Laguna de sedimentación Potreritos, La Guajira. Fuente: CINEP/PPP
La minería del carbón, liderada por Glencore - Prodeco, contamina ríos en Cesar y La Guajira, afectando la salud y biodiversidad. La falta de transparencia y regulación agrava la situación.

Investigación: Joanna Zapata y Marcela Zuluaga
Audiovisuales: Iván Castaño
Imágenes de dron: Plinio Barraza
Noviembre 29 de 2023

Los desechos de la minería del carbón presentan un serio problema, empresas como el grupo Prodeco – Glencore son responsables de los cambios en la calidad del agua, pérdida de diversidad acuática, y de acumulación de contaminantes en la cadena alimenticia de las especies acuáticas en las comunidades de Calenturitas y la Jagua, en el Cesar, y cerca a El Cerrejón en La Guajira. 

Según Miguel Ángel Cáceres, geólogo de la Universidad Nacional de Colombia y miembro de de la Corporación Geoambiental Terrae, las empresas se eximen de tratar sus vertimientos con responsabilidad: “argumentando que en su industria no adicionan químicos en el tratamiento de los minerales que extraen”.

Sin embargo, Terrae realizó en 2019 un informe técnico sobre la calidad de agua superficial en zonas afectadas por el proyecto carbonífero El Cerrejón, que indica que si bien no se añaden químicos, la industria carbonífera sí contamina:

Tanto en el Cesar como en la Guajira, los carbones tienen altos contenidos de metales pesados, inclusive son carbones que resaltan en el contenido de algunos químicos que pueden ser tóxicos o nocivos para la salud respecto a otros carbones del mundo.

Cáceres explica que la contaminación es creada por el desequilibrio que origina la minería y que impacta la vida en la región:

Los carbones y las rocas donde se explotan tienen contenidos naturales de elementos que son potencialmente peligrosos para la salud humana, entonces tienen níquel, plomo, cadmio, zinc, varios metales y metaloides tóxicos que cuando se inicia la explotación o pues se hacen estas actividades mineras; entran como en un desequilibrio geoquímico que hace que se liberen al medio ambiente, entonces esto es lo que genera las afectaciones tanto a las personas como a los ecosistemas acuáticos y la contaminación del aire.

Adolfo Enrique Garcerán Fernández, indígena Yukpa y gobernador del resguardo Sokorpa vive los impactos de la contaminación y denuncia con angustia como el carbón ha contaminado la pesca y como ahora contribuye a la contaminación del agua  el monocultivo de palma aceitera:

Se está afectando también a todos los que vivían del río, antes era pescado y hoy es sardina, el río contaminado, y fuera de eso los monocultivos que están ahorita como los de la palma, entonces cogieron, desviaron el río; usan unos químicos, y esos mismos químicos vuelven y caen al río, ahí está la sardina y ya suben contaminados, y eso nos está enfermando, pero eso no lo dicen, entonces nosotros desde nuestra cosmovisión sabemos qué tiene que ver con el tema minero que está acá.

Misael Socarras, líder Wayú nos recuerda la sacralidad del agua para su pueblo, el cual habita  la península desértica de la Guajira desde hace cientos de años y que ahora ve su existencia comprometida por las acciones de Glencore – Prodeco:

El agua es parte de esos elementos sagrados, el agua lo representa todo, el agua para nosotros es sanación, es vida, es espíritu, es cuerpo, es alma, es sangre y es lo que nos da a diario eso que necesitamos para seguir perviviendo como pueblo indígena y como pueblo étnico que somos; el agua lo es todo, nosotros sin el agua no podíamos vivir (…),  el agua nosotros no la miramos como ese líquido vital para calmar la sed, el agua para nosotros lo es todo y es lo único que no se puede reemplazar en esta vida.

¿Cómo se componen los botaderos de carbón?

Los residuos de roca que salen entre los mantos de carbón y los residuos del carbón, como pequeñas vetas que no se comercializan y la industria desecha, son llevados a botaderos llamados “estériles” aludiendo a su inutilidad en la industria y que “no producen nada” pero en palabras del geólogo Miguel Cáceres este concepto falsea la realidad:

No son estériles (…) por el contrario, contienen todos esos elementos químicos y metales pesados, las multinacionales como Glencore, no les hacen ningún tratamiento, los exponen ahí al aire libre, apilados en montañas de al menos de más de 40 a 50 metros de altura.

Sustancias tóxicas

La Corporación Geoambiental Terrae en su evaluación preliminar de calidad de agua, mencionado al inicio de este texto, relacionan sustancias altamente tóxicas:

Al exponerse en superficie grandes volúmenes de roca que se encontraban en el subsuelo completamente aislado del aire (oxígeno), estas comenzarán a reaccionar inmediatamente. Dependiendo de la composición mineralógica y geoquímica de los materiales expuestos, se pueden liberar y movilizar en el aire y en las aguas superficiales y subterráneas sustancias químicas potencialmente tóxicas para el ser humano o los ecosistemas, por ejemplo, metales pesados o metaloides como el arsénico.

Un ejemplo del desfase entre la “esterilidad” planteada por la empresa y la realidad se encuentran en las palabras de Miguel Cáceres sobre el proceso de los vertimientos de agua en la industria del carbón térmico que luego de la guerra Ruso-Ucrania ha hecho aún más rica a la multinacional minera Glencore:

Lo que ellos  [Glencore – Prodeco] garantizan es una caracterización química que cumpla con la normativa de vertimientos, que (…) no es garantista de que no se afecte la calidad de las aguas de la laguna; dependiendo de la época, si es de lluvias o no, la laguna sube o baja su nivel y cuando ella supera cierto nivel, es decir, la altura máxima que tiene por desborde, esas aguas se van, pues se vierten a los arroyos o a los cuerpos de agua.

La contaminación se rebosa

Hay afectaciones tanto en la calidad del aire, como en la calidad de agua y distintos cauces de la zona de influencia minera. Como en el caso de El Cerrejón, en donde desde el agua de lluvia de esas zonas de exploración ya está cargada con elementos o metales pesados que exceden la norma, según relaciona el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz en su informe: Si el río suena, piedras lleva.

La lluvia no es la única vía de contaminación. Las empresas mineras por norma deben construir lagunas de sedimentación, que son lagunas construidas al lado del botadero para que recojan los materiales sólidos que arrastra el agua lluvia, sin embargo, el agua lluvia que cae encima de esos botaderos cuando se rebasa empieza a fluir desde las partes altas hacia la parte bajas a través de la ladera de escombros del carbón

Cuando esto pasa, el agua arrastra todos los materiales del botadero: metales, rocas y elementos químicos, luego de que estos elementos sólidos se sedimentan, quedan en el fondo de la laguna y al momento que esta se rebosa de agua hace un vertimiento directo hacia el cauce que tenga inmediatamente al lado, relata Cáceres.

Cabe aclarar que las lagunas de sedimentación no tienen ningún tratamiento químico, simplemente son un proceso de mitigación, para que a los cauces no lleguen pedazos de carbón o rocas, pero el agua lleva toda la carga química de los botaderos.

Impacto del carbón en los ríos del Cesar y La Guajira

Carbón térmico explotado por El Cerrejón. Foto: Marcela Zuluaga C.

En Colombia no hay muchas investigaciones y entre los pocos se encuentra el estudio de algunos elementos traza en carbones de la cuenca cesar y rancheria, realizado por Inés Carmona y Wilmar Morales en 2007.

Los investigadores tomaron 29 muestras en ambas zonas mineras, La Jagua en el Cesar y cuenca río Ranchería en la Guajira y evidenciaron la contaminación por metales pesados: 

Concentraciones de mercurio, cadmio, selenio, plomo y arsénico por encima de los promedios mundiales y de la corteza terrestre.

Los ríos del Cesar, un patrimonio en peligro 

Los consultores contratados por Emdupar S.A., a partir de la observación del estado de la calidad del agua del río Cesar en el lugar de descarga de las “aguas residuales”, nombre por el que se conocen las aguas desechadas por la industria, y de los resultados de laboratorio dedujeron que las reacciones biológicas internas esperadas del sistema de limpieza de aguas no se están cumpliendo, siendo evidente en la formación de espumas y en olores fuertes.

La falta de regularidad en la limpieza de algunas partes del sistema y la ausencia de extracción de lodos en todas las lagunas de vertimiento de carbón provocan que la carga contaminante de los vertimientos al río exceda los parámetros establecidos por los decretos 3930 y 4728 de 2010 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

El trabajo de grado de Karelys Guzmán expone el impacto de los vertimientos en sequía y expone que:

En época de verano la situación para los ríos Guatapurí y Cesar se recrudece, pues al disminuir su cauce no alcanzan a diluir la contaminación de las aguas residuales por lo que se convierten en nichos de vectores de enfermedades y pierden todo su potencial biológico.

Como resultado, la bioacumulación de metales pesados en la cadena alimenticia. Es decir, el proceso de acumulación de sustancias químicas como metales pesados y algunos pesticidas en los organismos vivos. Cuando este organismo es consumido por otro en la cadena alimenticia, el compuesto químico también se transfiere a quien lo consume. 

En el estudio de 2021 realizado por la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de la Guajira sobre la bioconcentración de metales pesados (Zn, Hg, Pb) en el hígado y el riñón de la “mojarra rubia” y el “Bagre boca chica” en el río Ranchería, se llevaron a cabo muestreos en cuatro estaciones a lo largo de la cuenca media del río Ranchería, en la Guajira. Los resultados revelaron que las concentraciones de metales pesados como plomo, zinc y mercurio en las estaciones superan los límites máximos permisibles.

Por su parte, la Contraloría General de la República hizo una evaluación especial en tres minas del Cesar, y según el geólogo Cáceres:

Lo que encontraron incluso expertos internacionales que participaron en esa actuación, es que alrededor de este complejo minero, hay fuertes evidencias de que en aguas superficiales y subterráneas se incrementan las concentraciones de todos estos elementos como: níquel, selenio, arsénico manganeso, boro y que evidentemente tienen su origen en las rocas que contienen el carbón y que son expuestas al medio ambiente.

Sobre el río Cesar, afluente final del río Calenturitas, la Universidad de los Andes llevó a cabo el estudio de caso titulado “Modelación de metales pesados en ríos. Caso de estudio: Cuenca baja del río Cesar“, el cual abordó la presencia de metales pesados y metaloides.

En esta tabla, se observa que los valores de vertimientos de metales pesados en el río Cesar, afluente final de Calenturitas, no exceden los límites establecidos por la normatividad colombiana. No obstante, es fundamental recordar que los metales pesados no se metabolizan ni se degradan: únicamente se biomagnifican y perduran en el tiempo, lo que puede resultar en la intoxicación continua del cuerpo de agua.

Tabla comparativa de vertimientos departamento del Cesar. Fuente: elaboración propia.

La ANLA ya había informado sobre la contaminación causada por Glencore – Prodeco cuando, en su documento “Actualización Reporte de Análisis Regional de la Zona Minera del Cesar” publicado en 2021, determinó que el Índice de Alteración Potencial de la Calidad de Agua en las minas de La Jagua de Ibirico y Calenturitas es muy alto. Esto significa que el cuerpo de agua experimenta una presión significativa debido a cargas contaminantes.

De otro lado, las investigaciones realizadas por la corporación Geoambiental Terrae encontraron concentraciones elevadas por vertimientos en los botaderos de minería de carbón en el Cesar:

Las concentraciones para arsénico varían entre 6,34 y 367,5; para selenio oscilan entre 4,4 y 45,7; para cadmio van desde 9,9 hasta 21,7; y para plomo se encuentran en el rango de 24,0 a 104,6. Es evidente que los contenidos de estos químicos, que pueden ser tóxicos cuando se liberan al ambiente en el agua, aire y suelos, son mayores en las rocas de los botaderos que en los carbones.

Como consecuencia, la alta carga contaminante de metales pesados, incluso cuando en algunas ocasiones no supera el límite permisible, perdura en el tiempo y no se biodegrada. Por el contrario, se biomagnifica en los tejidos de todos los organismos superiores presentes en la cadena alimenticia. Este aumento ocurre a medida que unos seres se alimentan de otros, y se manifiesta principalmente en los ecosistemas acuáticos. El proceso se inicia cuando pesticidas, metales pesados o compuestos orgánicos contaminados son vertidos en un cuerpo de agua, afectando a crustáceos, peces y otros organismos acuáticos.

Los ríos y arroyos de la Guajira, un espejo de la minería

Bruno, el arroyo que desvió Cerrejón en La Guajira. Foto: Marcela Zuluaga C.

El impacto de la minería sobre el río Ranchería se manifiesta en la presencia de metales pesados, como plomo, cadmio, bario, manganeso, hierro y zinc, los cuales exceden los límites máximos establecidos según la Resolución 2115 de 2015. Esta resolución establece criterios de calidad admisibles para la destinación del recurso con el fin de preservar la flora y fauna en aguas dulces.

Sin embargo, al realizar una comparación entre los valores de vertimientos de metales pesados en sedimentos del río Ranchería, según la revista de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de la Guajira y la Resolución 0631 de 2015, se observa que los valores de los vertimientos provocados por la actividad minera, superan significativamente los límites establecidos por la norma. esto significa que perdurarán en el tiempo afectando la cadena alimentaria y todos los ciclos de vida.

Tabla comparativa de vertimientos mínimos y máximos, Guajira. Fuente: elaboración propia.

¿Y los límites de vertimientos en Colombia, cuáles son?

Vertimientos de agua de fondo de mina
Vertimientos de agua de fondo de mina.

Las empresas que se dedican a la explotación de carbón no llevan a cabo la caracterización geoquímica de los botaderos ni de las lagunas de sedimentación. Además, el actual índice de calidad de agua del IDEAM IACAL,, la agencia gubernamental colombiana encargada de estudios ambientales, no considera la presencia de metales pesados ni de metaloides, que son los principales contaminantes de afluentes como los ríos Cesar, Calenturitas y Ranchería, según señala Andrés Ángulo en su investigación sobre crímenes ambientales.

Al respecto, el experto Miguel Cáceres, comenta:

Este índice de calidad del agua contempla unos parámetros básicos que son el pH, conductividad eléctrica, oxígeno disuelto, temperatura y nitrógeno, este índice está diseñado como un primer acercamiento para entender la calidad del agua, sin embargo, desde un criterio técnico, este índice no es adecuado para contextos mineros, ni de la explotación de carbón.

Glencore – Prodeco no permite dimensionar impactos ambientales

Hueco producto de la minería a cielo abierto.

La dificultad en acceder a información sobre los vertimientos residuales de las minas ha sido un obstáculo para analizar los impactos y la calidad del agua en las comunidades cercanas a las minas de carbón del Cesar.

Desafortunadamente, este medio no pudo obtener acceso a los informes de caracterización de los vertimientos de aguas residuales provenientes de la mina, realizados por Prodeco, con el propósito de contrastar los resultados con la norma de calidad de agua para Colombia, ni con la Resolución 0631 de 2015, artículo 10, que regula las actividades de minería, especialmente en lo referente a algunos metales pesados y metaloides, así como la normativa que establece los límites permisibles para los vertimientos de agua residual no doméstica.

Según el Informe de auditoría técnica de aguas y ambiental en tres minas de carbón del Cesar, realizado por la Contraloría General de Colombia y Robert Moran, en el año 2015, se expone que:

En conclusión, la falta de datos de línea de base disponibles para el público. Ninguno de los archivos gubernamentales contenía datos de empresas mineras que representarán condiciones de línea de base verdaderas, es decir, datos recolectados antes de que comenzaran las actuales actividades mineras. 

Permisividad y fallas de entes reguladores

Además de señalar la falta de transparencia en la regulación y monitoreo, el equipo de la Contraloría General descubrió que estas empresas carboníferas esencialmente se auto-monitorean y autorregulan. Además, no hay datos importantes disponibles para el público en general:

Casi todos los datos específicos del sitio sobre recursos hídricos habían sido recolectados por las mismas empresas mineras o por los consultores que ellas mismas habían pagado. Idealmente, las entidades reguladoras deberían recolectar datos ambientales e hídricos mediante partes que sean técnicamente y económicamente independientes de las empresas carboníferas. Esta auditoría fue, en parte, un intento de recopilar datos similares.

Para las comunidades, ciudadanía y medios de comunicación, acceder a información completa e imparcial resulta difícil. Además, las autoridades reguladoras, como la Autoridad de Licencias Ambientales ANLA, Ministerio de ambiente, Corpocesar y Corpoguajira, no han evaluado o interpretado adecuadamente los datos ambientales y los efectos del agua de la minería durante muchos años. 

En este sombrío escenario, los ríos del Cesar y La Guajira se han convertido en testigos mudos de la voracidad global por el carbón térmico colombiano y la permisividad del Estado frente a la contaminación causada por la minería.

Sin embargo, son Glencore – Prodeco y sus juntas directivas las que han propiciado el vertimiento de metales pesados en aguas, contaminando cada ser vivo con una sentencia tóxica que afecta la biodiversidad de la región y la salud pública. Esto convierte a los vertimientos en un crimen ambiental incalculable que no cuenta con una solución ni un plan de mejora en el futuro próximo.


Este trabajo hace parte de la serie “Exponiendo el ‘lavado verde’ de Glencore”, una investigación desarrollada por El Turbión en Colombia, Danwatch en Dinamarca y MediaContinente en Suecia sobre los impactos ambientales, laborales y de derechos humanos de las operaciones de minería de carbón de la compañía suiza.

Esta investigación ha sido desarrollada con el apoyo de Journalismfund Europe.

Logo de Journalismfund Europe

Asimismo, contó con el apoyo de International Media Support para la etapa inicial de la investigación.

Logo de International Media Support

Si encuentras un error, selecciónalo y presiona Shift + Enter o Haz clic aquí. para informarnos.