es difícil trabajar por las jornadas interrumpidas y por el paro realizado por los estudiantes, y respalda las acciones de los jóvenes porque le parece injusto que el colegio no funcione correctamente. Al respecto, Rosalba, madre de familia, afirma que le preocupa que su hija se quede sola en la calle después de que salen tan temprano. Juan, un estudiante de la institución, comentó que se va a jugar al parque con sus compañeros mientras otros juegan billar y video juegos; dice que quiere irse al ejército y que por ello no le importa que las clases no sean regulares, pero cree que a los compañeros que les gusta estudiar los afecta porque quieren hacer otras cosas. Álvaro, un jóven que participó en la protesta, no se siente preparado para las pruebas de Estado y aunque le gusta el colegio, le preocupa que no tenga clases de forma regular.

A raiz del paro de estudiantes se destinaron 132 millones de pesos para arreglos en el comedor, reparaciones que se hacen necesarias a menos de un año de la entrega del moderno colegio. Se espera que en menos de una semana el IDU y la EAAB solucionen el problema del agua, mientras el colegio debe asumir la reparación de la humedad de las paredes y otros varios arreglos locativos que, de forma inexplicable, fueron pasados por alto por la interventoría, la cual, según Luis Álfonso Cogua Suárez, fue realizada por la Universidad Nacional de Colombia.

“Aquí vinimos a construir nacion, no a dividir” afirmó un profesor de la institución; lamentablemente, unos pocos docentes hicieron lo contrario. Debido a la agresión que sufrió el estudiante, algunos profesores fueron amenazados y serán trasladados a otros colegios, al igual que cuatro estudiantes involucrados en los incidentes y amenazas, entre ellos Álvaro, quien se encontraba en el Colegio Fanny Mickey para evitar los problemas de violencia que se viven en otros planteles educativos de la localidad y que esperaba que la protesta les permitiera acceder a una educación de calidad.

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