"Voyeur" - Ilustración: H.Koppdelaney

"Voyeur" - Ilustración: H.Koppdelaney

Por: Marta Lucía Fernández Espinosa – octubre 14 de 2013

Todo su cuerpo en tensión, contribuyendo con la filigrana de su fuerza de violín a afinar el cristalino. La luz ingresa por la córnea y en la retina la espirituosa presencia sanguínea y la sublimación celular especializa a muchos más millones de bastones neuronales para ver en la oscuridad y traducir al blanco y negro, que los pequeños millones de conos neuronales especializados en ver los colores bajo la luz.

Ha parpadeado para limpiar el lente situado en su pupila, el diafragma regula el ingreso de los fotones. Allí está el mundo vuelto de revés, percibido en tonos rojos, verdes y azules, llevando el fotograma hacia el cerebro. Lleva colores, por ello sabemos que se trata de un mamífero. Los animales nocturnos carecen de conos en su retina, por eso aguzan su oído. En el fondo ocular, tras el cristalino, está la fóvea, una pequeña área de 0,33 mm. Allí llegan los colores.

El mirón sólo necesita un orificio para mirar el mundo. El mundo que contempla ejerce la seducción de lo oculto; el mundo desde el que mira carece de sustancia y su geografía se reduce a 0,33 mm de latitud y longitud, con condiciones climáticas irrelevantes que soplan sobre un relieve imposible. Parece decir: “Atrapado en un derrumbamiento no hay escape de la realidad, abre tus ojos mira hacia el cielo y observa… no me importa hacia donde sople el viento”, como en “Bohemian Rhapsody” de Queen.

Era 1860, Gustav Fechner, un sajón alemán, publica su obra “Elementos de psicofísica”. En 1876 publicará “Preescolar de la Estética” (“Vorschule del Ästhetik”), donde narra algunos de sus experimentos, entre los que figuran un examen a los estudiantes de Oxford, a los cuales se les ha preguntado por qué los israelitas salieron de Egipto. No se si esté usted pensando lo mismo que yo. Para 1879 publicará “Visión diurna en contraste con la visión nocturna” (“Die Tagesansicht gegenüber der Nachtansicht”). La teoría estética atada al placer, el displacer, el ingenio, los chistes, la vida cotidiana, augurarán que la percepción, antes de cualquier razón, es fundamental para quien esté interesado en el control del comportamiento humano: estética y placer, adrenalina y heroísmo, soledad y confort. Le había dado muerte al idealismo y al platonismo, pero nadie lo contó. Es el nacimiento de la psicología experimental, al tiempo que está naciendo el sionismo, un experimento.

Los hombres de capital han salido de Alemania, van a hacer creer a los puritanos de Estados Unidos, un país al que su desarrollo le ha permitido ser una potencia mundial, y allí instalarán sus bancos. Las remesas se quedarán bajo el control de los gremios en Inglaterra. La nueva inversión se llamará filantropía. El laboratorio humano de sicología experimental comenzará con el siglo XX. Los ingleses lo saben bien. “The show must go on”.

Oh, papá, llévame a casa.
Oh, mamá, déjame ir.
¿Tengo que estar de pie
con los ojos desorbitados
a la luz del foco?
¡Qué pesadilla!
– “The show must go on” de Pink Floyd (“The Wall”, 1979).

Afuera el amanecer
se está deshaciendo
pero en la oscuridad del interior
sufro para ser libre…
en mi interior
mi corazón se está rompiendo
mi maquillaje puede estar desconchándose
pero mi sonrisa
todavía sigue
– “The Show must go on” de Queen (“Innuendo”, 1991).

El mirón es un mamífero condenado a renunciar a la naturaleza olfativa y táctil determinantes de su sexualidad. Le exige al ojo pagar con creces su renuncia: se hace adicto a las imágenes y en ellas descarga todas sus pasiones. El adentro es el único afuera posible allende el orificio. La realidad se había cercenado y en su lugar vendría el ‘realismo sucio’.

Hay quienes adoran a Bukouski y no van al fútbol, hay quienes adoran el fútbol y no leerían a Bukouski, pero hay otros que van a cine, o escuchan rock, o metal, o pop, o acaso poesía o literatura. Para todos hay una versión de Lady Godiva, no hay diferencia esencial. Un hincha mata a otro en Bogotá y en Rusia una discusión sobre Kant termina en tiroteo, ambos sucesos son casi simultáneos en 2013.

Allende el orificio se pasea desnuda Lady Godiva. Dicen que existió en el siglo XI. ¿Quien sino una ella, una perfecta, ajena, etérea, inalcanzable ella, podría pegar al pobre Tom al orificio de la pared? Dicen que Tom era un sastre de Coventry y que en aquella ciudad el conde y su esposa habían construido un monasterio para los Benedictinos. Lo cierto es que el Monasterio de Coventry existe hoy, transformado en catedral. La leyenda dice que el conde exigió a su esposa que cabalgara desnuda, sólo cubierta de su largo cabello por las calles, a cambio de rebajar los impuestos a su pueblo. Las gentes agradecidas por la filantrópica mujer, se ocultaron en sus casas para no avergonzarla, pero no así Tom, quien decidió ver a Lady Godiva por un orificio, a cambio de lo cual perdió la visión. Desde entonces se le llamó ‘Peeping Tom’, o ‘Tom el Mirón’.

No se si los benedictinos hicieron caso omiso o si el secreto de la confesión les ampare y algunos se tornaron también ciegos, o si tal vez la homosexualidad sea ya costumbre milenaria entre los monjes. Lo cierto es que algo une a esta mujer –’tesoro empinado’, parece ser la traducción de streeptease– con los silentes monasterios y el pobre mirón, que actuó como un mendigo, para no explayarnos en disquisiciones sobre los cuernos voluntarios del marido bufón. A ‘Peeping Tom’, el ciego, su propia mano le aproxima el mundo: frota su pene. Ninguna mujer real es Lady Godiva. Ella es inasible y ha quedado como imagen imborrable de la perfección, se le ha esculpido en su cerebro como la idea platónica, de acuerdo con la cual todo lo real es imperfecto. La leyenda es perfecta para los monjes, finalmente destinatarios de toda la ganancia de la comedia. El mendigo codicioso debe irse a vivir dentro de sí, a su propio infierno, sin mujer, sin ojos, sin piel, sin olfato, sin mundo. De todos modos, una mujer es lo inasible, ella es la oquedad que oculta los designios de la vida, su denudez no basta. Godiva es la antípoda de la virgen pero podría ser otra de sus advocaciones. Su moral del sacrificio por los demás es intrascendente: una sierva de los deseos de un señor. Aquella prestaba su vientre, ésta su desnudez. De todos modos hay un hombre muerto.

Los efluvios del mirón huelen y saben a soledad putrefacta, pero ha perdido su olfato. Ha sido conectado a un útero plácido en donde el mundo no le dañe, pero tampoco lo complazca. El experimento pretende arrancarle la sociabilidad que le define como ser humano. Lo simbólico se va simplificando hasta el ícono, el lenguaje se empequeñece hasta hacerse insoportable, la razón languidece. He allí el objeto humano al que se le inyectan fotones: sabemos que es un mamífero porque vive en un útero, adentro del globo ocular. Este feto humano ha involucionado en autista, consumidor de su propia satisfacción. Los otros no existen ni existieron. Todas las imágenes están en sí mismo, todo está en su mente. ¿Por qué no podría ser un asesino? Es parte del experimento. Sus efluvios putrefactos generan el combustible que le hacen el más perfecto ‘auto móvil’.

El 23 de octubre de 1863 se reunieron los representantes de 11 clubes de fútbol ingleses que conformarían la Football Association (Asociación de Fútbol), en donde se crean las primeras trece reglas del juego, que son la base de las actuales. El gremio de los albañiles, o masons, creado desde el siglo XIV por cédula real, va a dedicar sus ‘auxilios sociales’ o filantrópicos a esta actividad. El 2 de junio de 1886 se reunió por vez primera la International Football Association Board (IFAB), convocada por la FA, para conformar la autoridad mundial, del Reino Unido, sobre el fútbol. En 1888 se conforma la Football League, primer campeonato de ligas de la historia. En mayo de 1904 se crea la FIFA. De los ocho votos con los que la autoridad mundial de la IFAB controla a nivel mundial el fútbol, cuatro corresponden a la FIFA, los otros cuatro son del Reino Unido.

Éste será un importante laboratorio para la sicología experimental de Fechner. Capitales ‘filantrópicos’ circulan para sostener la gran investigación sobre el comportamiento humano. ‘Peeping Tom’ es el conejillo de indias. El nacionalismo había sido un proyecto socialmente peligroso. Ahora viene el enardecido individuo al que el grito de la masa le insinúa la colectividad primigenia. Él va a matar y a dar la vida por su equipo. Mujeres semidesnudas con la bandera excitan su pozo séptico. Ella es Lady Godiva ante el pobre mendigo ‘Peeping Tom’. Ella no sabe y él tampoco, pero la IFAB lo sabe muy bien, en ello ha invertido su capital ‘filantrópico’.

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