En las costas de toda América Latina, miles de niños dependen de lo desechado en la pesca para subsistir - Foto: Alejo Vega

En las costas de toda América Latina, miles de niños dependen de lo desechado en la pesca para subsistir - Foto: Alejo VegaPor: Lenin Cardozo – septiembre 7 de 2012

Los pescadores se acercan a la orilla con sus lanchas después de una extenuada faena. Son como las 2 de la madrugada. Una especie de comité de bienvenida los aguarda: son decenas de niños y adolescentes entre los 6 y los 16 años. Realmente, a quien esperan es a los camarones y pequeños peces que traen esas embarcaciones. En el trance de sacar la carga de la lancha hasta pesarla, todo lo que caiga al suelo es de ellos.

Es una tradición entre los pescadores que va de generación en generación: “eso los pescadores no se lo discuten a los niños, ellos igual cuando fueron niños lo hacían”, así lo expresa una lugareña de nombre María Andrade.  Los llaman los ‘picoteros’, un símil para describir el trato que las gaviotas le dan a la carga de los pescadores.  En este caso, es como cuando se rompen las piñatas y los niños se lanzan al suelo a buscar los caramelos y jugueticos, sólo que aquí los pequeños tesoros vienen del mar.

Pueden llegar a recoger hasta 2 kilogramos de camarones en cada llegada de las lanchas –la otra ocurre  aproximadamente a las 5 am–, que luego revenden ahí mismo. También ‘limpian’ las lanchas ante posibles camarones, peces o cangrejos extraviados.

La gran mayoría de esos niños termina acostándose alrededor de las 6 de la mañana y, apresuradamente, despierta cerca del mediodía para tratar de ir a la escuela en el turno de la tarde. Pero, el mismo cansancio vence a una gran cantidad de ellos, que terminan engrosando la inmensa lista de la deserción escolar de esos pueblos de pescadores. Esas condiciones particulares, por su propia cultura, exigen un tratamiento distinto para su educación: se les debe tratar como ‘niños especiales’.

La Estación Biológica Pueblos de Agua, mancomunidad creada por la Fundación Azul Ambientalistas, el Instituto de Investigaciones Científicas de Venezuela Región Zulia y el Centro de Educación Popular Jesús Rosario Ortega, ha iniciado en la comunidad de Capitán Chico en el pueblo de Santa Rosa de Agua, al occidente del país, un programa de reinserción de los hijos de pescadores al sistema escolar, a través de la creación de una ecoaula de nivelación que pretende llevar a los niños, según su edad, al año escolar que le correspondiese.

Con un horario especial de sesiones no mayor de 45 minutos, de manera individualizada y entretenida, se busca fortalecer las debilidades cognoscitivas y prepararlos para llevarlos a la educación secundaria. Por cierto, los mesones y sillas de dicha aula, son hechos por la propia comunidad con material reciclado.

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