Octubre 22 de 2007
El centro industrial del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), con sede en Dosquebradas (Risaralda), se encuentra desde la semana pasada en asamblea permanente. El miércoles 18 de octubre, desde las 8 am, los cerca de 2.500 aprendices y los 35 funcionarios de industria junto con los instructores contratistas, decidieron declarar el cese de actividades, puesto que no han sido atendidos sus quejas y reclamos.
Los antecedentes de la situación crítica que viven hoy, se remontan a principios de este año, cuando el subdirector anterior fue retirado de su cargo por presiones de un grupo de instructores del grupo virtual, que es una de las formas de instrucción que se maneja allí. El subdirector actual, Henry Vanegas, ha venido aplicando disciplinadamente la política institucional, donde lo que se pretende es mostrar metas cuantitativas –como lo hace la Dirección Nacional en los consejos comunitarios–, sin importar la calidad de la formación.
Entre las problemáticas señaladas por los estudiantes se destaca que deban matricular por separado las materias de formación humana, como ética y dimensión ambiental, por lo que se han encontrado casos de personas matriculadas hasta en 32 cursos a la vez. Así mismo los cursos que acreditan un Certificado de Aptitud Profesional (CAP), que eran de tres años, se redujeron a la mitad; la transformación de los ambientes de instrucción – aprendizaje, que debería ser un proceso de integración con la comunidad de la institución, se ha reducido a tumbar paredes y unificar cursos, para garantizar el ‘aumento de cobertura’.
Pero esto no es ajeno a la situación nacional. El SENA es la única institución de este tipo que sobrevive en Latinoamérica y se quiere acabar con ella, porque las trasnacionales de la educación quieren hacer negocio con la formación integral para el trabajo, es decir, privatizar, como ya lo han hecho con la salud y la educación formal.
La exigencia por parte de los aprendices se concreta en que se les están vulnerando los derechos contemplados en el reglamento estudiantil interno, como son: la calidad de la educación, los de los aprendices en etapa productiva, la formación integral profesional, la evaluación, la virtualización, los materiales y los equipos de seguridad. Así lo explica el representante estudiantil, Luís Carlos Londoño, del programa de Tecnología en Construcción: “se habla de calidad y la evaluación no es coherente con la instrucción recibida en los casos de acompañamiento virtual, porque los instructores no están capacitados para ello y el acompañamiento logístico es paupérrimo”, además de que algunas materias de los cursos son cobradas.
Los aprendices reunidos enviaron un pliego de peticiones al actual subdirector, el 28 de septiembre, donde exigen se solucionen todas las dificultades que se observan. Vanegas se limitó a responder escuetamente el día 11 de octubre y los aprendices no encuentran satisfactorio lo planteado en la carta. Por lo tanto continúa la asamblea permanente.
De otro lado, la situación con los instructores presenta inconvenientes desde que el subdirector Vanegas está a cargo del SENA de Desquebradas. Específicamente, se denuncia que la administración ha beneficiando al grupo de instrucción virtual, comenzando con la contratación, desconociendo los perfiles de los cargos, vinculando a familiares o amigos de éstos, ignorando además que la institución exige una formación o capacitación especifica para las personas que se vinculan como instructores. El nepotismo se pasea por el centro de industria: “nada raro”, comenta el representante sindical, puesto que “el grupo virtual se maneja como un grupo religioso”, añadiendo que hay también intereses de algunas corrientes políticas. Sólo como ejemplo, uno de los que en días pasados fuera integrante del grupo denunciado hoy es candidato a la Asamblea Departamental de Risaralda y otra de las probables beneficiadas de las posibles irregularidades figura como aspirante al concejo en Dosquebradas.
Así las cosas, se perjudican claramente los intereses de los aprendices en la calidad de la educación impartida por el SENA, puesto que se dice que no hay recursos para abastecer de materiales los cursos que se ofrecen, que deben ser gratuitos.
En términos generales, el SENA de Dosquebradas está en crítica situación administrativa y lo que plantean los instructores y los aprendices es que la solución comienza por cambiar al subdirector actual, quien, según denuncian, ni siquiera pasó el concurso que es requisito para acceder al cargo. “Ya no queremos hablar con este subdirector”, puntualizan los representantes de instructores y estudiantes, mientras continúa la protesta en espera de que se solucionen las demandas de esta comunidad educativa.
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