Por: Andrés Monroy Gómez – septiembre 18 2012
Durante más de un año, varios extrabajadores de General Motors Colmotores permanecieron en huelga de hambre en un campamento frente a la embajada de Estados Unidos en Bogotá. Los obreros reclaman que a la fecha no les han garantizado ninguna solución ni justa indemnización por las enfermedades profesionales que adquirieron trabajando para la multinacional.
La Asociación de Trabajadores Enfermos de Colmotores (Asotrecol), integrada por trabajadores y extrabajadores despedidos a pesar de alegar enfermedades de carácter profesional, mantuvo el campamento y la huelga de hambre con labios cosidos durante 415 días, a pesar de la indiferencia social y enfrentando a la sucursal en Colombia de una de las empresas más poderosas de la industria automotriz en el mundo.
Como resultado de sus reclamos, el Servicio Federal de Mediación y Conciliación ofreció un espacio de concertación entre huelguistas y directivos de Colmotores, con el fin de llegar a un acuerdo económico que permitiera resolver los reclamos de los trabajadores. Para esta iniciativa de diálogo, los extrabajadores contaron con el acompañamiento de la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO).
Sin embargo, la propuesta de la compañía no satisface las demandas de los trabajadores despedidos pues, a juicio de éstos, la cantidad ofrecida no es “una cifra justa que realmente cubriera mínimamente las expectativas de un real capital semilla para iniciar nuestro proyecto de vida”, según señala un comunicado de Asotrecol dado a conocer el pasado 3 de septiembre.
¿Protección a los trabajadores?
45 trabajadores de Colmotores fueron despedidos durante los últimos tres años sin indemnizaciones por las enfermedades adquiridas en su oficio. De ellos, diez obreros lograron que se reconociera que su enfermedad era de origen profesional.
La forma en la que fueron despedidos involucra no sólo a la multinacional: los trabajadores demostraron una recurrente inconsistencia en las actas suscritas por Luis Alvarado Vásquez, entonces inspector del Ministerio de Trabajo, y lograron que éste fuera sancionado por la oficina de control interno de esa cartera al ser hallado responsable de autorizar despidos de trabajadores enfermos de la General Motors Colmotores mediante actas fraudulentas.
El fallo, emitido el 27 de septiembre de 2011, ordenó la suspensión de Alvarado en el ejercicio del cargo y lo inhabilitó por 12 meses. A pesar de que Alvarado intentó revertir dicha sanción, la Corte Suprema de Justicia la dejó en firme al negarle una tutela el 2 de febrero de 2012 y confirmó la sanción de suspensión impuesta.
El talante de este funcionario se comprobó en otro caso. El pasado 5 de junio, se dio a conocer la condena contra Luis Édgar Alvarado Vázquez a 74 meses de prisión por el delito de peculado por apropiación, en desarrollo del proceso que se adelanta por la defraudación a Foncolpuertos.
A pesar de que lograron demostrar que Alvarado favorecía los despidos sin causa justa por parte de General Motors Colmotores, los trabajadores se manifiestan preocupados porque todas las acciones legales emprendidas por ellos llegan al despacho de un mismo juez de la ciudad de Bogotá, donde siempre las sentencias son en contra de sus demandas, a pesar de aportar todo el material probatorio que permitiría una decisión diferente.
Sumando a esto, en el estudio de las enfermedades de los trabajadores la Administradora de Riesgos Profesionales (ARP) Colpatria también favoreció los intereses de la multinacional, pues, según los voceros de Asotrecol, “no reconoce tales afecciones físicas como enfermedades profesionales sino que las califica como comunes, es decir, como adquiridas fuera del trabajo y, en el mejor de los casos, reconoce incapacidades del 16%, que no dan para pensión por invalidez”.
Hasta el momento, la única victoria en la lucha de los trabajadores es un fallo de tutela, del 27 de febrero de 2012, que obligó a que Luis Eduardo Méndez Polanía fuera reintegrado a su trabajo. En la sentencia se ordena a la compañía a reintegrar a Méndez y cancelarle los salarios y prestaciones dejadas de percibir durante el tiempo que estuvo fuera de sus funciones.
Mientras tanto, los extrabajadores de Colmotores siguen acudiendo a instancias judiciales nacionales e internacionales con el fin de que sus derechos sean protegidos.
GM Colmotores fue ‘rescatada’, pero sus trabajadores despedidos
En 2009, la presidencia de Colmotores comunicó que no haría despidos pese a la declaratoria de bancarrota de la empresa matriz, General Motors. Muchas críticas surgieron sobre el papel del gobierno estadounidense en el ‘rescate’ de esta compañía: una de ellas es sobre la utilización del dinero de los fondos de pensiones para enfrentar la crisis económica.
Coincidiendo con ese optimista pronunciamiento, desde hace 3 años fueron despedidos en Colombia cerca de 200 trabajadores de GM Colmotores que padecen enfermedades de origen laboral, de acuerdo con Asotrecol. Las denuncias presentadas por los trabajadores demostraron que sus expedientes médicos fueron usados en perjuicio de los trabajadores, gracias a a una alianza entre funcionarios del entonces Ministerio de la Protección Social y la ARP Colpatria.
Como resultado de estas irregularidades, se volvieron constantes las respuestas a las solicitudes de indemnizaciones y de reconocimientos de jubilaciones anticipadas, pues algunas de las enfermedades que padecen los trabajadores despedidos han afectado su movilidad y desempeño para cualquier otro oficio.
Hoy, los trabajadores de Asotrecol manifiestan que continuará su campamento frente a la embajada de Estados Unidos “hasta tanto no se logre un compromiso definitivo y justo” y que seguirán luchando porque se reconozca “la real situación que vivimos los trabajadores en nuestro país”.
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