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Por: Mariano Cereijo – febrero 24 de 2008

Durante las últimas semanas, la campaña mediática en España contra el presidente Hugo Chávez ha sido impresionante. Pocas veces había visto tan poca seriedad en los medios, y tanta manipulación y tergiversación descarada. He leído algún que otro reportaje contra Chávez que ni un becario en periodismo se atrevería a firmar por temor a manchar su currículo. He visto como articulistas de medios provinciales, expertos en escribir chorradas de la farándula local, se atrevían a meterse en política internacional y repetir como loros los monólogos oficiales del politiquismo correcto.

Los adjetivos despectivos contra Chávez se cuentan por decenas: los que formatean mentes han perdido más tiempo e ingenio en la búsqueda de las descalificaciones más perspicaces, graciosillas y simpáticas contra Hugo Chávez que en analizar realmente la situación de Venezuela. Hubo un columnista en un diario regional que, tras arengar duramente contra el presidente venezolano, dejo entrever sus fuentes bibliográficas cuando dijo: “sólo hay que ver televisión”. Me imagino que entre otras televisiones se referiría a Telecinco, que no tuvo escrúpulos para invitar al golpista Carlos Molina Tamayo, a quien se ve en el documental “Puente Llaguno: claves de una masacre” incitando a sus seguidores para que se encaminen hacia las inmediaciones de Miraflores, donde una columna de francotiradores dispararía contra ellos y contra los chavistas, conformando el capítulo más sangriento de una coreografía que pretendía imponer a Pedro Carmona Estanga como presidente ilegítimo y golpista. Los medios y los políticos en España son así: rechazan a ciertos violentos mientras adulan e invitan a sus tertulias a otros.

Lo de estos fabricantes de pensamiento españoles ni en Los Simpson se ve. Llaman –entre otras cosas– dictador a un presidente que ganó tres elecciones más un referéndum revocatorio único en el mundo, mientras ellos tienen de jefe de Estado a un rey que nadie ha elegido y al que llevan 30 años riéndole sus tonterías y dándole palmaditas en la espalda; hablan de dictadura en Venezuela, donde la gran mayoría de los medios critica e incluso desprecia e insulta a Hugo Chávez, mientras en España se procesa a aquellos que osan dibujar una viñeta o quemar una foto de la familia real; llenan páginas con la supuesta fortuna que la revista Forbes imputa a Fidel Castro, mas, sin embargo, no tienen el coraje ni la libertad de expresión suficiente para iniciar una investigación sobre el patrimonio y los ‘chanchullos’ que ciertos artículos en internet atribuyen al rey y su familia. ¿Cómo se puede ser tan cínico y desvergonzado?

La campaña

El referéndum de la reforma constitucional vino precedido de muchas adulteraciones. La opción del “no” se maquilló como una iniciativa gestada desde el estudiantado, cuando sólo un porcentaje de docentes conformaba dicho bloque, mayoritariamente de universidades privadas. Además, el Washington Post publicaba, el pasado 2 de diciembre, que algunos de estos grupos de estudiantes recibieron dinero de la Agencia de Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (Usaid) para supuestos talleres. Pocos medios españoles se ocuparon de este aspecto.

El 2 de noviembre, dos estudiantes murieron en unas refriegas en la Universidad de Zulia. El País titulaba dicha noticia así: “Al menos dos estudiantes mueren durante una protesta ente chavistas y antichavistas en Venezuela”. La noticia era firmada por Europa Press. El teletipo difundido por la agencia AP también narraba enfrentamientos entre partidarios y opositores del presidente. Sin embargo, el diario local de Maracaibo, La Verdad, informaba que los disparos que causaron la muerte a esas personas no eran de estudiantes; el diario opositor venezolano, El Universal, no mencionaba en ningún momento que la violencia tuviera su origen en una confrontación entre partidarios y detractores de la reforma constitucional; la agencia EFE, lo mismo. En realidad, los hechos tuvieron lugar por la suspensión de las elecciones estudiantiles en la Universidad de Zulia y entre grupos y candidaturas estudiantiles. No en algarabías relacionadas con el proceso electoral nacional. Es llamativo que medios opositores venezolanos no politizaran este triste acontecimiento, mientras agencias extranjeras y medios españoles sí. La profesora de la Universidad Zulia Berta Vega incluso escribió una carta a Televisión Española para que rectificara una información que relacionaba la muerte de estas dos personas con una marcha opositora.

Si este hecho es lamentable, la información sobre la muerte del chavista José Oliveros Yépez, acaecida el 27 de noviembre, es, simplemente, indecente. El título del diario El Mundo (EFE y Reuters) fue: “Un venezolano muere de un disparo durante unas protestas contra Hugo Chávez”. El titular es descaradamente embaucador: sólo tras leer la noticia se puede deducir, insisto, deducir, que José Oliveros era chapista, lo que en ningún momento se dice clara y directamente. Lo de El País es más surrealista si cabe: no informa absolutamente nada y sólo se incluye un vídeo de 22 segundos en la edición de Internet, titulado “un muerto durante una manifestación contra Chávez en Venezuela”. La narración y las imágenes en ningún momento dan la más mínima pista sobre la realidad: que José Oliveros trabajaba en la estatal Petrocasa y que, al ir hacia el trabajo, se encontró con una turba de opositores que segaron su vida.

La intoxicación mediática se ha repetido sin parar. Casi ningún medio español comunicó el asesinato del militante chavista Alfonso Pimentel, que fue ultimado la noche del 30 de noviembre, mientras supuestamente pegaba carteles. Aparentemente, sólo la agencia EFE difundió el crimen. Tampoco se ha informado demasiado, ni tan siquiera para mofarse, sobre el plan que supuestamente había urdido la inteligencia norteamericana para desestabilizar al país.

Entre tantos análisis que perifoneaban a los cuatro vientos las miserias, pobrezas, hambres y desgracias de Venezuela, casi ninguno analizó someramente el Indice de Desarrollo Humano del PNUD 2007 o el Panorama Social 2007 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Ambos fueron publicados en la segunda quincena de noviembre. El primero descubría un crecimiento para Venezuela de 0,08 décimas en el Índice de Desarrollo respecto a 2006. De repetir dicho crecimiento, en 2008 entraría a formar parte de los países con Desarrollo Humano alto. El informe de la CEPAL desveló un dato más espectacular, si cabe: cuando Hugo Chávez llegó a la presidencia, en 1999, el 49,4% de la población navegaba en la pobreza. En el año 2006, dicho porcentaje se había reducido a un 30,2%, lo que se traduce en millones de personas que superaron el umbral de la pobreza. Venezuela ha sido el país de América Latina que más pobreza enterró en dicho periodo. ¿Su televisión o su periódico se lo había dicho?

La noche más larga de la ‘dictadura chavista’

La madrugada del 3 de diciembre me la pasé desvelado escuchando Radio Nacional de Venezuela (RNV) por Internet. Como todo el mundo sabe, el recuento de votos se prolongó debido a la igualdad reinante. A las cinco de la mañana, aproximadamente, (hora de España, cinco menos en Venezuela), RNV ya establecía conexiones periódicas con la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Serían, aproximadamente, las seis de la mañana cuando el corresponsal de RNV en el CNE advirtió que un miembro acreditado de la oposición estaba chillando por allí y que se había ubicado cerca de la puerta por donde tenían que salir los magistrados. El periodista acercó el micrófono y, sorprendido, escuché a un hombre bramando, tronando, desgañitándose: denunciando un supuesto fraude y claramente agitando e incitando a la población.

Sobre este capítulo dos consideraciones. Primera, la parrafada de este señor, si en lugar de ser de la oposición, llega a ser de un chavista, es la típica con la que los medios nos hubieran excitado las neuronas. Segunda, no entiendo como en una “dictadura totalitaria”, gobernada por un “caudillo populista”, hay un opositor en el centro neurálgico del CNE armando bulla y cerca de la puerta por donde van a salir los magistrados. Sinceramente no lo entiendo.

Sigamos. A las 6 y 13 minutos de la noche (siempre hora española) sale la magistrada Tibisay Lucena a dar los primeros datos. Ella, que ya conoce los resultados, inicia su intervención con un tono tranquilo diciendo: “…aquellos que tengan que celebrar que lo hagan con generosidad, aquellos que tengan que lamentar que su opción no ganó que se vayan a sus casas con tranquilidad…”. Posteriormente, informaría sobre los porcentajes que todos conocemos y advertiría sobre la irreversibilidad de los mismos.

De este episodio, una consideración más: en una dictadura los poderes del Estado están en manos del dictador. Vuelvo a no entender cómo en este país, esbozado por los grandes medios como una “dictadura” gobernada por un “gorila”, el Poder Electoral ‘se atreve’ a dar como perdedor a su ‘caudillo’ por un porcentaje mínimo de votos, a falta de escrutar un 12% de votos y subrayando que los resultados son intocables. Contrariamente a la diatriba corrosiva que había salido minutos antes de la boca de un opositor, la funcionaria del Poder Electoral del Estado ‘dictatorial’ repartió valeriana entre ganadores y perdedores. Sinceramente, alucinante.

Nada más acabar la intervención de la sra. Lucena, RNV conectó con el Palacio de Miraflores, donde Hugo Chávez se marcaría un discurso de más de 40 minutos. El presidente reconoció su derrota, defendió las instituciones venezolanas, felicitó a los ganadores, animó a sus seguidores diciéndoles que no se sintieran tristes, destacó la irreversibilidad de los resultados, animó a los vencedores a celebrar, reconoció que la oposición se ganó la victoria, subrayó el esfuerzo de sus contrincantes, disipó cualquier duda sobre los resultados, etc. En general, el discurso de Chávez fue conciliador, sin estridencias destacables, con su típica retórica y sus inacabables anécdotas, pero sin el más mínimo atisbo perturbador, subversivo o que incitara a la violencia o al desconocimiento de los resultados. Fue un discurso correcto, sorprendente y de demócrata auténtico, como bien reconocerían horas después, por ejemplo, los presidentes derechistas de Paraguay y México.

Sobre este hecho hay más consideraciones. Primeramente, el fraude que muchos anunciaron se difuminó, se convirtió es polvo cósmico al igual que Aznar, y, lo más sorprendente, a una velocidad de vértigo y con unos resultados apretados. Ese jefe de Estado, al que tantos habían adjetivado como una persona totalitaria, populista, como dictador o caudillo, de momento les tapaba la boca y les daba una magistral lección de democracia.

Evidentemente, había que enmascarar la realidad. No se podía ofrecer esa imagen de Hugo Chávez después de pasar semanas satanizándolo. Por eso, los medios españoles que leí y escuché se afanaron en destacar, exagerar y dar la vuelta a ciertos pasajes y frases muy concretas, contenidas y extirpadas en 7 u 8 minutos de los 44 que duró el mensaje. De esta forma, Francisco Peregil, enviado especial de El País, en el subtítulo de su artículo sobre el resultado del referéndum, dice: “El presidente promete batalla: «No se pudo por ahora, pero lo mantengo»”. Sinceramente, no me dio la sensación de que Chávez prometiera batalla a nadie. Tampoco creo que esa frase resumiera o fuera la más importante de su alocución.

No obstante, la frase que destaca Peregil, Chávez la dijo en el minuto 41 y dos segundos de la conexión. Lo que no se explica es el contexto en el que se dice y sobre qué se dice. Si se escucha ese pasaje entero, el presidente especifica que la propuesta social contenida en la reforma, insisto social, no se pudo por ahora pero la mantiene. Mencionó una medida de dicha propuesta: las prestaciones sociales para los trabajadores informales, entre ellas, la seguridad social. Pregunto yo ahora: ¿está bien que, aunque ahora no se pudiera, el presidente Chávez mantenga esa serie de medidas sociales que, claramente, benefician a miles de personas?

De las frases en el cuerpo del artículo que salieron de la boca de Chávez, Peregil destaca: “ni una sola coma de esta propuesta yo retiro” y “continúo haciendo la propuesta al pueblo venezolano; esta propuesta está viva, no está muerta; no se pudo por ahora, pero lo mantengo”. Dos detalles. El primero, que estas oraciones se pronuncian entre el minuto 30 y 53 segundos y el minuto 31 y 14 segundos. La parte que he subrayado, Chávez la expresa 10 minutos después, pero eso no es óbice para que Peregil las una y las entrecomille. Segundo, una vez más se hace referencia a propuestas sociales y económicas, y ahora el presidente menciona la jornada laboral de 6 horas incluida en las reformas, pero eso no se informa. ¿Por qué?

Durante semanas, los medios se esmeraron en hacer creer a la opinión pública que la reforma constitucional iba a perpetuar a Chávez en el poder. Los medios españoles no aclararon que: primero, a diferencia de España, en Venezuela quien mantiene temporalmente al jefe de Estado es el pueblo mediante las urnas, y a tres elecciones y un revocatorio me remito; segundo, que lo que se consultaba realmente en este referéndum era la posibilidad de la reelección del presidente. En España ya se permite dicha reelección y nadie dice que el presidente de perpetúa; tercero, que en este referéndum se preguntaba a la población por la modificación de 69 artículos, muchos de ellos de claro contenido social, pero los medios hicieron creer que todo se reducía a una consulta en donde, de ganar, Chávez se perpetuaría en el poder. Por lo tanto, el objetivo de informar sesgadamente y resaltar frases como “por ahora no se pudo, pero lo mantengo” o “ni una coma de esta propuesta retiro”, pretendía inducir a la opinión pública a pensar que Chávez no había conseguido la presidencia vitalicia el 2 de diciembre de 2007, pero que no renunciaba a ella.

Conclusión

Con este artículo no se pretende defender a ultranza el gobierno de Venezuela. Como todo país en el mundo, tiene sus errores y sus virtudes. Actualmente el país se halla en un proceso revolucionario que ha logrado numerosos avances, como la espectacular reducción de la pobreza. Cada persona que abandona esa lacra, acaba afrontando un mundo de nuevas sensaciones, esperanzas y oportunidades como educación, cultura, comida, sanidad, etc. La peculiaridad del proceso y la amenaza que supone para la oligarquía y el capital su propagación por la región ha desencadenado una larga, espectacular, faraónica, sangrienta y ruin campaña de acoso y derribo, que tuvo su momento álgido en el golpe de estado de abril de 2002.

La participación de las multinacionales de la información es fundamental para manipular y crear consensos sociales sintéticos y rocambolescos. Según el ex presidente del CNE, Jorge Rodríguez, en Venezuela se realizaron “en un lapso de casi 40 años, quince comicios para selección de cargos por vía del voto popular. Mientras que, desde el 25 de abril de 1999 y hasta el 4 de diciembre de 2005, se han realizado en el país 10 eventos electorales”. A pesar de que el chavismo ha abierto de par en par la puerta a la participación ciudadana –que, como todos sabemos, es el máximo exponente de la democracia– hay trapecistas e ilusionistas de la información que pretenden hacernos comulgar con ruedas de molino. Maite Rico titulaba un artículo en El País de la siguiente forma: “Un poder absoluto construido a golpe de urna”. Lo más sorprendente del artículo no son las piruetas léxicas con triple salto mortal y tirabuzón que emplea la periodista para sacar el conejo de la chistera. Lo más espectacular del caso es que lo haga un medio de comunicación de un país donde su jefe de estado lleva perpetuado en el poder 30 años sin que nadie lo haya votado. Es una mezcla de pirotecnia mediática y soberbia ‘primermundista’ que, entre otras cosas, permite aplaudir al ‘perpetuado’ cuando éste quiere callar a jefes de Estado elegidos mediante votos.

Siempre pensé que con un referéndum revocatorio, como el que tiene Venezuela, la sociedad española hubiera podido detener al kamikaze de Aznar cuando nos metió en la guerra asesina y terrorista de Irak. Que lástima no disponer de ese original instrumento democrático ‘Made in the Bolivarian Republic of Venezuela’. Pudiendo y no, ¿por qué a un ‘dictador’ se le ocurre crear este referéndum? A partir de ahora, la dificultad escala un peldaño. Hasta el momento, los medios justificaban el autoritarismo de Chávez, a pesar de sus cuatro victorias en las urnas. Ahora, tendrán que explicar cómo en la ‘dictadura’ el ‘dictador’ reconoce su derrota por un margen mínimo de votos. Ardua tarea, así que a esmerarse.

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