NULL

Por: Pedro Echeverría V.

En las elecciones iraníes del pasado 12 de junio el candidato oficialista-populista, Mahmoud Ahmadineyad, recibió el 63,3% de los votos (24,5 millones), mientras que el candidato de la oposición apoyado por los países occidentales, Hosein Mousavi, recibía el 34,2% (3,2 millones). Según se informa, fue una participación de más del 80% del electorado. La oposición, liderada por Mousavi, no aceptó la derrota, declaró fraude electoral y organizó una serie de manifestaciones masivas que desembocaron en actos como quema y destrucción de automóviles, bancos, edificios públicos y confrontaciones armadas con la policía y otras autoridades. Si Mousavi defendiera los intereses del pueblo habría que apoyarlo, pero al defender los intereses de los EEUU debe ser repudiado.

El sistema capitalista ha dependido, en el siglo XX y lo que va de este siglo, del petróleo. Para superar su déficit de petróleo ha tenido que recurrir al control y sometimiento de las fuentes petroleras del Tercer Mundo. Sin embargo, un ciclo de revoluciones y movimientos de liberación de países de Asia, África y América Latina obligó a los países poderosos, encabezados por los EEUU, a intervenciones e invasiones militares, a la instalación de bases militares y a grandes maniobras para conseguir petróleo en la OPEP o fuera de ella. El petróleo, por tanto, no solamente es una mercancía importante sino un elemento de poder mundial. Para asegurar el dominio de ese producto los EEUU están dispuestos a destruir países y masacrar pueblos.

Irán es un país asiático de oriente medio. Fue conocido como Persia hasta 1935 y, aunque hoy en día este nombre sigue siendo válido, Irán es su nombre oficial. Es uno de los países más grandes del mundo y su población es de alrededor de 70 millones de habitantes. Pero, para el poderoso imperio yanqui, lo más importante en estos momentos es su ubicación geográfica, dado que Irán es vecino de Paquistán y Afganistán, en el este; Turkmenistán, por el noreste; el Mar Caspio, por el norte; Azerbaiyán y Armenia, por el noroeste; Turquía e Iraq, por el oeste; y el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán, por el sur. Si en esta batalla electoral Mir Hossein Mousavi, el proyanqui modernizador, llegara a imponerse, los yanquis y el gobierno de Israel dominarían totalmente la zona petrolera.

Estados Unidos, según estudios de Carlos Galindo, en combinación con las despóticas monarquías que gobiernan la zona, mantiene en el Golfo Pérsico más de 20.000 soldados. Más de 1.000 entre Omán, Emiratos Árabes Unidos y Qatar; otros 1.000 en Bahrein, que además alberga al Estado Mayor de la Quinta Flota de la Marina; y 4.800 en Kuwait. Pero, sin duda, el caso más significativo es el de Arabia Saudita, emirato en el que Estados Unidos tiene tres bases militares y más de 5.000 soldados, cazas F-15 y F-16, aviones invisibles F-117 y aviones de espionaje U2 y Awacs. Si exceptuamos la base ‘Príncipe Sultán’, que se encuentra cerca de Ryad, la capital, las dos restantes se sitúan en el inicio o la desembocadura de los dos gasoductos que cruzan el país.

La grandes noticias que la prensa internacional, controlada por EEUU, ha agitado en estas semanas han buscado hacer más grandes las protestas contra la reelección de Ahmadinejad. Si fuera una batalla limpia, encabezada por el pueblo contra el poder imperial del ayatola Alí Jomeini, quizá sería una batalla justa que habría que aplaudir y apoyar; pero la realidad es que Mousavi, antes alto miembro del gobierno de los ayatolas, ahora se ha cambiado de bando y se ha puesto al servicio de los EEUU con el discurso de la modernización, al estilo de aquel sha Reza Pahlevi, que quiso imponerle a Irán la cultura occidental. Por ese motivo, el pueblo iraní no podrá permitir que, por medio de Mousavi, se cuele de contrabando el gobierno imperial de los EEUU.

Irán ha sido, desde principios del siglo XX un gran objetivo de los poderosos países de occidente, así como de los zares rusos. Reza
Pahlevi, por herencia de su padre, se hizo del poder en 1941 y trató de imponer una llamada ‘revolución blanca’, con apoyo de los EEUU, que llevó a la consolidación de una fuerte oposición nacionalista, religiosa y marxista, que fue muy perseguida. A partir de 1978, las universidades y las mezquitas se convirtieron en focos de reafirmación de los valores del islam frente a toda penetración occidental: fueron centros de gigantescas movilizaciones de lo que luego se conoció como el ‘fundamentalismo islámico’. Ruhollah Jomeini, en el exilio, buscaba derrocar al régimen de Pahlevi.

¿Puede el pueblo iraní olvidar la gran revolución islámica de 1978? ¿Aquel enorme descontento popular, que estalló en las manifestaciones que obligaron al sha Pahlevi a huir de Irán, en enero de 1979, al mismo tiempo que Ruhollah Jomeini volvía del exilio? ¿Puede olvidarse, acaso, aquel episodio de cuando el sha se refugió en México, cuando el magnate petrolero Nelson Rockefeller y Henry Kissinger, hombre de confianza de Richard Nixon y luego de Reagan y George Bush, presionaron al presidente Jimmy Carter para que diera una visa de ingreso a los EEUU a su fiel aliado? ¿Aquel 4 de noviembre, cuando un comando de jóvenes estudiantes ocupó la embajada yanqui durante 14 meses y tomó de rehenes a sus empleados, exigiendo al gobierno yanqui que entregaran al sha para juzgarlo por sus crímenes?

Los pueblos de Oriente no son inferiores ni superiores a los de Occidente. Son pueblos con miles de años de historia con costumbres, tradiciones, educación y culturas diferentes. Si en Oriente hay asesinos, ladrones, corruptos, tramposos, etc., quizá en Occidente los haya más grandes o de mayor nivel. La resistencia de los pueblos de Oriente es contra la permanente amenaza de los imperios de Occidente por dominarlos, tal como sucedió con la conquista y colonización europea de América. Occidente destruyó casi totalmente las costumbres, lengua, religión, costumbres, de los pueblos anteriores al arribo de los europeos al continente. A pesar de muchas resistencias de los pueblos originarios, el poderío militar de occidente pretende apoderarse del mundo.

No debe olvidarse que Irán, junto con Corea del Norte, Venezuela, Cuba, China, Iraq y Siria, es uno de los seis o siete países que integran el llamado ‘Eje del Mal’ que el gobierno asesino de los EEUU seleccionó de acuerdo a sus intereses. El gobierno de Obama no ha dado las muestras convincentes para pensar que es distinto al de Bush y los anteriores. Las movilizaciones de Mousavi han sido agrandadas por los medios de información al servicio de los intereses de los EEUU. Hay que estar muy atentos y ser muy críticos. ¿Cuántos cientos de veces hemos sido engañados y manipulados por la prensa mundial que publica y difunde lo
que quiere y silencia todo aquello que no le beneficia? Irán es un punto fundamental de la política mundial y puede determinar su rumbo definitivo.

Si encuentras un error, selecciónalo y presiona Shift + Enter o Haz clic aquí. para informarnos.