Por: Nicole Pinzón – julio 26 de 2010
Estoy “triste por enterarme del fallecimiento de Sayed Mohammed Hussein Fadlallah… Uno de los gigantes del Hezbolá que yo respetaba mucho”, escribía la periodista Octavia Nasr en su perfil de Twitter el pasado 4 de julio. Su opinión le costó ser despedida por la cadena de noticias CNN, donde ocupaba el cargo editora en jefe de asuntos del Medio Oriente, pese a tener una trayectoria de más 20 años en esa compañía y de haber sido galardonada con múltiples premios.
Se presume que las directivas de CNN estaban siendo presionadas con anterioridad para prescindir de los servicios de Nasr a causa de su imparcialidad en el campo periodístico y por no calificar de terrorista a Fadlallah, como ya lo había hecho el gobierno estadounidense. El religioso libanés, quien hacía parte de la comunidad de eruditos islámicos de los ulema y había alcanzado la distinción de ayatolá libanés, titulo más alto del clero chií, se caracterizó por defender algunos derechos de la mujer, oponerse al secuestro de occidentales y emitir una fatwa –pronunciamiento de un especialista en ley religiosa– contra los ataque suicidas.
Según sectores conservadores en EEUU, el haber expresado desánimo por el fallecimiento de un ‘terrorista’ en su Twitter, donde tiene más de 7.000 seguidores, fue una manera ofensiva de celebrar el 4 de julio, día de la independencia estadounidense. Así, Octavia Nasr, después de haber “informado desde la línea del frente de la guerra civil durante la época más peligrosa del Líbano para periodistas”, como lo dice su perfil aún publicado en la sección de reporteros de CNN, se ve obligada a abandonar una cadena de noticias para la cual trabajó desde 1990, a causa de un comentario que no fue realizado en el medio en el que trabajaba sino en una red social con la que no estaba comprometida bajo ninguna norma de imparcialidad.
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