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Hola, Jefe... ¡parece que los tenemos! ...pero me da la impresión de que no parecen agentes de KAOS...

Por: Nicole Pinzón – julio 27 de 2010

A partir del pasado 28 de junio, día en que el gobierno de Estados Unidos anunció haber detenido a una supuesta red de diez espías que trabajaban para el Servicio de Inteligencia Extranjera de Rusia (SVR, por sus siglas en ruso), la antigua KGB, una serie de preguntas y contradicciones envuelven los hechos, principalmente en el caso de una de la peruana Vicky Peláez, quien escribía en el Diario La Prensa, el informativo en español más leído en Nueva York.

Según las autoridades estadounidenses, los presuntos espías tendrían como misión “buscar y desarrollar vínculos con los círculos políticos en EEUU”. Allí, los acusados habían conformando familias, tenían trabajos estables y vidas ‘americanizadas’, según la acusación, para pasar desapercibidos desde 1990, aproximadamente. El elemento más curioso de los señalamientos en contra de estas personas es el tipo de mecanismos que, de acuerdo a las agencias de seguridad estadounidenses, estarían utilizando los supuestos espías para transmitir ‘información secreta’: al mejor estilo de la agencia Kaos, en la reconocida serie televisiva del Súper Agente 86, mensajes en código morse, documentos escritos con tinta invisible y mensajes ocultos sus perfiles de Facebook serían, entre otras, las actividades que los investigadores al servicio del gobierno Obama dicen tener registradas par acusar a estas personas.

A pesar de que ocho de los implicados, algunos de origen ruso, prefirieron haberse declarado culpables de ser financiados por el gobierno ruso y ser deportados como parte del intercambio que se realizó por cuatro espías de EE.UU. detenidos en Rusia, sigue sin esclarecerse el caso de Vicky Peláez y de su esposo, el uruguayo Juan Lázaro, y surgen gran cantidad de dudas sobre las circunstancias que motivaron su detención, pues la periodista peruana nacionalizada estadounidense es reconocida en el medio por lanzar fuertes críticas al gobierno de la potencia del norte y por diferenciarse de otros periodistas hispanos en EEUU al no señalar con desdén a los gobiernos de Cuba y Venezuela.

El escándalo de los espías Rusos deja interrogantes sin respuestas concretas. Mucho se ha comentado en los medios de EEUU sobre el conocimiento de la situación por parte de Barak Obama al momento de su visita al presidente ruso, Dmitri Medvédev, justo dos días antes de las capturas; sobre las maneras en que los acusados podrían estar enterados de los movimientos políticos y militares en Washington mientras vivían en Nueva Jersey y Massachusetts, como se pregunta el experto en política exterior rusa Mark Katz; sobre la importancia real de los capturados, cuando las autoridades estadounidenses reconocieron que nunca habían estado cerca de información confidencial; y sobre el silencio de organizaciones como Reporteros Sin Fronteras, que no intervinieron en favor de Vicky Peláez en lo que se considera una moderna cacería de brujas.

Como diría Maxwell Smart, digno agente de Control y de EEUU, respecto al papel que desempeñan las agencias de seguridad de la potencia del norte: “nosotros tenemos que disparar, matar y destruir porque representamos todo lo que es sano y bueno en el mundo”.

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