Agosto 8 de 2008
La toma al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba –cuyo nombre le fue otorgado para dar reconocimiento al patriota cubano Guillermo Moncada, preso en este lugar al luchar contra los colonizadores españoles–, cumplió 55 años el pasado 26 de julio, fecha importante en la historia del pueblo cubano y específicamente en el desarrollo de la Revolución de 1959. El asalto al cuartel significó un importante intento para lograr la liberación del pueblo cubano de la dictadura impuesta por Fulgencio Batista. Esta acción armada, liderada por el abogado Fidel Castro reunió a un grupo de mujeres y hombres obreros, campesinos, jóvenes y empleados en el Ejército Rebelde del Movimiento 26 de julio, para apoderarse de este recinto militar y, principalmente, de las armas allí almacenadas.
El descontento de los cubanos hacia Batista se desató cuando éste impidió las elecciones de 1952 y llevó a cabo un golpe de Estado, elecciones en las cuales el Partido del Pueblo Cubano o Partido Ortodoxo era considerado el triunfador. Al comenzar Batista su mandato, llevó a cabo acciones represivas e ilegales, como asesinatos políticos, torturas y diversos atropellos, que incidieron en el atraso económico y político del país, generando así el interés y apoyo por parte del pueblo cubano en la lucha armada propuesta por Fidel Castro, quien posteriormente derrocaría a la dictadura.
El cuartel Moncada fue escogido como objetivo por ser una de las bases militares más grandes del país y un importante lugar de almacenamiento de armas y de material de intendencia, necesarios para el fortalecimiento de las tropas a cargo de Fidel. Además, porque estratégicamente este cuartel estaba alejado de La Habana, situación que hacia difícil el envío de tropas de apoyo. Simultáneamente, el asalto al cuartel “Carlos Manuel de Céspedes”, en Bayazo, serviría como estrategia para despistar a las tropas militares que, según lo proyectado por el grupo de Fidel, no lograrían llegar al rescate del Moncada.
El propósito de la toma al cuartel también era llamar a huelga general a todo el pueblo y lograr la paralización de todo el país, librándose de la represión a la que estaba sometido. A la vez, se apropiarían de la estación de Policía Nacional y las radioemisoras. Como lo expresó Fidel, en una entrevista publicada en la Revista de la casa de las Américas en 1978: “partiendo de la situación de descontento y de odio hacia Batista, se utilizarían las estaciones de radio para un llamamiento a la huelga general”.
Se tenía presente que este operativo podía fallar, pero los propósitos y los principios revolucionarios que caracterizaban a este movimiento no cambiarían y no desistirían en seguir con la lucha armada, medio para movilizar a las masas y al pueblo e impulsar su rebeldía, como lo reflejó el Manifiesto del Moncada, texto clave para entender que el mismo pueblo cubano debía auto defenderse y recuperar la libertad e independencia, de las cuales la dictadura de Batista se había apoderado con ayuda de los Estados Unidos y la expansión del imperialismo.
“No siempre en la historia los reveses tácticos son sinónimos de derrota”
El intento por tomar el Cuartel Moncada fracasó por errores de organización, ya que no se tuvo en cuenta el armamento de las tropas militares y la participación de algunas patrullas militares que llegaron al lugar de sorpresa. Así, Fidel ordenó el retiro del grupo a su mando de la lucha que se había iniciado fuera del cuartel.
Después de estos hechos, la dictadura de Batista aumentó su represión contra el pueblo y, sobre todo, contra la prensa y la radio, censurando las instalaciones del periódico del Partido Socialista Popular, y reaccionando contra los participantes del asalto, asesinando y torturando a 55 de los 131 que habían participado en esos hechos, violando los derechos humanos de los insurgentes y buscando exterminar, encarcelar y reprimir a quienes se opusieran a su tiranía.
Fueron enjuiciados los sobrevivientes, entre los cuales estaba Fidel Castro, quien ejerció su propia defensa ante el tribunal que le juzgó. En su discurso, insistió en las múltiples violaciones a los derechos de los insurgentes que había cometido el gobierno de Batista. Sin embargo, antes de su juicio fue declarado enfermo y su documento, titulado “La historia me absolverá”, fue la única manera para demostrar lo que había callado la dictadura.
El descontento por la pobreza, la explotación y la censura provocaron, en primera medida, el asalto al Cuartel Moncada y, luego, el de la Revolución Cubana. Según un informe posterior, “el asalto al Cuartel Moncada no significó el triunfo de la Revolución en ese instante, pero señaló el camino y trazó un programa de liberación nacional que abriría a nuestra patria las puertas del socialismo. No siempre en la historia los reveses tácticos son sinónimos de derrota”, como lo demostró Fidel el primero de enero de 1959, con el triunfo de la Revolución que él encabezó desde el 26 de julio de 1953.
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