<strong>Por: Jorge Enrique Giraldo Acevedo</strong> Con base en diversas informaciones, opiniones y comentarios sobre el Departamento Administrativo Nacional de Estadí­stica (DANE), teniendo en cuenta las renuncias de los dos últimos directores y el manejo de las cifras y estadí­sticas en los últimos tiempos, se concluye que las funciones paralelas son las que están afectando a esta institución.

Por: Jorge Enrique Giraldo Acevedo – septiembre 25 de 2007

Con base en diversas informaciones, opiniones y comentarios sobre el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), teniendo en cuenta las renuncias de los dos últimos directores y el manejo de las cifras y estadí­sticas en los últimos tiempos, se concluye que las funciones paralelas son las que están afectando a esta institución.

Este paralelismo en funciones con el DANE se encuentra, en forma primordial, en la Dirección Nacional de Planeación, en el Banco de la República e, incluso, en la Presidencia de la República y en la principal entidad gremial colombiana, como lo es la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), entre otras entidades.

Pero, lo más preocupante en el marco de esta situación son las cifras sobre empleo, porque el organismo que elabora las estadí­sticas en Colombia se alimenta, y muy bien, con los datos del rebusque o trabajo informal, para presentar un panorama positivo en el aspecto laboral del paí­s.

El aumento de desempleados es un hecho que no se puede ocultar con cifras manipuladas y, mucho menos, con posiciones personalistas, pues se destaca y, con los hechos, lo que se ve, de forma demasiado clara, es que hay bajos í­ndices en el empleo decente en los últimos tiempos, desde la administración neoliberal de César Gaviria Trujillo hasta el régimen actual de Álvaro Uribe Vélez.

Lo que sí­ ha aumentado es el trabajo informal, es decir, el rebusque. Las mismas cifras del DANE han registrado el aumento del trabajo informal que, en la práctica macroeconómica, no es el de empleo formal, serio o profesional.

Las principales ciudades están invadidas de vendedores de minutos a celular, comerciantes ambulantes, moto taxistas y ciclo taxistas. En los terminales aéreos y de transporte terrestre existe un buen número de maleteros y revoladores. En los semáforos y ví­as se instalan limosneros y vendedores.

Mejor dicho, lo que se ve actualmente en Colombia es que está ganando el rebusque. Y esta actividad no es ilegal y, mucho menos, un delito.

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