Los trabajadores y extrabajadores enfermos de General Motors Colmotores han recurrido a la huelga de hambre para exigir sus derechos y denunciar a la trasnacional - Foto: Ernesto Che Mercado Jones

Los trabajadores y extrabajadores enfermos de General Motors Colmotores han recurrido a la huelga de hambre para exigir sus derechos y denunciar a la trasnacional - Foto: Ernesto Che Mercado Jones

Por:  César Luque – agosto 5 de 2013

Pocos saben que al otro lado de las instalaciones de la embajada de los Estados Unidos en Bogotá, donde hacen largas filas los colombianos que buscan la visa en pos del sueño americano, trabajadores enfermos que fueron despedidos por la General Motors Colmotores están desde hace dos años mal viviendo en un cambuche, protestando contra las medidas empleadas por la multinacional para lograr sus propósitos, que incluyeron la falsedad en varias historias clínicas.

Estas cuestionables estrategias fueron realizadas con la complicidad de funcionarios públicos que, precisamente, deberían defender los derechos de los trabajadores, como Luis Édgar Alvarado Vásquez, inspector del Ministerio de Trabajo, quien fue sancionado disciplinariamente con un año de suspensión por haber avalado los despidos a partir de documentos falsos y quien ahora enfrenta procesos penales por este motivo.

Debido a la violación de sus derechos, tanto por la transnacional empleadora, GM Colmotores, como por las ARP Famisanar y Colpatria, y ante la mirada cómplice del Ministerio del Trabajo, 68 agobiados obreros constituyeron la Asociación de Trabajadores y Extrabajadores Enfermos de General Motoros Colmotores (Asotrecol), para defenderse como uno solo.

Los manifestantes montaron un cambuche frente a la embajada de los Estados Unidos, donde mal viven desde hace dos años, de manera escalonada, no solamente los trabajadores sino sus familiares, que los acompañan en su digna y justa lucha.

Sin embargo, ya tras tan largas jornadas afrontan problemas de todo orden: falta de atención médica, falta de recursos económicos para garantizar su subsistencia y la de sus familias, y, por supuesto, conflictos de todo orden, en los que han perdido sus casas y hasta sus familias. En general, han perdido un nivel de vida digno.

Durante su protesta, varios de los manifestantes han decidido coserse la boca en tres ocasiones, realizando huelgas de hambre que han durado 4, 25 y 14 días, respectivamente. Los extrabajadores de la industria automotriz han puesto en juego su salud por buscar una difusión de sus problemáticas que no han conseguido, situación que contrasta con la visibilidad que tiene la empresa GM Colmotores en medios, propagandas y reportajes, piezas comunicativas en las cuales la compañía se proyecta como una empresa que genera empleo digno, mientras invisibiliza lo que hace en contra de sus trabajadores y extrabajadores, de quienes sale a su antojo.

Frente a ese panorama, cualquier desprevenido pensaría que los miembros de Asotreco están arropados por la solidaridad sindical que debería existir. Sin embargo, salvo contadas excepciones, es casi inexistente y sobre todo proviene de sindicatos pequeños. Organizaciones como la Confederación General del Trabajo (CGT) solo les han prometido apoyo y cuando éste fue requerido les dieron la espalda. Julio Roberto Gómez se ofreció a llevarles una queja a la conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2012 y luego la devolvió, argumentando que no se la habían recibido por estar mal redactada. Sin embargo, Cleopatra Doumbia, directora del departamento de normas de la OIT, al visitar nuestro país, recibió esta queja para darle trámite en Ginebra sin presentar las consideraciones antes mencionadas.

Vigilancia constante

Estos trabajadores enfermos, fruto del injusto sistema laboral colombiano, ven todos los días cómo los vigilan tanto la Policía Nacional como miembros del personal de la embajada, que agudizan su olfato investigativo cuando ven que alguna persona los visita, llegando a ubicar miembros de la representación diplomática para grabar las conversiones y obtener fotografías.

Dicha situación se presentó cuando con unos colegas abogados fuimos a solidarizarnos, momento en que una funcionaria de la embajada se apostó estratégicamente en busca de grabar nuestras conversaciones, mientras un CAI móvil está frente a la embajada, no para protegerlos a ellos sino a la representación diplomática que es un verdadero búnker, que contrasta con el frágil cambuche en donde pasan las noches estos verdaderos luchadores por los derechos de los trabajadores colombianos.

Solidaridad e información

Hoy, más que nunca, los miembros de Asotrecol, sin decirlo, claman solidaridad moral, pero también económica para sostener la lucha, que debe ser la lucha de todos los colombianos.

La afrenta en su contra es contra todos los trabajadores colombianos, injuria realizada por General Motors Colmotores, pero también por algunas autoridades laborales y personajes de reconocida trayectoria por su lucha contra el movimiento sindical, como el abogado Ricardo Pérez, representante de Colmotores y otras grandes empresas, en las cuales siempre ha perseguido la clausura del sindicato, caso Colsubsidio, Brinks de Colombia y hasta el Banco de Bogotá, todo frente a la mirada indiferente de la gran mayoría de los colombianos, que ignoran la existencia de luchas tan dignas como ésta.

No conocer estos reclamos obedece a la falta de información en el movimiento social colombiano, mientras que la misma sobra a las capas retardatarias del país, que a través de sus medios de comunicación imponen una realidad falsa, donde los opresores son mostrados como los salvadores, como en el caso de Pacific Rubiales, que a punta de propaganda ha lavado su imagen, aunque sus trabajadores sigan sufriendo condiciones indignas de trabajo.

Si encuentras un error, selecciónalo y presiona Shift + Enter o Haz clic aquí. para informarnos.