Jaime Garzón - Ilustración: Camilo Rojas
El periodismo, el humor político y las audiencias han sido los más perjudicados con el vacío que produjo el asesinato de Jaime Garzón.
Jaime Garzón - Ilustración: Camilo Rojas
Jaime Garzón – Ilustración: Camilo Rojas

Por: Christian Peñuela* – agosto 13 de 2017

Se completan 18 años de impunidad en el crimen del periodista Jaime Garzón Forero, desde aquel 13 de agosto de 1999 en el que unos sicarios lo mataron en el barrio Quinta Paredes de la ciudad de Bogotá por órdenes del paramilitar Carlos Castaño y con el apoyo de la inteligencia militar. Fue un suceso que afectó considerablemente a la sociedad colombiana y que terminó por silenciar la voz de un comunicador que combinaba el humor político y el pensamiento crítico con el periodismo de opinión.

Fueron precisamente el humor político y el periodismo los más perjudicados con el vacío que produjo el asesinato de Jaime Garzón. También la audiencia sufrió un grave daño colectivo, cuando este hecho marcó el fin de una forma de narrar a Colombia que caracterizó el trabajo del comunicador en programas de TV como Zoociedad, QUAC El Noticero y los informativos de CM& y el Canal Caracol.

En este sentido, el informe “La palabra y el silencio: la violencia contra periodistas en Colombia (1977 – 2015)” del Centro Nacional de Memoria Histórica, afirma que:

La arremetida contra un medio humorístico puede cercenar la capacidad crítica a que tiene derecho una comunidad, así como la violencia contra un caricaturista o un humorista es una grave pérdida para el sentido público de una comunidad. El asesinato de Jaime Garzón, por ejemplo, ocasionó un daño social hacia adelante. Silenciaron una voz crítica —y necesaria para un país acartonado y formalista— que tenía la virtud adicional de llegar a la audiencia a través de personajes, temas, lenguajes de enorme arraigo popular y con quien se habían creado lazos de identificación muy fuertes.

La lucha de los familiares, pareja y amigos de Jaime Garzón en busca de justicia ha logrado que, en septiembre de 2016, el crimen de  fuera declarado de lesa humanidad por la Fiscalía General de la Nación, lo cual ha permitido que las investigaciones judiciales continúen sin prescribir, y que el Consejo de Estado condenara a la Nación por la responsabilidad de las Fuerzas Militares y el paramilitarismo en el asesinato del periodista.

Ambos hechos son de primera importancia y han abierto posibilidades para que se sepa la verdad sobre la participación de agentes estatales en otros hechos, dada la vinculación del coronel Jorge Eliécer Plazas Acevedo, uno de los responsables del homicidio de Garzón, en la ola de violencia de los años noventa contra defensores de derechos humanos, campesinos y líderes políticos.

Frente a esto, la Fiscalía fue enfática en afirmar, en su Resolución 048 del 28 de septiembre de 2016, que este crimen se califica como de lesa humanidad al estar inscrito en:

Un ataque generalizado o sistemático contra una población civil […] El homicidio del humorista Jaime Garzón se cometió en un contexto generalizado de agresiones a defensores de derechos humanos, si en cuenta se tiene que para los años de 1997, 1998 y 1999 estos ataques a este grupo poblacional aumentaron considerablemente, tal y como lo han señalado los informes anuales de la ONU Derechos Humanos.

Dos de sus amigos y colegas más cercanos, Antonio Morales Riveira y William Parra, valoran la contribución que hizo Jaime Garzón a la sociedad, a la paz y al periodismo colombiano, así como su aporte al periodismo de opinión con su particular forma de hacer humor político.


Christian Peñuela:
-¿Qué sucedió con ustedes como periodistas cuando Jaime Garzón fue asesinado?

Antonio Morales: -Lo más doloroso es que entre los meses de junio y julio de ese año (1999), antes de que mataran a Jaime, a mí me venían amenazando […] En ese contexto de no saber si me querían callar o matar busqué protección, pero no del Estado, y el 13 de agosto matan a Jaime. Lo que produjo esa muerte desde lo personal fue adelantar una decisión que ya había tomado, que era irme del país porque me estaban persiguiendo […] Ante la muerte de mi amigo, de mi pana, se me prende ese sentimiento generalizado de presión colectiva que decía: ‘¿cómo van a matar al bufón?’, porque la corte que mata al bufón es la peor de las cortes porque al bufón no se le mata ya que es una válvula de escape [para la sociedad]. Entonces, el asesinato de Jaime implicó que yo me fuera 9 años de Colombia y estuve viviendo en Francia.

William Parra: -Me acuerdo que un día antes de que lo mataran, siendo jueves. Me hablé con Jaime y me dijo que tenía una entrevista con Carlos Castaño un día después […] Desde que empezamos a trabajar en CM& [y luego en Caracol], siempre había una lista de periodistas que éramos los señalados porque decir en esa época cualquier cosa de la guerrilla era ser objetivo militar. Luego de la muerte de Jaime alguien llamó a Caracol sin identificarse y dijo “el que sigue es William”. A partir de esto es que hablo con la gente de Minga, con Gloria Flórez, y me empiezan a decir que me tengo que ir y, entonces, empezaron a cuadrar con Amnistía Internacional y me sacaron en febrero del año 2000 a España.

 

CP: -¿Consideran uds. que la muerte de Jaime Garzón desencadenó en un silenciamiento colectivo en contra del periodismo colombiano?

AM: -Más allá del dolor de algunas personas, yo pienso que desde el punto de vista periodístico no se generó la reconversión que pudo haber permitido la muerte o el sacrificio de Jaime para reorientar la prensa hacia la libertad de expresión y hacia la independencia informativa de los medios. No hubo un respeto por el disenso y la diversidad. Simplemente no pasó nada y se siguió fortaleciendo durante estos años que han pasado las mismas matrices perversas de la prensa colombiana. Es decir: la desinformación, la invisibilidad, el unanimismo y, desde mi punto de vista, hasta en el gremio no se produjo nada […] Las reflexiones se quedaron en la anécdota del asesinato y no en una reflexión filosófica o en un movimiento de pensamiento alrededor de lo que significa o no la libertad de prensa en Colombia.

WP: -Estoy de acuerdo con Antonio y agregaría que deberían existir posibilidades para que los periodistas independientes pudieran trabajar en los grandes medios y garantías para ello. Actualmente, no existen periodistas que no estén por fuera de la línea editorial de su medio. Estamos jodidos porque nadie nos va a contratar porque estamos señalados, chuzados, marcados…

 

CP: -¿Qué pasó con el humor político independiente en el periodismo colombiano después del asesinato de Jaime?

AM: -Desapareció de los medios cualquier posibilidad de humor político y de humor de opinión […] Los medios se dieron cuenta del poder de esa vaina y lo que se terminó creando fue un humor amarrado a lo que quiere los dueños y los directores de los medios, es decir, un humor sin libertad […] No solo dejó de existir humor político sino también dejó de existir el humor libre.

WP: -El humor político se terminó usando para defender a los amigos del medio y para ofender a los enemigos del medio.

 

CP: -Respecto a las audiencias televisivas de la época, ¿cómo las afectó la muerte de Jaime Garzón?

AM: -Los rating jamás serán igual como los de esa época. Es más, los canales actuales en su más alto rating llegan solo a 10 u 11 puntos, y nosotros con Jaime teníamos más o menos 30 o 35 puntos. En Quac El Noticero eran 25 puntos que a hoy equivaldrían a 10 millones de televidentes, aproximadamente. Cuando estaba Heriberto de la Calle en CM&, que era sólo una sección del noticiero, también era lo mismo.

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* Esta publicación con fines periodísticos no compromete a ninguna institución pública o privada relacionada con el autor.

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