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Por: Johanna Cassaleth – abril 19 de 2009

La Secretaría Distrital de Ambiente (SDA), encabezada por Juan Antonio Nieto, hizo conocer el pasado 2 de febrero el “Protocolo de recuperación y rehabilitación de los humedales en centros urbanos”, con el fin de sancionar a aquellas personas que contaminen o invadan estos ecosistemas. También se cerrará cualquier empresa que vierta o descargue sustancias contaminantes o desechos de cualquier tipo sobre estos cuerpos de agua.

Los espejos de agua, que están dispersos por toda Bogotá, mueren lentamente a causa del rápido crecimiento urbano y la contaminación, llevando al exterminio total de los humedales y, por ende, de la flora y fauna que se encuentra en estos.

La importancia de los humedales es la de ser cuerpos de agua permanentes, que hacen parte del sistema hídrico de la ciudad. Además, hay que recordar que hace mas de 20.000 años la Sabana de Bogotá era un lago y que estos estanques son lo que queda del pasado de la capital.

Hoy, sólo quedan 430 hectáreas de humedales de las 50.000 que se calcula que existían. Se ha perdido casi la totalidad de estos sistemas hídricos, por lo que el Distrito los consideró sistemas de áreas protegidas, puesto que son imprescindibles en la biodiversidad que existe en ellas.

Estos espejos de agua son el hábitat de muchos animales silvestres, como la tingua moteada o la tingua bogotana. A ellos también arriban numerosas aves migratorias, que vienen desde el norte del contienten para encontrar refugio y un lugar adecuado para su reproducción.

Alerta ambiental

La Alcaldía Mayor de Bogotá, dirigida por Samuel Moreno, declaró la alerta amarilla en los humedales Córdoba, Jaboque, Capellanía, Juan Amarillo y Tibanica, por motivos como el aumento de basuras y la alteración del paisaje. En alerta naranja fueron puestos: La Vaca sector sur, Techo, El Burro y Meandro del Say, por rellenos y construcciones sobre ellos.

El humedal de Techo, ubicado en la localidad de Kennedy, fue invadido por un barrio entero, que se encuentra a escasos metros del humedal. Esta área ha sido rellenada para construir viviendas y desechar escombros y basuras que los residentes botan allí sin ningún reparo. Planeación Distrital anunción que, en los casos necesarios, se procederá a derribar las construcciones que estén afectando el cuerpo de agua, dependiendo de qué tan cerca estén del mismo, aún si se debe afectar todo el barrio. Este mismo caso se presenta en El burro y La Vaca sector sur.

Otro hecho, es la desaparición de los humedales Meandro del Say, Capellanía y Jaboque, a causa de la ampliación del Aeropuerto El Dorado. Esta situación fue expuesta por algunos miembros del Concejo de Bogotá, que parece estar preocupado por los pocos ecosistemas hídricos de la ciudad.

Por otro lado, se ha venido agravando la contaminación por basuras y aguas residuales que reciben a diario los humedales. En el caso de Juan Amarillo y Tibanica la situación es alarmante, dado que son las fuentes hídricas con peor calidad de agua, conclusión a la que llegaron investigadores de la Universidad Nacional, liderados por el profesor Gabriel Pinilla.

Coca Cola destruye humedales en Fontibón

Un caso grave de contaminación de humedales lo protagoniza hace varios años la transnacional Coca Cola, a través de su filial Panamco, que está condenada por contaminar el humedal de Capellanía. Según se probó en el proceso contra la empresa, su planta ha realizado durante años vertimientos de desechos industriales por un sistema de desagüe que va directo al humedal.

La SDA multó al gigante de las gaseosas por más de $200 millones, pero la compañía apeló la sanción, alegando que no ha contaminado directa o indirectamente. El caso sigue pendiente de revisón y, mientras tanto, las medidas para retirar lastuberías de transporte de desechos al humedal no han sido retiradas por Coca Cola.

Medidas para preservar humedales

Las secretarías de Gobierno, Ambiente y Hábitat y Planeación, viendo la grave situación de invasión de los humedales, tomarán medidas para controlar la construcción indebida sobre estas áreas protegidas, según informaron los titulares de estas carteras luego de analizar la grave situación en la que se encuentran los cuerpos de agua de la capital.

La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá invirtió $1.600 millones para la protección de los humedales, disponiendo así de la vigilancia y el mantenimiento de los mismos. Por su parte, el Distrito capacitará a las comunidades que viven cerca de estos cuerpos de agua para que ayuden a preservar estos ecosistemas.

Un ejemplo de preservación de estos ecosistemas lo ofrece la localidad de Suba que, con ayuda del acueducto, han tratado de mantener el humedal de La Conejera y conservar una sana convivencia con la naturaleza, convirtiéndolo en parque ecológico.

Los humedales son parte fundamental del ecosistema capitalino. Sí siguen siendo destruidos, habrá un desequilibrio ambiental y climático en Bogotá, lo que acabará con el hábitat de muchos animales y con los pequeños pulmones de la capital. Se espera que con el plan de contingencia que implementó el Distrito se pueda detener el mal uso que han tenido los humedales hasta el momento y que los bogotanos tomen conciencia de la importancia de los mismos, para que puedan sobrevivir al crecimento urbanístico de la capital.

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