'No a los juicios militares contra civiles en Egipto' - Foto: Zvetan Lalov

'No a los juicios militares contra civiles en Egipto' - Foto: Zvetan LalovPor: Mariam Metwally – septiembre 18 de 2012

Un año y siete meses después del levantamiento del 25 de enero de 2011, se ha ordenado que Islam Afifi, director del periódico egipcio El Dustour, permanezca en prisión hasta que se lleve a cabo la primera audiencia de su caso, el día 16 del próximo mes. Afifi fue acusado de ‘insultar al presidente’ y menoscabar el interés público en uno de sus controversiales artículos, y le fue prohibido salir del país. La decisión judicial suscitó opiniones indignadas de parte de activistas, intelectuales y ciudadanos del común preocupados por la libertad de prensa y la libertad de expresión bajo el gobierno de Morsi, y por el futuro del país luego de este incidente. Resulta interesante que Afifi no sea un reportero popular, pues muchos de los que se oponen a su arresto no son seguidores de sus escritos y sostienen fuertes opiniones acerca de su integridad. Sin embargo, la indignación y la controversia surgieron de la inquietud pública por lo que la llamada ‘revolución’ ha conseguido hasta el momento.

No hace mucho, durante el mandato de la Junta Militar, que se supone finalizado después de las últimas elecciones presidenciales, Michael Nabil, un bloguero egipcio, fue sentenciado a tres años de prisión por una corte militar bajo cargo de “insultar a las fuerzas armadas y diseminar falsas noticias sobre ellas”, pero fue dejado en libertad después de varias campañas exigiendo su liberación. Al igual que Afifi, Nabil es uno de los blogueros menos populares del país debido a sus puntos de vista, cnsiderados por muchos como pro israelíes. No obstante, se convirtió en un ícono de la libertad de expresión. Tiempo después, una larga lista de reporteros, blogueros y activistas fueron arrestados o amenazados por decir lo que consideraban correcto o simplemente por arriesgarse a expresar sus opiniones sobre lo que sucedía durante el mandato de Mubarak.

En lo que al pueblo egipcio se refiere, hasta cierto punto parece dispuesto a pelear por una prensa veraz, teniendo en cuenta que aún se ve perjudicado por la falta de transparencia de los medios de comunicación y por la forma en que éstos afectan la opinión pública. Por otro lado, también es cuestionable que los egipcios estén preparados para el cambio. Un ejemplo de ello es lo que Sondos Shabayek, la fundadora de Bussy Project –grupo que interpreta monólogos sobre temas concernientes a la mujer, basados en hechos de la vida real–, enfrentó cuando ella y su equipo quisieron presentar uno de sus actos en el metro: la cantidad de gritos, acusaciones y señalamientos a que se vieron sometidos por sacar a la luz temas tabú, puso de relieve la idea de que los egipcios no están listos para el cambio. Después de todo, no se puede escoger cuáles áreas y temas se pueden abordar libremente.

A pesar de los grandes cambios políticos que pudieron o no ocurrir tras el levantamiento, los egipcios necesitarán mucho tiempo para aceptar y adaptarse a los cambios culturales y sociales. Si una revolución tumbó el régimen de Mubarak, entonces Egipto necesita una segunda revolución que asegure una adecuada transición a la democracia no sólo una revolución contra un dictador en el poder, una revolución contra el dictador que se ha gestado, con los años, en nosotros.

Si encuentras un error, selecciónalo y presiona Shift + Enter o Haz clic aquí. para informarnos.