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Miles de personas exigen en el mundo el reconocimiento del Estado palestino - Foto: Montecruz Foto

Por: Ivonne Cardozo – septiembre 7 de 2011

El pasado 26 de agosto se celebró el día mundial de Al-Quds, nombre árabe de Jerusalén, celebración que representa el día islámico internacional y que coincide con el último viernes del mes del Ramadán o ayuno de los pueblos musulmanes. Esta jornada mundial, que se celebra hace varios años, se realiza en el mundo árabe como una muestra de solidaridad con los países que padecen la ocupación extranjera o enfrentan las agresiones de Israel y las grandes potencias occidentales. En este día también se condenó la ocupación de Israel a los territorios palestinos y se reivindicó el derecho del pueblo de Palestina a tener un Estado independiente.

En Israel, la policía no permitió que los ciudadanos palestinos se movilizaran durante esta jornada. Sin embargo, miles de personas en Irán, Egipto y otros países árabes marcharon este día, manifestando una vez más su rechazo a la ocupación, la militarización y el bloqueo de los territorios de Palestina por parte del Estado de Israel, hecho que cada vez empeora la situación social y económica de esta población. La división realizada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1948 de lo que era la antigua Palestina en un Estado árabe y otro judío, han sido factores claves en el sufrimiento de miles de palestinos desde hace 63 años.

En países como Brasil, Ecuador, México y Venezuela se congregaron cientos de personas para demostrar su apoyo a Palestina y su repudio al muro construido por Israel en Cisjordania, división que mantiene aislados y divididos a los palestinos. A pesar de las resoluciones que la ONU ha producido contra el aislamiento forzado que sufre esa nación, Israel sigue haciendo caso omiso de manera sistemática a la presión internacional.

Una nación sin Estado

La situación humanitaria se agrava cada vez más en Cisjordania y en la Franja de Gaza, territorios que le quedan a Palestina luego de la ocupación israelí, y ha obligado a miles de personas a emigrar hacia a Jordania, Siria, Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados en Palestina, más de un millón de palestinos vive en medio de la pobreza, sometidos al desplazamiento forzado y careciendo de soberanía sobre su territorio, al padecer el cerco de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) sobre sus costas y su espacio aéreo.

Los constantes bombardeos contra la población civil por parte de las FDI se acentuaron desde 2006, cuando el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás triunfó en las elecciones en Gaza y el gobierno de Tel Aviv lazó una enorme ofensiva sobre esta zona que no cesa, a pesar de las denuncias ante la comunicad internacional. Desde entonces, el gobierno sobre los territorios palestinos se mantiene dividido entre Hamás y la Autoridad Nacional Palestina, creada durante los acuerdos de Oslo en 1994, sin que hasta ahora se hayan logrado acuerdos políticos entre ambos sectores para lograr unidad en temas nacionales y para la consecución de soluciones a las principales problemáticas surgidas por la ocupación israelí, entre ellas la penosa situación de cientos de presos políticos y las torturas a las que son sometidos a diario.

Actualmente, la Asamblea General de la ONU estudia la posibilidad de conceder el estatus de Estado a Palestina y, por primera vez, las votaciones inclinan la balanza a favor de este pueblo. De momento, tanto Estados Unidos como Israel se niegan a permitir que los palestinos sean reconocidos como un Estado Nación independiente y hacen todo lo posible para que los gobiernos leales a sus intereses, como el colombiano, voten en contra de la iniciativa. Por su parte, la Unión Europea se mantiene en una evidente una división interna, a favor y en contra, que se complica aún más por los intereses de Inglaterra y Francia, ahora grandes aliados en la aventura bélica en Libia, y de países como Italia y España, sobre los que pesa el fantasma de la crisis y que no quieren hacer enojar a los dueños de los mercados mundiales.

La propuesta de la Autoridad Nacional Palestina para que se reconozca la existencia del nuevo Estado se basa, entre otros argumentos, en la vulnerabilidad de este pueblo que sobrevive en el hacinamiento en los pequeños territorios que Israel les ha dejado luego de sus múltiples aventuras militares en la zona, donde carecen de salud, educación, agua potable, alimentos y de una vivienda digna. Por su parte, el presidente norteamericano, Barack Obama, ha instado a los palestinos a que renueven las negociaciones de paz con Israel como condición para apoyar cualquier solución a este conflicto de más de seis décadas, oponiéndose a reconocer el Estado de Palestina.

Si se lograra la creación del Estado de Palestina se producirían cambios fundamentales, como la delimitación de fronteras, y a Palestina lograría tener voz y voto en la comunidad internacional. Sin embargo, esto no será sino el primer paso para que la nación palestina logre, finalmente, vivir en igualdad con el resto de los pueblos del mundo y recupere la dignidad que Israel y las potencias de Occidente le han arrebatado. La última palabra la tienen los delegados de la ONU, quienes decidirán si se continúa con la arbitrariedad y con la violación de las leyes internacionales, o si, por el contrario, toman la decisión más importante para el mundo en la historia reciente del ente internacional y permiten que la bandera roja, negra, blanca y verde ondee por fin soberana en su propio país.

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