Por: Marcela Zuluaga Contreras – diciembre 3 de 2018
Con un fuerte espectáculo desde lo visual y lo sonoro, Roger Waters regresó a Colombia después de 11 años para cumplir una cita anunciada desde marzo en el estadio El Campín de Bogotá, como parte de su gira por Sudamérica.
La del pasado 21 de noviembre fue una presentación inolvidable para el público, una experiencia única y conmovedora. El fundador de la legendaria banda Pink Floyd invitó a los asistentes a a resistir y luchar contra el neoliberalismo, así como a creer en los derechos humanos y en el arte libre.
Un espectáculo lleno de símbolos
En pantalla gigante apareció una imagen de una mujer sentada en la arena y se escucharon las voces femeninas de Holly Laessig y Jess Wolfe, integrantes del grupo Lucius. De pronto, se apagaron las luces y se sintieron latidos de corazón, dando inicio al concierto con “Speak to me” del álbum “The Dark side of the moon” y continuar con “Time” y “The great gig in the sky”.
El repertorio avanzó con “Welcome to the machine” y dos canciones de su último álbum, “Déjà vu” y “The last refugee”, para cerrar la primera mitad de la presentación con dos clásicos: “Wish you were here” y “Another brick in the wall”, uno de los momentos más impactantes del concierto en el que el artista británico contó con la presencia en tarima de 20 niños y jóvenes del colectivo de danza Movtómico, formado en el barrio Castilla de la capital en el marco del programa CREA de la alcaldía. Ellos se encargaron de los coros de la canción, a la vez que realizaban una coreografía en la que, bajo unos overoles de color naranja como los de los presos de EE.UU., portaban camisetas impresas con el mensaje “Resist” (resiste).
Luego del receso, sonaron sirenas y el escenario se transformó en una fábrica con dos enormes chimeneas sobresaliendo. Entre ellas apareció la cerdita Algie, representando la pretendida superioridad de los burgueses sobre la clase trabajadora y evocando la carátula del álbum “Animals” (1977), así como la icónica estación eléctrica de Battersea. El público se conmovió cuando las chimeneas empezaron a arrojar humo y sonaron los acordes de “Dogs”, seguida por “Pigs”, al tiempo que el clásico porcino inflable empezó a volar sobre el estadio portando la consigna “Sean humanos”.
Sobre este álbum, “Animals”, es mucho lo que se ha especulado, aunque varios críticos coinciden en señalar la gran influencia del libro “Rebelión en la granja” de George Orwell, que también representa a través de los animales la moral humana: los perros, depredadores en manada, son capaces de pasar por encima de otros con tal saciar su sed de éxito; los cerdos, se asemejan a gordos burgueses y dictadores que buscan imponer sus intereses a toda costa sobre las masas, representadas por los rebaños de ovejas obedientes que les siguen. Todos conviven en un mundo distópico pero real, como el neoliberal.
Luego, el repertorio continuó con una canción de su último álbum, “Smell the roses”, para continuar con los temas “Brain Damage” y “Eclipse”. Mientras tanto, apareció en las pantallas el icónico prisma que divide la luz en colores y una brillante luna recorrió el estadio, proyectada sobre el público.
Como parte del final sonó “Broken bones” y luego la infaltable “Comfortably numb” cantada con gran con emoción por los asistentes y seguida por juegos pirotécnicos y la aparición en pantalla nuevamente de la mujer en la arena del inicio y un feliz reencuentro con una niña. Toda una invitación a reconciliarnos y cuidarnos como humanos concentrado en el símbolo del abrazo y dos manos entrecruzadas.
“Necesitamos más educación”
Durante el concierto, el músico también mostró su faceta de activista solidario. En medio del espectáculo, las pantallas mostraron el mensaje “We do need more education” (“Necesitamos más educación”), parafraseando el famoso coro de “Another brick in the wall” y pintada en un cartel que los estudiantes en paro hicieron llegar a Waters, quien se refirió así a la lucha de los universitarios:
Me reuní durante el receso con tres jóvenes que estuvieron en los diálogos con su gobierno de esta tarde, tratando de negociar recursos del Estado para una educación superior para todos los colombianos […] Su sugerencia [del Gobierno] fueron los préstamos estudiantiles. ¿Saben lo que esto significa? […] ¡Significan una vida entera de esclavitud! Entonces, esos tres jóvenes me sugirieron que los créditos no son la respuesta sino que esto debería ser parte del presupuesto nacional para todos uds., los jóvenes de Colombia.
Por su parte la senadora María Fernanda Cabal, del Centro Democrático, criticó al músico inglés y aseguró que la educación gratuita termina saliéndole muy cara al Estado: “¿Para cuándo el debate del uso eficaz y eficiente del presupuesto público? O sólo propaganda de derechos y no de deberes”.
El sentir de los derechos humanos
A Waters se le conoce mundialmente por su apoyo a la lucha del pueblo palestino contra la limpieza étnica y la segregación que sufre de parte del Estado de Israel, siendo un destacado integrante del movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS). Durante el concierto, cuestionó esta situación e invitó a los artistas y ciudadanos de Colombia a unirse a la solidaridad con Palestina:
Llega un momento en la vida de todos en donde se debe decidir si se cree en los derechos humanos o no. Sé que mucha gente cree en los derechos humanos: ha habido un montón de amor en este estadio y lo puedo sentir desde acá […] Si son de los que creen en la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, que dice que todos nuestros hermanos y hermanas en el mundo merecen iguales derechos ante la Ley, independientemente de etnia, color o religión […] quiero decirles: ¡eso aplica para los palestinos tanto como para los israelíes! No es tan difícil de entender.
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