Por: Yohanna Guerrero – enero 22 de 2012
El 18 de diciembre, Día Internacional de los Inmigrantes, se celebró una jornada de lucha global contra el racismo y por los derechos de las personas migrantes, refugiadas y desplazadas. En Europa se denunciaron los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), en medio de movilizaciones y actividades lúdicas y festivas. En el Estado Español, se organizaron acciones en nueve ciudades para denunciar el racismo y las políticas de extranjería que criminalizan y vulneran los derechos de las personas migrantes.
El tema de los CIE viene tomando gran importancia porque, desde hace un tiempo, se han intensificado las redadas policiales racistas en el Estado Español, así comolos controles de identidad basados en los rasgos étnicos y raciales, especialmente en estaciones del metro y barrios con mayor población migrante, en los que se ven perseguidos africanos, indios, latinos e integrantes de otras minorías étnicas que habitan el país.
Redada, internamiento y expulsión
Estas acciones han hecho visibles las fronteras invisibles con las que a diario convive la sociedad europea y, en especial, la española. Las redadas son sólo el principio de un recorrido, que sigue con la detención en los CIE y que, en muchos casos, termina con la expulsión de las personas a sus países de origen. Sin embargo, cuando las autoridades migratorias no logran determinar la nacionalidad de una persona para enviarla de vuelta a su país de orígen, ésta es ‘puesta en libertad’ sólo para que el círculo vicioso de la persecución vuelva a empezar en la siguiente redada.
Pero, ¿qué son los CIE? Son cárceles en donde se detiene a los extranjeros que han cometido ‘faltas administrativas’, como estar indocumentados. Su función se centra en detener, cautelar y preventivamente según dice la Ley, hasta por sesenta días a los irregulares en espera de ser expulsados. Algunos son liberados con órdenes de expulsión y existe la posibilidad de que un abogado trate de revocar la decisión, haciendo ejercicio de los derechos que el migrante tiene como persona. Sin embargo, quedan en situaciones de desamparo total y de precariedad social, debido precisamente a su estatus de inmigrantes en una sociedad que ha elevado sus barreras sociales.
Por otra parte, en las cárceles normales la vulneración a los derechos humanos cuenta con un ordenamiento compacto, con Ley y con Reglamento, pero en los CIE no sucede esto. Al no existir una regulación, ni siquiera del proceso sancionador, suceden y se permiten situaciones extremas que no se permitirían en otros reclusorios, ya que son espacios ubicados en zonas alejadas de las ciudades, que no cuentan con un reglamento y en donde la Policía hace y deshace a su acomodo, sin rendirle cuentas claras a la ciudadanía ni a ninguna institución que controle su accionar.
Las personas detenidas son tratadas como presos, no tienen nombre y siempre son llamadas por un número, viviendo condiciones de reclusión deplorables en las que la inexistencia de registros o de cámaras de vigilancia impiden que puedan entablarseacciones legales contra los vejámenes que ocurren al interior de los CIE o en sus ya tristemente célebres celdas de castigo. Recientemente, la muerte de dos personas en los centros de Barcelona y Madrid en extrañas circunstancias ha provocado que varias organizaciones denominen a estos reclusorios como los ‘Guantánamos europeos’.
Para ilustrar la situación, vale la pena decir que en Barcelona, el pasado jueves 15 de diciembre, en la misma semana en que se celebró la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Día Mundial del Trabajador Migrante, decenas de personas fueron deportadas por el Ministerio del Interior en un ‘vuelo de la vergüenza’ con destino a Senegal. En este caso, se trató de órdenes judiciales de internamiento y expulsión contra personas que ostentan una clara situación de arraigo, con más de cuatro años de permanencia en el Estado Español según empadronamientos de hace cuatro años (censo de habitantes).
España está viviendo una política racista y xenófoba desde hace mucho tiempo y aunque gran parte de la producción y la reproducción de discursos racistas se da en las clases dominantes y no en la gente común y corriente, las arbitrariedades y violaciones de los derechos de los migrantes se llevan a cabo a diario. Como medidas ante las políticas de exclusión, ciudadanos del Estado Español e inmigrantes proponen construir territorios libres de políticas de control y de vigilancia en los estereotipos y realizar jornadas de sensibilización y denuncia, todo con el único fin de exigir el cierre de los CIE y evitar que la xenofobia vaya más allá de las deportaciones.
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Muy buen tema y buena forma de abordarlo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!