Por: Amy Goodman- noviembre 1 de 2010
A sólo días de las cruciales elecciones legislativas de mitad de mandato en EEUU, WikiLeaks, el sitio web de denuncia de prácticas ilegales, reveló la mayor filtración de información clasificada del ejército estadounidense de la historia. Casi 400.000 documentos secretos del Pentágono, relacionados con la invasión y ocupación estadounidense de Iraq, fueron publicados en la web. Los documentos, terriblemente detallados, dan muestra del cotidiano torrente de violencia, asesinatos, violaciones y torturas al que han sido sometidos los iraquíes desde que George W. Bush declaró la “misión cumplida”. Los documentos publicados por WikiLeaks, conocidos como “Registros de la Guerra de Iraq” han ocupado los primeros lugares en los titulares de Europa, pero en Estados Unidos apenas merecieron mención en los programas de entrevistas de los domingos.
En primer lugar, están los documentos en sí. Hablé con Julian Assange, fundador y editor en jefe de WikiLeaks.org y él me explicó:
Estos documentos cubren desde el año 2004 hasta comienzos del 2010. Es la descripción más certera de una guerra que se haya publicado jamás. De los documentos surge que hubo 285.000 víctimas que se van sumando informe tras informe. Se puede ver cada víctima, dónde sucedió, cuándo sucedió y quién estuvo involucrado según los informes internos de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.
David Leigh, editor de investigaciones del periódico The Guardian de Londres, me dijo refiriéndose a la información filtrada:
Representa materia prima para la historia. Poseer esta información es algo de inmenso valor ya que, como todos sabemos, durante los últimos seis o siete años de invasión y ocupación de Iraq, ésta ha ido acompañada, como ocurre con frecuencia, de propaganda, interpretaciones, versiones saneadas. Ésta es la versión lisa y llana de los hechos y es claro que […] confirma lo que muchos de nosotros temíamos y lo que muchos periodistas han intentado informar a lo largo de estos años: que Iraq se convirtió en un baño de sangre, con asesinatos innecesarios, matanzas de civiles, torturas y personas golpeadas hasta morir.
Los informes, redactados con el inexpresivo lenguaje burocrático y plagados de jerga militar, brindan detalles espeluznantes. Si vamos al sitio web de Wikileaks y buscamos en los cientos de miles de registros, veremos que palabras tales como “violación”, “asesinato”, “ejecución”, “secuestro” y “decapitación” aparecen una y otra vez en los cientos de miles de informes, documentando así no sólo la escala y regularidad de la violencia sino, en definitiva, una nueva cifra total de víctimas civiles en Iraq.
La organización Iraq Body Count, con sede en Inglaterra y que posee una base de datos sobre las muertes en Iraq a partir de una cuidadosa investigación que contabiliza únicamente las muertes documentadas, estima que los “Registros de la Guerra de Iraq” documentan 15.000 muertes de civiles que no habían sido registradas hasta ahora, lo que lleva a una cifra total de más de 150.000 asesinatos desde el inicio de la invasión, un 80 por ciento de los cuales son víctimas civiles.
En un incidente en febrero de 2007, dos hombres iraquíes intentaban rendirse ante el ataque de un helicóptero de combate estadounidense. Los informes revelan que se ordenó a la tripulación regresar a su base y se les dijo: “los hombres no pueden rendirse ante una aeronave, por lo que son un blanco válido”. Ambos hombres fueron asesinados. Se trataba de la misma unidad y el mismo helicóptero que, unos meses después, atacó a un grupo de civiles en Bagdad, asesinó a todos los hombres que formaban parte del mismo, entre ellos a dos empleados de la agencia de noticias Reuters, e hirió a dos niños. Este incidente, que también se encuentra documentado en los “Registros de la Guerra de Iraq”, dio origen a otra destacada publicación de WikiLeaks llamada “Asesinato Colateral”.
La filmación del ataque realizada desde el propio helicóptero Apache, con la correspondiente grabación de la radio militar, muestra soldados que ríen e insultan mientras asesinan a civiles y hacen noticia en todo el mundo.
US SOLDIER: “Light ’em all up. Come, on, fire!”
[SOLDADO DE EEUU: “¡Quémenlos a todos! ¡Vamos! ¡Fuego!”]
(gunshots) [disparos]
US SOLDIER: “Keep shooting”
[SOLDADO DE EEUU: “Sigan disparando]
US SOLDIER : “One small child wounded. Over.”
[SOLDADO DE EEUU: “Un niño pequeño está herido. Cambio”.]
US SOLDIER : “Roger. Ah, damn. Oh, well.”
[SOLDADO DE EEUU: “Entendido. Oh, maldición. Oh, bien”.]
Imaginemos si las operaciones militares no fueran así de secretas, si el asesinato de febrero de los dos hombres con los brazos en alto intentando rendirse se hubiera hecho público. Si hubiera existido una investigación y se hubiera aplicado una acción punitiva apropiada. Quizás el camarógrafo de Reuters, Namir Noor-Eldeen, de 22 años de edad, y su chofer, Saeed Chmagh, padre de cuatro hijos, hoy estarían vivos y quizás también estarían vivos los civiles junto a los que tuvieron la mala suerte de caminar aquel fatídico día de julio. He aquí la importancia de la transparencia.
En las grandes cadenas de televisión, los programas políticos del domingo apenas tocaron el tema de la mayor filtración de información clasificada en la historia de Estados Unidos. Cuando se les preguntó por qué no trataron ese tema, afirmaron que las elecciones de mitad de mandato eran su prioridad. Está bien. Pero la guerra es un tema de las elecciones y debería surgir en cada debate, discutirse en cada programa de entrevistas, de análisis político.
Imagino a los medios masivos de comunicación como a una enorme mesa de cocina que se extiende por todo el planeta y alrededor de la cual podemos sentarnos todos, y debatir y discutir los temas más importantes del día: la guerra y la paz, la vida y la muerte. […] Hacer menos que eso menoscaba a cualquier sociedad democrática.
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