<p class="rtecenter"> <img alt="Caricatura: Ficciorama" src="http://elturbion.modep.org/drupal/files/tiburon.jpg" style="width: 600px; height: 400px;" title="Caricatura: Ficciorama" /></p> <p style="margin-bottom: 0cm;"> <strong>Por: Jesse Freeston – 4 de octubre de 2010</strong></p> <p style="margin-bottom: 0cm;"> El régimen hondureño ataca concierto de música, mientras hace un llamado al mundo para salvar a los tiburones.</p>

Caricatura: Ficciorama

 

Por: Jesse Freeston – 4 de octubre de 2010

Este mes hubo muchas noticias sobre Afganistán, pero tal vez la más terrible es la evidencia de que una prohibición de la música –que data de antes de la invasión– está siendo aplicada en la ciudad oriental de Jalalabad. Hashim Shukoor, periodista de McClatchy, reporta ataques y amenazas contra los vendedores de música en esa ciudad. Se cree que los agresores son del talibán afgano. La historia fue difundida miles de veces, y con razón, porque los editores y los lectores por igual entienden la importancia de la música para cualquier sociedad. ¿Pero qué pasa si un ataque similar se llevaba a cabo en otro lugar? ¿Queremos enterarnos?

El percusionista hondureño, Carlos Román, del grupo Montuca Sound System, explicaba en una entrevista reciente que “lo que los músicos y los poetas dicen es un reflejo de su realidad” y agregaba que “la música es una de las formas a través de las cuales las sociedades se han desarrollado a lo largo del tiempo”.

Román sabe muy bien lo que significa que el régimen vea la música como una amenaza. En este momento está recuperándose de un ataque que sufrió por parte de militares y policías hondureños, que lo dejó con la cabeza rajada y con su equipo destruido o confiscado.

Hacía parte de un espectáculo gratuito junto con el grupo Café Guancasco, en San Pedro Sula, la segunda ciudad más grande de Honduras. El show debía llevarse a cabo el 15 de septiembre, fecha en la que se celebra en toda América Central la independencia del imperio español. Por segundo año consecutivo, las celebraciones oficiales han sido tomadas por el Frente Nacional de Resistencia Popular, una amplia coalición de hondureños movilizados contra el golpe de Estado de 2009, acto que evitó reescribir la Constitución hondureña y que sacó del poder al entonces presidente Manuel Zelaya, que lideraba la iniciativa.

Durante los últimos 14 meses, el régimen de facto ha reprimido a periodistas, maestros, enfermeras, estudiantes, activistas LGBT y a muchos otros grupos por su oposición al golpe. Con ocho periodistas asesinados en el primer semestre de 2010 solamente, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés) calificó a Honduras como el lugar más peligroso del mundo para ejercer esta profesión en lo que va del año. Según el CPJ, la autoridad mundial sobre la seguridad de periodistas, en lo que va de 2010, los periodistas asesinados en Honduras representaron aproximadamente el 25% del total de periodistas asesinados en el mundo, mientras que la población hondureña sólo representa el 0,001% de la población mundial.

Pero, el ataque contra Café Guancasco, uno de los grupos preferidos del movimiento de resistencia, representó la primera agresión de esta naturaleza contra un grupo de músicos. La banda ha hecho llamados urgentes a la atención internacional, sin embargo, no recibieron la más mínima cobertura por parte de los medios masivos de comunicación occidentales. ¿Quién determina qué música vale la pena defender y cuál no? ¿Qué se necesita para que Honduras salga en las noticias? Los acontecimientos recientes muestran que se necesita el apoyo de la ONU o el Departamento de Estado de EEUU.

En una conferencia de prensa conjunta, celebrada en Naciones Unidas en Nueva York, el presidente de Honduras, Porfirio ‘Pepe’ Lobo y el presidente de Palau, Johnson Toribiong, se presentaron como promotores de la prohibición de la pesca de tiburones.

La noticia debe ser acogida con alegría por la comunidad ambientalista del mundo que ve la mutilación de las aletas de tiburón como una práctica terriblemente destructiva, pero en Honduras esta actividad no es excesivamente recurrente y, aunque la noticia recorrió el mundo –desde Kansas City hasta Sudáfrica–, en la nación centroamericana fue más bien irrelevante.

Todos los grupos ambientalistas hondureños que contacté manifestaron desconocer que la mutilación de aletas de tiburón fuera común en Honduras. Una búsqueda en los archivos de los cuatro diarios principales del país, sólo arrojó dos historias sobre la pesca de tiburones. Una de ellas, en el diario El Tiempo, denuncia que la ley que regula la pesca de tiburón no cuenta con ningún mecanismo para garantizar su aplicación. Francisco Molina, un ambientalista que labora con el Centro de Prevención de la Tortura en Honduras, señaló que el pacto acuático “parece definitivamente muy gracioso, porque da a entender la necesidad que tiene el sr. Porfirio Lobo de firmar lo que sea para obtener reconocimiento internacional”.

La conferencia de prensa tuvo lugar un día después de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y la secretaria de Estado de los EEUU, Hillary Clinton, reafirmaron su apoyo al presidente Lobo. Los EEUU prometieron dirigir aún más ayuda económica al régimen de Lobo.

No quiero llevar demasiado lejos la comparación con los talibanes afganos. Después de todo, nunca he estado en Afganistán. Pero quiero hacer una pregunta sencilla: ¿la hondureña, es menos música que la afgana?

Al menos, Café Guancasco cree que son iguales. La banda regresará a San Pedro Sula el 21 de octubre para terminar el concierto que empezó un mes antes. El 21 es importante porque es el Día Nacional de las Fuerzas Armadas en Honduras. Café Guancasco ha planteado que a partir de ese día, desde ese momento en adelante, debe ser reconocido como el Día Nacional del Artista en Resistencia.

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