Por: Omar Vera – septiembre 4 de 2017
Nicolás Neira tenía 15 años cuando fue asesinado por la Policía: fue violentamente golpeado por varios uniformados mientras participaba en las protestas del 1 de mayo de 2005 y esto le causó la muerte seis días después. Su padre, Yuri, no ha parado de buscar justicia durante 12 años por este crimen de Estado y se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la brutalidad policial en Colombia.
Si bien es cierto que la impunidad ha imperado en el caso de Nicolás Neira, la larga lucha de su padre para que se sepa lo que realmente pasó y se haga justicia ha rendido sus frutos. El pasado 4 de agosto, el mayor (r) Julio César Torrijos Devia, quien para la fecha era el comandante de la unidad del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía que encabezó la represión que mató a Nicolás y quien afronta otro proceso por narcotráfico, aceptó haber sido uno de los uniformados que participaron en el encubrimiento que la Policía llevó a cabo para ocultar su responsabilidad en el homicidio.
Con esto, Torrijos Devia confirmó la versión de Héctor Cubides, un patrullero del Esmad bajo su mando el día de los hechos, quien ha testificado que los uniformados causaron la muerte del joven al haberlo impactado en la nuca por una ‘recalzada’ que dispararon. Este tipo de artefactos hechizos e ilegales son elaborados a partir de las cápsulas de las granadas de gas usadas, que son rellenadas con pólvora y metralla para causar heridas graves a los manifestantes, y se ha sabido de su uso en otros asesinatos, como el de Óscar Leonardo Salas en 2006.
Sin embargo, en una sorprendente decisión, al juez 71 de Control de Garantías no le bastó la confesión del uniformado y, durante la imputación de cargos a Néstor Rodríguez Rúa, uno de los subalternos de Torrijos el día del crimen, trasladó el asunto al Consejo de Estado para que defina si este caso es de competencia de la justicia penal militar o de la justicia ordinaria, que es lo que disponen las leyes colombianas por el homicidio de un civil.
En entrevista con El Turbión, Yuri Neira aseguró que este es un episodio más con el que se pretende asegurar la impunidad en el caso de Nicolás y reafirmó que seguirá adelante en el camino para que se haga justicia y se acabe con la brutalidad policial en Colombia.
Omar Vera: -¿Cómo recibe ud. la aceptación de una parte de los cargos por parte del oficial de la Policía encargado del piquete del Esmad que habría sido responsable de la muerte de su hijo?
Yuri Neira: -Recibo con agrado que la Fiscalía por fin, después de 12 años, se haya decidido a trabajar, no por sus propios medios sino por la presión nacional e internacional. Esto quiere decir que si yo no me propongo a denunciar a la Fiscalía General, a los fiscales encargados y al director de la fiscalía de derechos humanos para hacer que trabajen y no para que me hagan favores sino para que trabajen bajo la legalidad y correctamente, para que dejen el prevaricato, la corrupción y la negligencia, no hubiéramos llegado a estos resultados. Saludo que por fin, bajo la presión jurídica, la Fiscalía haya tomado algo en Ley.
OV: -¿Por qué cree hoy, 12 años después, se movió el caso de su hijo?
YN: -Básicamente, porque decidimos con el abogado cambiar de táctica de buscar que se hagan determinadas acciones legales, que sería lo normal dentro del caso, y decidimos empezar a desenmascarar el fraude y la corrupción de la Fiscalía General de Nación a nivel nacional e internacional. Llegó el punto en que era insostenible que la Fiscalía siguiera tapando tanta corrupción, tanta alcahuetería y tanta convivencia con los asesinos de la Policía Nacional. Ya no tenían más excusas, entonces, atacamos directamente al centro del mal.
OV: -Si tomamos por cierta la declaración del mayor (r) Torrijos, ¿cómo es que la Policía ha tratado de ocultar lo que ocurrió, de ocultar a los responsables?
YN: -Nos enteramos a los ocho días que todos los miembros del escuadrón fueron conducidos a las instalaciones de la Sijín [Seccional de Investigación Criminal] y que abogados de la Policía los empezaron a adiestrar sobre cómo debían contestar a la Procuraduría General de la Nación, que es en primera instancia quien los empezó a investigar. Todos dijeron la lección tal cual: si miramos los expedientes, cada uno hace mapas idénticos; el abogado le dibujó a cada uno como una bolita y una línea, y todos en la Fiscalía hicieron la misma bolita y la misma línea donde debían estar.
Hasta ahí llegaron las investigaciones. Todos fueron amenazados con destitución, con castigos, con disminución de sueldos y vacaciones. Y de eso es lo que ahorita está hablando el exmayor de la Policía [Torrijos]: está dando nombres, está diciendo este coronel nos presionó a todos para que dijéramos esto y esto, para que ocultáramos la verdad.
Ya está saliendo en los expedientes lo que sabíamos por otro lado, esa información que teníamos hace muchos años pero que no teníamos forma de comprobar.
La Policía es la mano oscura del Estado Colombiano […] Ahorita se ha logrado que alguien empiece a hablar y está diciendo lo que sabíamos hace años.
OV: -¿Cree que la responsabilidad de mando puede llegar hasta niveles más altos de la estructura de la Policía?
YN: -Estoy seguro de eso. Sé que un patrullero de la Policía no se mueve si no tiene una orden directa de su superior inmediato: el teniente no se mueve si el capitán no se lo ordena, el capitán no se mueve si el mayor no le indica, el mayor no se mueve si el coronel no le dice y así sucesivamente. Así, el general director de la Policía no se mueve si el ministro de Defensa no le indica y el ministro de Defensa no se mueve si su superior, que es el presidente de la República no le da la orden. Sé que la línea de mando en Colombia se cumple a rajatabla.
OV: -En su recorrido para restituir el buen nombre de Nicolás y demostrar la responsabilidad de la Policía es la primera vez que un mando de la Policía está admitiendo su responsabilidad. ¿Qué significado tiene esto para ud., aunque no haya terminado el juicio?
YN: -Recordemos que el personaje que está hablando [Julio César Torrijos Devia] está condenado por narcotráfico y que quien lo vendió a él fue la Policía. El tipo tampoco tiene nada que perder, entonces, está hablando de algo que ya se sabía […] En el caso de Óscar Salas otro policía sin identificar dijo lo mismo y varios oficiales han hablado y han sido echados de la institución.
Realmente, la justicia colombiana es incapaz de juzgar verdaderamente una situación si no está negociada […] Nunca ha habido una justicia real y transparente, siempre ha habido negociaciones y esta no es la excepción […] No es gratis que este señor Julio César Torrijos Devia esté hablando lo que está hablando: esa colaboración con la justicia tiene sus beneficios […] No es gratuito lo que está haciendo este tipo […] está diciendo las verdades porque le conviene.
OV: -¿Cree que esto tiene relación con otros casos de brutalidad policial que se están moviendo, como el de Diego Felipe Becerra o el de Óscar Salas?
YN: -Claro que sí. Si miramos los expedientes y empezamos hacer conexiones, en el caso de Nicolás aparece el nombre del coronel Javier Vivas, quien es uno de los protagonistas del caso de Diego Felipe Becerra. Él es el promotor y el autor intelectual de la modificación de la escena del crimen y está en el caso de Nicolás. No es raro: el tipo está dedicado para eso. Si miramos en el asesinato de Óscar Salas, está el mismo capitán Julio Cesar Torrijos Devia al comando del mismo Esmad.
Si miramos quiénes eran los directores de la Policía y cuantos asesinatos estaban de por medio, nos damos cuenta de que ahí están los mismos con las mismas. Es más posible que nos encontremos patrulleros diferentes, pero los mandos son los mismos. Como quien dice, los asesinos son los mismos, aquí y allí están dando la orden.
Miremos los expedientes a ver si Yuri Neira miente y no está Javier Vivas en más de un asesinato y modificando escenas del crimen. Miremos si Julio César Torrijos Devia no está en más de un asesinato y por eso está buscando beneficios.
OV: -Su caso se considera emblemático entre las víctimas de la acción del Esmad. ¿Cree que es posible que un momento dado se logre reformar ese cuerpo policial?
YN: -Son mis deseos, realmente, que no solamente se reforme sino que sea totalmente desmantelado […] Así los vistan de blanco, son asesinos en potencia […] No lo digo yo, lo demuestran los hechos y toda la gente que ha grabado y filmado con sus celulares y cámaras el accionar del Esmad.
No quiero la transformación del Esmad, yo quiero la desaparición y la judicialización de los oficiales y de todos sus miembros del Esmad porque eso no puede desaparecer así no más: tienen que pagar por lo que hicieron. Tienen que responder, en especial los directores de la Policía, los directores regionales, los que entrenaron, los que adiestraron y los que permitieron que esta gente funcionara y siguiera asesinando.
OV: -¿Qué sigue en la lucha de Yuri Neira por la verdad en el caso de Nicolás?
YN: -Queda mucho trabajo por hacer: quedan los autores materiales, quedan los autores intelectuales, un par de coroneles, un par de generales y la línea de mando hacia arriba, que termina con el ‘narcotraficante número 82’. Soy iluso, sí, pero es una meta y seguirán otros casos.
Con el asesinato de Nicolás hubo algo dentro de mí que abrió una puerta y son de esa puertas que ya nunca se cierran: la puerta de la resistencia, la puerta de la lucha, la puerta de la búsqueda de la verdad, la puerta de seguir adelante y de la solidaridad.
Entonces, queda bastante […] Nos toca duro, pero es lo que nos toca y también sigue algo muy importe, que es la memoria de Nicolás: si lo hubieran dejado vivir, si no lo hubieran asesinado, sería ese defensor de derechos humanos que muchos hubiéramos querido tener al lado. Por la memoria de Nicolás yo no puedo claudicar. Hasta el último de mis días seguiré luchando.
Si encuentras un error, selecciónalo y presiona Shift + Enter o Haz clic aquí. para informarnos.